"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Un joven brasileño se presenta a su graduación de un instituto militar vestido de mujer, como protesta por la homofobia sufrida

Un joven brasileño se ha presentado a la ceremonia de graduación de un instituto militar vestido con ropas femeninas, como forma de protesta por la homofobia que ha sufrido por parte del estamento militar desde sus estudios de secundaria. Posteriormente, ha publicado en las redes sociales una profusa y elocuente denuncia sobre la LGTBfobia en las Fuerzas Armadas de Brasil.

Talles de Oliveira Faria es un alumno del Instituto de Tecnología Aeronáutica de las Fuerzas Armadas brasileñas (ITA). Anteriormente había cursado sus estudios secundarios en una academia militar (la Escuela Preparatoria de Cadetes del Aire o EPCAR), y ya desde entonces se le hizo patente la homofobia tanto de sus compañeros como de los mandos.

Por aquel entonces ocultó su orientación sexual, por temor a ser expulsado y a la repercusión que tendría para su familia. Pero cuando ingresó en el ITA decidió dejar de ser invisible. Y tuvo que sufrir las consecuencias en forma de burlas, violencias y presiones. Por ello, en la ceremonia de graduación que tuvo lugar el pasado 17 de diciembre decidió presentarse vestido con ropas femeninas y maquillado, como forma de protesta y denuncia de la homofobia sufrida. Lo podéis ver en el siguiente vídeo:

El martes siguiente, publicó en su cuenta de Facebook el siguiente texto, que cuenta su historia y denuncia la LGTBfobia imperante en el ejército. No se puede ser más elocuente:

(Sobre mi actuación en la ceremonia de graduación del ITA del sábado)

Desde los 12 años, siempre escuché cosas maravillosas sobre el ITA. Sobre que era la mejor universidad del país, sobre la posibilidad de recibir dinero durante la graduación, sobre la cantidad de oportunidades que se abrían al elegir esa facultad. El ITA era mi gran sueño. No sabía que sería la mayor decepción de mi vida.

Durante la enseñanza secundaria estudié en una escuela militar de Aeronáutica (la EPCAR), a la que ya acudí con mucho miedo a que descubriesen mi orientación sexual, me expulsasen, y que en mi familia, que por aquellos tiempos no la conocían, descubriesen que había sido expulsado debido a mi orientación sexual. Sería una gran tragedia, ya que en aquella época sentía vergüenza de ser LGTB.

Yo no conocía ningún reglamento de aeronáutica, ni lo necesitaba para saber que había un ambiente homofóbico. Desde pequeño, las personas nos enseñan que ser LGTB es vergonzoso y nos lleva mucho tiempo superar esas heridas.

Sentí cómo la homofobia se desarrolla en la Fuerzas Armadas por medio de la invisibilidad, las burlas y la expulsión de quienes se atreven a abrirse en cuanto su orientación sexual. Así, pasan los años y los homosexuales allí presentes se ven obligados a llevar una vida marginada y escondida, para que no los descubran y los eliminen. Invisibles, viven sus vidas.

Llegué al ITA y decidí que ya tenía suficiente. O me aceptaban como soy, o serían expuestos como lo que son. No me aceptaron, me violentaron, se rieron de mí, intentaron que me volviera invisible. Que vuestra exposición os haga cambiar, porque yo voy a seguir queriéndome y haciéndome presente en el mundo exterior.

Aun así es muy difícil para muchas personas visualizar a las Fuerzas Armadas como una institución homófoba. Para ellas, vamos a exponer el siguiente tutorial sobre ser LGTB en las Fuerzas Armadas:

Tema 1.

La Aeronáutica no es homófoba, pero no había ninguna persona LGTB que lo asumiera en toda la EPCAR cuando entré en 2009. Más de 900 alumnos, ninguno LGTB. Todos los chicos hablaban solo de chicas y se enamoraban solo de chicas.

La Aeronáutica no es homófoba, pero se burlaban de los estudiantes más afeminados. Ser afeminado es ser marica, y de los maricas hay que burlarse. Nadie quiere ser objeto de burla, nadie quiere ser LGTB.

La Aeronáutica no es homófoba, pero en todas las escuelas militares sabíamos del caso de un alumno homosexual en la escuela de la Marina. Motivo de burla durante años.

La Aeronáutica no es homófoba, pero cierto profesor militar de cierta academia elitista era conocido por todos sus alumnos por sus discursos de odio contra los LGTB en sus clases.

