Paloma del Río (periodista): «En todas las casas hay alquien que tiene que callarse algo»
Es madrileña, tiene 55 años y, sin duda, se ha convertido en la voz más reconocible del periodismo deportivo español. Amante del deporte en general, los únicos que no le gustan son el cricket y el fútbol. Reconoce que le gustaría retirarse en algún lugar del Sur de España: “Marcharme a vivir a un lugar tranquilo, con playa y buena temperatura, porque Madrid ya me agobia mucho”.
Es la periodista que más Juegos Olímpicos ha cubierto, trece ya. ¿Presume con los colegas?
Pues no, porque como solo les interesa el fútbol… [risas]. Normalmente, a los periodistas en general lo que más les llama la atención es el fútbol. El dedicarte a los deportes minoritarios y al olimpismo…
Pocas mujeres aparecen entre «los homosexuales más influyentes» del país. ¿Agradecida y emocionada?
Sí. Yo siempre he tratado de vivir de la manera más natural, cotidiana y espontánea. Para mí es una normalidad, completamente. Entiendo que para muchas personas no lo sea y tengan sus recelos, sus miedos y sus temores. Yo nunca me he escondido de nadie y eso, a lo mejor, ha hecho que pudiera servir un poco de referente para mujeres o chicos que puedan tener problemas de identidad o miedo de salir a la escena y vivir su vida y sus amoríos con quien le parezca.
Siendo becaria sufrió cierto acoso en el trabajo por culpa de algún compañero baboso. ¿Abundan los dulzones?
Ten en cuenta que yo llevo treinta años en la tele. La libertad con la que ahora nos movemos y la normalidad con que las mujeres se han metido en el mundo del periodismo deportivo no es la misma que hace treinta años. Entonces, el mundo del periodismo deportivo estaba copado por hombres que veían a la mujer como un ser inferior. Como ‘tú dedícate a las revistas del corazón o a la información social o política’. Los más veteranos eran un poquito reacios y te miraban con cara rara. Han pasado treinta años y ahora no lo consentiría de ninguna manera.
¿Cuándo ve la competición desde casa, es de las que se desahoga poniendo verdes a los jueces?
No, porque les conozco. Cuando hay competiciones de las que yo transmito, primero, las estoy transmitiendo, no las veo como espectadora. Pero en otros deportes que yo no transmito, como pueden ser la sincronizada o los saltos, u otros deportes subjetivos, sí veo que se producen notas que es difícil entender lo que hacen.
Fue auxiliar de clínica en su juventud. ¿Qué tratamiento le pondría a RTVE?
¡Uy! Un tratamiento de choque ahora mismo. Lo más inmediato posible. Pero no está en nuestras manos. Los que trabajamos allí desde hace tanto tiempo y tenemos una oposición sacada no tenemos en nuestro poder nada, más que venir a trabajar y hacerlo lo mejor posible. La desaparición de la publicidad ha supuesto una merma impresionante de ingresos y estar en manos de terceras personas. En este caso, de los parlamentarios y del gobierno de turno.
Dice que son un grupo al que hay gente que le tiene muchas ganas. ¿Quiénes?
Todo el mundo critica a TVE pero luego cuando le hacen una propuesta de venir a trabajar a TVE vienen encantados. Personas que han trabajado en cadenas privadas y en otras públicas, estoy segura de que les gustaría venir a trabajar aquí. Aunque se puedan mejorar muchas cosas. Cuando esta casa se pone con todas sus herramientas y unidades móviles en marcha a hacer un proyecto y cobertura de algún acontecimiento, en ese momento sale lo mejor de nosotros y somos imparables.
“Entre fútbol y otra alternativa, casi siempre escojo otra alternativa”. ¿Cuál?
