Al este de Lesbos: críticas de «Bar Bahar. Entre dos mundos» y «La doncella (The Handmaiden)»
Si algo nos ha enseñado el cine asiático (con las artes marciales como excepción que confirma la regla) es que al este del mundo todo se vive con más calma. Quizá por ello, la aceptación de la realidad LGTB está evolucionando de un modo bastante lento incluso en países tan desarrollados como Japón o Corea del Sur, con Tailandia y Taiwán como los enclaves más razonables al respecto. A estos dos últimos países pertenecen precisamente los dos realizadores asiáticos LGTB por excelencia: el tailandés Apichatpong Weerasethakul y el taiwanés Tsai Ming-liang, pero ambos se han centrado hasta el momento en la sexualidad que conocen mejor: la homosexualidad masculina. A raíz de esto, la cinematografía LGTB femenina es peligrosamente escasa, lo que convierte a la convivencia actual de la israelí Bar Bahar y la surcoreana La doncella en nuestra cartelera en un acontecimiento sin precedentes que merece ser celebrado como culminación a un 2016 especialmente rico para ellas durante el que también han visto la luz comercialmente en nuestro país cintas tan distintas e interesantes como The Duke of Burgundy [crítica], El verano de Sangaile [crítica], Un amor de verano [crítica], Julie [crítica] y, por supuesto, Carol [crítica].
Como la cinta más laureada del pasado Festival de San Sebastián [crónica] (Premio TVE “Otra Mirada”, Premio de la Juventud y Premio Sebastiane), Bar Bahar. Entre dos mundos (Bar bahr, 2016) tenía asegurado el estreno en nuestro país, pero debemos agradecer a Golem el habérnosla traído tan rápido. Maysaloun Hamoud escribe y dirige su primer largometraje haciendo honor a un mundo que conoce muy bien: el de las mujeres palestinas que tratan de abrirse paso en una sociedad israelí mucho menos inclusiva de lo que debería. Las debutantes Mouna Hawa, Shaden Kanboura y Sana Jammalieh encarnan a tres jóvenes obligadas a luchar día a día por vivir sus vidas tal y como desean vivirlas: todas buscan el amor, sí, pero añoran todavía más una libertad que parece escapárseles entre los dedos a cada paso que dan. Ser homosexual conlleva, como siempre, un problema añadido, si bien el resto tampoco lo tiene fácil para burlar un destino que parece forzado a imponérseles. El corazón de la cinta es, por consiguiente, oscuro y desgarrador, pero la directora opta por un tratamiento cariñoso y atrayente que, lejos de regodearse en el inevitable sufrimiento de sus tres protagonistas, fomenta los momentos más acogedores a partir de la bella amistad que estas desarrollan, la cual muestra ser el arma más poderosa de todas. Se echa en falta mayor desarrollo de personajes que a veces rozan el arquetipo, así como una puesta en escena más arriesgada, pero el candor y la valentía desprendidos por la propuesta la vuelven, pese a ello, plenamente satisfactoria.
Estrenada en el prestigioso marco de la Sección Oficial del último Festival de Cannes, La doncella (The handmaiden / Ah-ga-ssi, 2016) es innegablemente uno de los grandes films del año. Tras probar suerte en Hollywood con la sugerente Stoker (2013), Park Chan-wook ha vuelto a su Corea natal para llevar libremente del papel a la pantalla la novela Fingersmith (Sarah Waters, 2002), la cual ha trasladado de la época victoriana británica (1837-1901) al contexto de Corea dominada por Japón (1910-1945), con todo lo que la adaptación (que corrió a cargo de él mismo junto a su habitual colaborador Jung Seo-kyung) conlleva. Irónica, perversa y seductora, la película juega con las vengativas intrigas que convirtieron a su creador en uno de los cineastas más cotizados del mundo gracias a Oldboy (2003), pero goza de una sensibilidad insólita gracias a la química entre Kim Min-hee y la debutante Kim Tae-ri, quienes protagonizan uno de los romances lésbicos más interesantes que se recuerdan. Ambas devoran cada plano, lo cual tiene gran mérito considerando el hipnótico trabajo visual ofrecido por la suma del diseño de producción de Seong-hie Ryu (receptor del Premio Técnico de Cannes), el vestuario de Sang-gyeong Jo, la fotografía de Chung Chung-hoon, el montaje de Sang-beom Kim y la música de Yeong-wook Jo, todos ellos habituales colaboradores de Chan-wook. Entre el Deseo, peligro (2007) de Ang Lee y la reciente The Duke Of Burgundy [crítica], La doncella sume al espectador en una experiencia pasional inolvidable, acercándose al sexo y la violencia desde una óptica tan directa como elegante. El resultado es, sencillamente, inolvidable.
Bar Bahar y La doncella constituyen dos modos muy diferentes de abordar el feminismo y el lesbianismo. Mientras la primera ofrece un retrato social tan candoroso como realista de tres mujeres que no dejan que la opresión de un mundo de hombres las aparte de la felicidad, la segunda envuelve hipnóticamente a dos mujeres poderosas y sibilinas para las que la feminidad constituye un arma con la que conseguir sus urdidores propósitos. Bar Bahar es un producto más humilde y comercial dispuesto a conquistar vuestro corazón, mientras que La doncella marca un antes y un después en la arriesgada carrera de sus creadores que dará fascinantes frutos a quienes se atrevan a enfrentarse a ella. En cualquier caso, ambas son excelentes; creedme, merecen vuestro tiempo.
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Acerca del Author
JuanRoures
Escritor y activista, hablo de cine en 'La estación del fotograma perdido', de dudas lingüísticas en '¿Cómo se dice?' y de cultura LGTB en 'dosmanzanas' (sección: 'Apolo vive enfrente'). He publicado la novela 'Bajo el arcoíris' y dirigido el cortometraje 'Once bitten, twice daring', ambos de temática gay. También soy corrector ortotipográfico y de estilo. Trabajo en la UAM.