La AfD, el partido alemán de derecha populista, consigue de nuevo la segunda posición en unas elecciones regionales
La fortaleza de Alternativa para Alemania (AfD), el partido de derecha populista y xenófoba, no da muestras de decaer. En las elecciones al Parlamento regional del estado de Mecklemburgo-Antepomerania, la formación se ha alzado con la segunda posición, solo por detrás de los socialdemócratas del SPD. La derechización de la política alemana de la mano de un partido con claros tintes homófobos y tránsfobos es una mala noticia para la igualdad LGTB de cara a las elecciones federales que se celebrarán de aquí a un año.
Nuevo triunfo de la AfD, partido fundado hace tres años y que ha puesto patas arriba la política alemana. La formación ha superado el 20% de los votos en las elecciones al Parlamento de Mecklemburgo-Antepomerania, según las encuestas a pie de urna. El resultado es especialmente simbólico por ser la primera ocasión en la que supera a la CDU de la canciller Angela Merkel. La AfD llega así de nuevo en segunda posición en un estado de la antigua Alemania Oriental: el pasado marzo logró un inesperado 24,2% de los votos en la vecina Sajonia-Anhalt, además de entrar con fuerza en otras dos legislaturas regionales. El partido derechista va consolidando así su presencia en las instituciones, con la vista puesta en las próximas elecciones generales que tendrán lugar en septiembre de 2017. Las encuestas le pronostican ya en torno al 12% de los votos.
El ascenso continuado de la AfD es una pésima noticia para la comunidad LGTB. La formación se apuntó con entusiasmo al movimiento homófobo Demo für alle, un calco de la francesa Manif pour tous que lucha contra la educación en la diversidad afectivo-sexual en las escuelas alemanas. El plan educativo propuesto por el Gobierno regional de Baden-Wurtemberg provocó la ira de los ultraconservadores por incluir entre sus objetivos la “aceptación de la diversidad sexual”. La Demo für alle llevó a cabo una serie de manifestaciones en las cuales participó activamente el partido populista. Otras dos muestras de sus posiciones contrarias a los derechos LGTB fueron invitar a un defensor de los homófobos en Francia y Rusia como Jürgen Elsässer a un acto de su partido o reafirmar su posición contraria a la adopción homoparental.
Decididamente escorada hacia los planteamientos más derechistas bajo la dirección de Frauke Petry, la formación también ha hecho causa común con el movimiento islamófobo Pegida. Con el debate sobre la llamada crisis de los refugiados todavía candente, la AfD obtuvo sus mayores éxitos hasta la fecha en las elecciones regionales celebradas en marzo de este año. Además de su sorprendente resultado en Sajonia-Anhalt, ascendió al tercer lugar en Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado, con un 15,1% y un 12,6% respectivamente.
Plenamente establecidos como un nuevo actor de la política alemana, la AfD presentó también en marzo su programa marco para las próximas citas electorales. Un documento que subraya el carácter reaccionario de la formación y que, en materia LGTB, pone por escrito lo que ya venía defendiendo en las calles. A saber, el “reconocimiento de la familia tradicional” formada por “padre, madre e hijos” como “el ideal”, o el rechazo a la enseñanza de la diversidad afectivo-sexual y a la perspectiva de género: “nuestros hijos no deben convertirse en el juguete de una ruidosa minoría sexual”.
Unos meses después, un diputado del parlamento regional de Sajonia-Anhalt lanzaba una exclamación, matizada después, a favor del encarcelamiento de la población LGTB en Alemania. No era la primera vez que ocurría algo así: en abril de este año, otra representante de la AfD sugería que los hijos de las parejas del mismo sexo son más propensos a convertirse en criminales. Curiosamente, en las elecciones de este domingo en Mecklemburgo-Antepomerania ha resultado elegido un diputado abiertamente gay de la lista de AfD. Thomas de Jesus Fernandes se ganó en enero el veto a la entrada en la organización LGTB Klub Einblick por su apoyo a los postulados contra la “ideología de género”, lo que demuestra que la LGTBfobia no parte solo de las personas heterosexuales cisgénero.
En resumen, una formación que, de confirmar su consolidación, traerá consigo una derechización de la política alemana y abrirá un panorama aún más sombrío para los derechos LGTB en el país más poblado y económicamente poderoso de la Unión Europea.