El Gobierno austriaco, dividido ante el matrimonio igualitario
El Gobierno austriaco de gran coalición entre socialdemócratas (SPÖ) y democristianos (ÖVP) no se pone de acuerdo para impulsar un proyecto de ley de matrimonio igualitario. Si el canciller Christian Kern mostraba su apoyo a la medida hace unas semanas, la ministra de Familia Sophie Karmasin la rechazaba poco después escudándose en una supuesta defensa de los valores de la mayoría católica del país. Mientras tanto, solo se abren paso pequeños avances en la equiparación de derechos.
Austria es uno de los pocos países de Europa occidental (junto con Alemania, Italia y Suiza) que mantiene una definición excluyente del matrimonio en su legislación. En el país alpino se vive una situación de bloqueo sobre este asunto similar a la de la vecina Alemania, con el agravante de que los socialdemócratas austriacos ostentan la jefatura del Gobierno y el ÖVP es la segunda fuerza. Si bien el SPÖ es favorable a la igualdad LGTB, sus representantes en el Gobierno utilizan la reticencia de sus socios conservadores para perpetuar la discriminación. En junio del año pasado, por ejemplo, los Verdes presentaron ante el Nationalrat o Consejo Nacional (la cámara baja del parlamento austriaco) una propuesta de resolución pidiendo la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo que se saldó con el rechazo de las principales formaciones políticas.
Y es que, como denuncian los activistas, las posiciones del SPÖ son incoherentes con su actuación política, como les pasa a sus correligionarios del SPD alemán: sus principales responsables se declaran partidarios del matrimonio igualitario, pero a la hora de implementarlo apelan a la negativa de sus socios conservadores para votar en contra. Entre los miembros del Gobierno, ya se pronunciaron a favor los ministros de Asuntos Sociales y Sanidad, pero el posicionamiento más relevante fue el del propio canciller Kern hace un mes. “Ya es hora de la apertura del matrimonio también para las parejas del mismo sexo”, declaró entonces, aunque está aún por ver que una afirmación tan rotunda se traduzca parlamentariamente.
Pero las declaraciones del jefe del Gobierno, si bien positivas, invitan al escepticismo por las opiniones de otros miembros del consejo de ministros. Por ejemplo, las de la titular de Familia Sophie Karmasin, que rechaza la igualdad matrimonial de todas las parejas con la excusa de la tradición católica austriaca. “Hay que tener en cuenta que el matrimonio, también en un sentido católico, tiene un valor importante para un amplio grupo de población”, afirmaba a principios de este mes. Karmasin se declaró partidaria de una regulación segregadora pero que “no discrimine” a las parejas del mismo sexo. Está por ver si el canciller hace valer su postura o, ante la división de opiniones, se impone el inmovilismo como hasta ahora.
Avances forzados por los tribunales
Los avances en el reconocimiento de los derechos LGTB en Austria se han alcanzado principalmente a partir de sentencias judiciales: el Tribunal Constitucional falló en 2014 a favor de permitir a las parejas de mujeres acceder a los tratamientos de reproducción asistida y en enero de 2015, de la adopción conjunta homoparental. Anteriormente, la ley de uniones civiles aprobada en 2009 ya había sido modificada a instancias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) para regular la adopción de los hijos biológicos del compañero del mismo sexo.
El último logro ha sido la apertura de los registros civiles (Standesamt) a las parejas del mismo sexo que quieran formalizar su unión, como ya se hace en el caso de las bodas heterosexuales. La reforma permitirá que las uniones civiles no tengan que celebrarse en las dependencias del jefe del distrito correspondiente o en los juzgados, como hasta ahora. Un cambio que se ha producido también gracias al recurso que presentaron dos de estas parejas ante el TEDH, que instó al Gobierno austriaco a explicar el porqué de esta situación discriminatoria.