Según el presidente de la Conferencia Episcopal, a los homosexuales hay que acogerlos con respeto porque «bastante cruz llevan ya»
Lejos quedan los obispos españoles no ya solo de los representantes de otras iglesias cristianas que han asumido plenamente la inclusión de las personas LGTB, sino de algunos de sus compañeros católicos de otros países a la hora de referirse a la realidad LGTB. Incluso cuando pretenden tener palabras algo más amables de lo habitual acaban por resultar ofensivos o grotescos. Es lo que le ha sucedido al cardenal arzobispo de Valladolid y actual presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, según el cual hay que acoger «con respeto» a los homosexuales… porque «ya llevan una buena cruz el que lo lleva y su familia» [sic].
Las peculiares declaraciones de Blázquez tuvieron lugar este lunes durante su intervención en unas jornadas de reflexión celebradas en el Seminario Conciliar de Madrid sobre «la belleza del amor matrimonial» en la exhortación papal Amoris Laetitia. Un texto del que nos hicimos eco hace varios meses y en el que el papa Francisco reafirmaba, entre otras cosas, la doctrinal oficial de la Iglesia católica en materia LGTB. Al hilo de lo allí contenido, Blázquez se preguntaba si la humanidad «se distribuye entre homosexuales y heterosexuales». «No, se distribuye sabiamente entre varones y mujeres», respondía, como si una cosa tuviera que ver con otra… Blázquez aseguraba además, respecto a las personas con «tendencias homosexuales», que tal y como dice el papa hay que acogerlas «con respeto» y «evitando toda discriminación injusta». «A veces, en nuestros pueblos cuántos motes hemos puesto a estas personas, cuando ya llevan una buena cruz el que lo lleva y su familia», añadía para reforzar su argumento, dando a entender qué el mismo se han referido de forma homófoba a otras personas…
Blázquez también aseguraba que «cuando se intenta separar el género del sexo me parece poco serio, porque la sexualidad no es solo genitalidad, también es una forma especial de sentir. Esta cuestión no se resuelve con una operación quirúrgica, es de otro orden». Una afirmación para empezar contradictoria, pero que además contiene elementos que casi parecen formar parte de la por ellos tan denostada «ideología de género». Por supuesto que una cosa es la genitalidad y otra la sexualidad. Y respecto a que el género «no se resuelva» con una operación quirúrgica, parece que el cardenal Blázquez ignora que en efecto hay mujeres con pene, hombres con vagina… y que no todas las personas trans se someten a reasignación genital sin que por ello su identidad sea menos femenina o menos masculina.
Más «convencionales», pero no por ello menos burdas, son sus declaraciones sobre los «lobbies» que «reivindican una libertad absolutamente» y después son «absolutamente cerrados a la libertad de otros» o su crítica a los supuestos «centros de gestación de legislación para todos los países, que a veces lo ponen como condición para recibir subvenciones» (lo cierto es que no acabamos de entender muy bien a qué se refiere con esta frase).
Dejando de lado la realidad LGTB, Blázquez también ha criticado las técnicas de reproducción asistida, el divorcio y las relaciones prematrimoniales. «¿Entonces los hijos ya se van a fabricar en un laboratorio?», se ha preguntado. «No», se respondía él mismo, ignorando que de hecho existen ya miles de personas que en su momento fueron gestadas gracias a estas técnicas. Sobre el divorcio, ha lamentado que hoy día el procedimiento sea más sencillo que hace años, y sobre su preocupación por el hecho de que hoy día las parejas convivan sin estar casadas ha puesto el ejemplo de su propio sobrino (no sabemos si le hará mucha gracia que su tío hable en público de su vida privada…).
Lejos de los cardenales más aperturistas
Las declaraciones de Blázquez no nos sorprenden especialmente: ya tras sustituir a Antonio María Rouco Varela en la presidencia de la Conferencia Episcopal Blázquez criticó el matrimonio igualitario. En cualquier caso, al arzobispo de Valladolid se le considera un «moderado», especialmente en comparación con su precedesor. Pero declaraciones como estas dejan bien claro lo lejos que se sitúa de los cardenales más aperturistas a la realidad LGTB, como Christoph Schönborn (arzobispo de Viena), Rainer Maria Woelki (arzobispo de Berlín), Jozef De Kezel (arzobispo de Malinas-Bruselas) o Blase J. Cupich (arzobispo de Chicago), de los que hablábamos hace pocos días. Parece que habrá que seguir esperando para ser testigos de una renovación profunda de la jerarquía católica española.
Los que vivimos en países de tradición judeocristiana claro que llevamos una cruz. La que nos clava esta dañina carcundia intentando revestirla de paz y amor… puaj
Una cruz se lleva en aquellos países donde la tradición abrahámica (judío, cristiano, musulman) es fundamentalista. Lamentable las declaraciones del peculiar presidente de la Conferencia Episcopal, ojalá no contribuya a la violencia y al odio con su manera peculiar de decir las cosas , populachera y digerible, facil de confundir a los distraidos o ligeros de pensar.