Un joven de Brihuega (Guadalajara) denuncia que párroco y obispado no le permiten pertenecer a la junta de su cofradía debido a su orientación sexual
Guillermo Domínguez, un joven de 25 años vecino de Brihuega, ha denunciado públicamente que su párroco, Mariano Marco, con el consentimiento expreso del obispado de Sigüenza-Guadalajara, le ha prohibido formar parte de la junta directiva de la Cofradía de la Virgen de la Peña debido a su orientación sexual, y ello pese a que su candidatura había siendo aprobada por la propia junta tras un primer intento del párroco de vetarle.
El colectivo Wado LGTBI+ de Castilla-La Mancha, que ha difundido la denuncia en redes sociales y en un comunicado de prensa, considera que lo sucedido con Domínguez es un acto de desprecio que no puede tolerarse. «Es una aberración que este tipo de actos queden impunes», ha declarado su presidente, Ignacio de la Iglesia. «Y aunque vetar a alguien por su orientación sexual es ya un caso grave de discriminación por LGTBIfobia, no entendemos que además desde la Iglesia se puedan hacer estos vetos en organizaciones seglares», ha añadido.
Agustín Bugeda, vicario de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, ha confirmado que en efecto se ha vetado la incorporación del joven cofrade a la junta directiva, negando que ello se deba a su orientación sexual sino a que «no respeta las normas de la Iglesia», en referencia a su relación de pareja. Bugeda, en ese sentido, ha asimilado su situación a la de un cofrade heterosexual que viva en pareja sin estar casado por la Iglesia. Argumento que tampoco convence al presidente de Wado. «Si fuéramos realistas y estrictos según se postulan, incluso aquellas personas que vivan en matrimonio y lleguen a usar métodos anticonceptivos en sus relaciones sexuales tampoco podrían formar parte porque la Iglesia considera que el sexo solo tiene un objetivo: la procreación», ha declarado. «El daño, no solo del cofrade, sino de cualquier persona que se sienta identificada con él, está ya hecho», ha añadido.
Wado LGTB+ ha pedido además que tanto el Ayuntamiento de Guadalajara como el de Azuqueca de Henares dejen al obispado de Sigüenza-Guadalajara sin ningún tipo de subvención pública, colaboración económica o partida publicitaria, en aplicación de las respectivas mociones que en materia LGTBI y de diversidad de género aprobaron este año ambos municipios y en las que estos se comprometían a sancionar a las personas jurídicas que no respetasen la diversidad afectivo sexual.
Insertamos a continuación el texto de la carta en la que Guillermo Domínguez, muy afectado por lo sucedido, denunciaba la discriminación de la que ha sido objeto por parte de una Iglesia de la que se siente parte integrante desde su más tierna infancia:
El Evangelio es un mensaje universal de amor que acoge a todos y en su tiempo fue una lección de vida para los que convivieron con Cristo.
Mi madre y mi abuela me educaron en la Fe Cristiana y Católica y en el amor a la Virgen de la Peña. En mi Parroquia fui bautizado, recibiendo el Espíritu Santo en ese acto de amor que Dios nos brinda, en mi Parroquia recibí la Primera Comunión en acto consciente y motivado siempre por el amor a Dios, después recibí el Sacramento de la Confirmación a través del cual adquirí el compromiso de que en mi corazón, Dios no dejaría nunca de habitar, también fui catequista en mi Parroquia, Santa María de la Peña, comprometiéndome a educar en la Fe a los más pequeños con la intención de que Dios hiciera tan feliz a estos niños y niñas como a mi me ha hecho.
En el mes de agosto de este año, 2016, decidí presentarme a la Junta directiva de la Virgen de la Peña, queriendo dar un paso más en mi compromiso con la Fe y queriendo servir a todos los Cofrades.
Presente mi solicitud en tiempo y forma, motivado siempre por el amor a Nuestra Patrona.
El día 22 de agosto, según la costumbre y después de la Misa de la Octava, se procedió a celebrar la Asamblea en la que se plantearon las candidaturas de los nuevos aspirantes que formarían parte de dicha Junta Directiva, este año eran cinco miembros salientes solos e habían producido cinco solicitudes para formar parte de ella, entre las que se encontraba mi solicitud, siendo un acto más de compromiso con la Iglesia de la que formo parte.
En dicha Asamblea, el Párroco de Santa María, Don Mariano Marco Escolano, informó que de las cinco candidaturas, cuatro eran aptas y una no lo era, siendo la no apta la que corresponde a mi persona, Guillermo Domínguez Llorente. La razón principal es que, según él, yo no vivo acorde con la moral cristiana. Para mi, ser cristiano se resume en el amor a Cristo y en el amor al prójimo, base esencial del Cristianismo y del Evangelio. Cristo no vino a juzgar a nadie sino a acoger a todas las personas.
Después de mucho debate entre las personas que allí se encontraban, se decide que la Junta Directiva será la que votará y decidirá si yo finalmente entraría a formar parte de ella, siendo, por siete votos a favor, aceptada mi entrada en la nueva Junta Directiva, así consta en el acta de dicha asamblea.
Hoy, dos de octubre se ha celebrado la primera reunión de e la Junta Directiva, de la cual yo formo parte, para elegir los cargos que la conforman, y nuestro Párroco, don Mariano Marco Escolano, me ha dicho que no podía formas parte de la Junta de la Cofradía porque había hablado con el Obispado y me habían denegado formar parte de la misma, solo pide la misma seriedad con la que yo he planteado mi candidatura y se me responda por escrito. También me gustaría que todos los miembros de la Junta Directiva conozcan los estatutos que la rigen porque es su obligación y así se darán cuenta de tal injusticia.
Parece mentira que en pleno siglo XXI continuemos sin reconocer a Jesús entre nosotros, si él hubiera estado presente no lo hubiera permitido, me hubiera acogido y me hubiera puesto a su derecha.
Guillermo Domínguez Llorente
En definitiva, el enésimo episodio de discriminación a una persona LGTB en el seno de la Iglesia católica. Episodios de los que desde dosmanzanas seguiremos haciéndonos eco y denunciando. En primer lugar, por solidaridad con alguien que en un aspecto tan preciado de su vida personal ha sido discriminado solo por ser, no lo olvidemos, abiertamente LGTB. Pero incluso más allá de las creencias religiosas de cada uno y de las organizaciones a las que quiera o no adherirse, no consideramos admisible que una institución con personalidad jurídica, y la Iglesia católica lo es, pueda discriminar a uno de sus miembros por su orientación sexual o su identidad o expresión de género. Tan simple como eso.