La Aeronáutica no es homófoba, pero sería el fin de las Fuerzas Armadas que se crease un colectivo LGTB en la Academia de la Fuerza Aérea (AFA).

La Aeronáutica no es homófoba, pero los instructores y militares en puestos de poder desean tener vacaciones con sus amantes femeninas, hacen bromas de burdeles y cuando hablan de los homosexuales es para reírse y decir que “llave con llave no abre puerta”.

La Aeronáutica no es homófoba, pero existe un profesor que para explicar los transistores cree preciso hablar de transistor macho y transistor hembra y que no existe término medio.

La Aeronáutica no es homófoba, pero “no hay electrones tristes, no hay electrones con problemas psicológicos, no hay electrones gais”, según cierto profesor.

La Aeronáutica no es homófoba, pero todos mis amigos LGTB se morían de miedo a que los descubrieran y los expulsaran.

La Aeronáutica no es homófoba, pero cuando en la EPCAR descubrieron que dos amigos míos estaban enamorados, a uno le aplicaron el Código de Honor y al otro lo empezaron a perseguir con castigos.

La Aeronáutica no es homófoba, pero cuando los alumnos LGTB fueron descubiertos, los discursos de odio salieron del armario. Los amigos se apartaron, les dieron la espalda. Ese sentimiento es terrible, perder a alguien que te importaba y que creías que se preocupaba por ti, debido a su orientación sexual.

La Aeronáutica no es homófoba, pero durante una formación militar alguien soltó “¿Sabéis dónde está fulano (un alumno abiertamente LGTB)? Debe estar chupando pollas por ahí”. Todos se rieron. Se denunció. Nadie oyó nada. Caso cerrado.

La Aeronáutica no es homófoba, pero se burlaban e imitaban los gestos y la voz de nuestro comandante, porque pensaban que era marica. Si lo es, nadie lo sabe, seguirá siendo invisible y objeto de burlas, pero la Aeronáutica no es homófoba.

El heterosexual es expuesto, es divertido, es público, es decoroso, es moral y ceñido a las buenas costumbres.

El homosexual es vergonzoso, debe permanecer escondido y solo ser mencionado para burlarse. El homosexual es depravado, es asqueroso, es irrespetuoso.

La Aeronáutica no es homófoba, pero cuando los cadetes de la Academia de la Fuerza Aérea supieron que había alumnos abiertamente homosexuales, prometieron hacer que nos expulsaran a todos. “Os vamos a hacer rogar que os dejemos marchar.  Aquí no hay maricas. Vais a hacer flexiones hasta que pidáis que os dejemos ir”. Y así ocurrió.

La Aeronáutica no es homófoba, pero cuando los abiertamente homosexuales se atrevieron a ir a la AFA, fueron perseguidos por cadetes elegidos para ser “líderes”. Escucharon “sé que eres marica y haré que me ruegues que te expulsen”.

La Aeronáutica no es homófoba, pero nuestro amigo, el cadete más antiguo de la Academia de la Fuerza Aérea, que no había asumido su orientación sexual, prometió que trataría de impedir que otros cadetes persiguieran a nuestro amigo abiertamente LGBT que se atrevió a ir a la Academia.

La Aeronáutica no es homófoba, pero teñirse el pelo es cosa de mujeres. Oscurécete el pelo y vuelve mañana.

La Aeronáutica no es homófoba, pero vamos a permitir que los aspirantes dejen de ser aspirantes en el ITA cuando sean maricas. Al menos, el primer caso.

La Aeronáutica no es homófoba, pero usar maquillaje es cosa de mujeres.

La Aeronáutica no es homófoba, pero cuando eres marica tienes que ser perfecto: voz grabe para ser respetado, sin amaneramientos, con las mejores notas, el mejor físico, nunca hablar de hombres o actuar de manera relajada. Nunca hablar de tu sexualidad. Puedes ser marica si no actúas como tal. Puedes ser marica pero tienes que parecer hetero. El patrón militar es hetero, pero la Aeronáutica no es homófoba.

Estoy harto de esa hipocresía, de esa violencia, de esa gente de bien que se acuesta en la cama y no tiene conciencia del odio que propaga y de las vidas que destruye. Estoy harto de las burlas, estoy harto de la invisibilidad, de la violencia, de todo.

Ahora, si sigues pensando que no había motivos para mi actuación y que mis motivos no son válidos, vuelve al tema 1.

 

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