El candidato demócrata a la vicepresidencia, convencido de que la Iglesia católica acabará por aceptar el matrimonio igualitario
El compañero de Hillary Clinton en la carrera presidencial y candidato a vicepresidente, Tim Kaine, se ha mostrado convencido de que la Iglesia católica dejará de oponerse en un futuro al matrimonio civil igualitario. Kaine ha asegurado además que su apoyo actual al mismo se funda en parte en su fe católica.
Así lo expresó en la cena nacional de la organización Human Rights Campaign, el pasado sábado 10 de septiembre. “Creo que va a cambiar porque mi iglesia enseña también que hay un creador que, en el primer capítulo del Génesis, contempló el mundo entero, incluida la humanidad y dijo que ‘todo era muy bueno’”, afirmó. A propósito de las famosas palabras del papa Francisco («¿Quién soy yo para juzgar?”) Kaine señaló: “me gustaría añadir: ¿quién soy yo para desafiar a Dios cuestionando la bella diversidad de la familia humana? Creo que se nos supone que debemos celebrarla, no cuestionarla”.
Tim Kaine describió como él mismo ha ido modificando su posición en la materia. De hecho, se opuso al matrimonio entre personas del mismo sexo hasta 2005. El conocimiento personal de parejas del mismo sexo le fue haciendo reconsiderar su postura, aunque vivía un conflicto con las enseñanzas que había recibido. Su familia jugó un papel esencial en el proceso: “mis tres hijos me ayudaron a ver el asunto de la igualdad en el matrimonio como lo que realmente era: tratar a todas las familias con igualdad ante la ley”.
El momento clave para él fueron los debates que tuvieron lugar en Virginia con motivo de una enmienda a la Constitución del Estado para excluir del matrimonio a las parejas del mismo sexo (enmienda aprobada en 2006, y que fue declarada inconstitucional por un juez federal en 2014, antes de que el Tribunal Supremo zanjara el asunto para todo el país en 2015). Por aquel entonces, Kaine era vicegobernador del estado, posición desde la que llegó a escuchar a defensores de la enmienda que esperaban que las personas LGTB se sintieran tan poco acogidas que se marchasen de Virginia: “Cuando escuché a los proponentes de la enmienda describir sus motivaciones, me quedó claro qué posición debería tomar en este asunto”, afirmó.
Un país en el que la religión entra en campaña electoral
Las de Kaine son sin duda unas declaraciones importantes en el contexto de los Estados Unidos, país en el que las creencias religiosas forman parte del debate público y la fe es tema de campaña electoral: muchos católicos del Partido Demócrata se ven en dificultades con temas como el aborto o el matrimonio igualitario (lo mismo ocurre en el lado republicano con la pena de muerte o la política migratoria). En este sentido, las declaraciones del candidato demócrata a vicepresidente son significativas en varios sentidos: suponen un gesto valiente frente a la jerarquía católica (que no tardará en reprobar sus palabras) y frente a los fieles católicos norteamericanos (tradicionalmente votantes en su mayor parte del Partido Demócrata), pero son asimismo importantes por mostrar argumentos religiosos por parte de un un creyente a favor del matrimonio igualitario, contra el “monopolio” que los conservadores han ejercido frecuentemente en el empleo de dichos argumentos.
Igualmente, las palabras de Kaine son un potente altavoz de todos aquellos católicos que —en número creciente según todos los estudios— disienten claramente de la doctrina oficial en materia LGTB.