Cualquier otra cosa antes que fútbol. No me entretiene el fútbol y me entretiene mucho menos todo lo que rodea al fútbol. Todos estos programas, que tienen su público y a los que yo respeto, que están lanzando y moviendo ideas que no sabes si son verdad o no, esas tertulias que se forman en las que se habla de todo y solo se habla de cosas, a veces, insustanciales… Yo sé que sirven de entretenimiento, que son muy fáciles de ver y muy baratos de hacer, pero a mí este tipo de tertulias no me interesan. Como tampoco me interesa la temática… Yo prefiero otros deportes como pueden ser el golf, el rugby, el baloncesto, deportes olímpicos…
Por más que lo intento, no logro distinguir un tipo de salto de otro en el patinaje artístico. ¿Es grave lo mío?
No, es normal. En el patinaje es muy difícil diferenciar los saltos, porque el patinador va sobre una cuchilla que tiene dos filos y dependiendo de cómo entre con un pie o con el otro, se llama de una manera o se llama de otra. En realidad son seis saltos pero se pueden combinar unos con otros, con lo cual, parece que hay más. Pero el 95% de la población de España no distingue los saltos de patinaje. Salvo aquellos que lo han estudiado o lo han practicado.
Me quedo más tranquilo. ¿Ese ‘¡Ahí va!’, tan característico suyo, le sale de forma natural, también en casa?
Sí, y en cualquier cosa. Yo en las transmisiones soy tan espontánea como soy en la vida normal.
Está costando que España acoja unos nuevos Juegos Olímpicos. Con lo que nos gusta un chanchullo a los españoles, ¿no habría forma de comprar al COI? Igual un sobrecito…
No. No es que compres al COI. Es que los miembros que deciden del Comité Olímpico Internacional son empresarios y ellos buscan negocio. Y unos juegos donde haya austeridad y no haya muchas posibilidades de hacer negocio a ellos no les interesan. Ellos valoran sobre lo que les presentan las candidaturas y sobre eso deciden. Unas candidaturas como las de Londres 2012 y la de Río 2016, que han sido virtuales completamente, lo han pintado bonito, pero haciendo dibujos todos podemos mejorar la situación y la expectativa muchísimo. Otra cosa es luego la realidad. Madrid presentó candidaturas reales, con edificios reales construidos ya y eso no pudo con la realidad virtual de Río, por ejemplo. Y ahora estamos viendo lo que está pasando, que vienen las prisas…
¿Dónde ve más corrupción, entre los jueces de las competiciones que retransmite o en el PP?
En todas las casas hay alquien que tiene que callarse algo. No solo en los jueces de gimnasia y en los políticos, en general. En todos los sitios siempre hay alguien que dice una cosa y hace otra. Y yo flipo con los periódicos todos los días. Yo creo que cuando llega un momento que estás ahí arriba pierdes un poco la integridad, la manera de hacer las cosas. No sé si es que piensas que una vez que estás arriba y tienes poder ya eres intocable y no te va a pasar nada, hagas lo que hagas.
Confiesa que todos los periodistas están un poco zumbaos. ¿Hacen terapia colectiva?
No, no. Yo creo que cada uno tiene que hacer su terapia personal. Estamos obsesionados con la información. Llega un momento que tú estás pendiente de la radio, de la televisión y ahora de Twitter y Facebook. Pones la radio a las horas en punto para oír los informativos de una radio y de otra, pones los telediarios, ves una cadena y ves otra, si te ves el de las dos luego te ves el de las tres para comparar… Es un poco paranoica la obsesión por tener tanta información. Y, además, ahora las redes sociales lo que te facilitan es tener todavía más fuentes de información, con lo cual ¡más chalaos perdidos!.
“Me encantaría hacerme un selfie con el grupo ABBA porque me pone a cien”. ¿Se lo hizo mirar?
No. ¡Es que me gustan mucho! A mí me animan mucho estos chicos. Siempre me ha gustado mucho su música y, cuando estoy así de capa caída, me pongo ABBA y canto todas sus canciones. Al final, de tanto repetirlas, terminas por aprenderte las letras, con lo cual, te va animando el día.