Italia: una madre pierde la custodia de su hijo adolescente por su comportamiento «afeminado»
En Padua, una ciudad al norte de Italia, una madre ha perdido la custodia de su hijo de 13 años ya que, según el Tribunal de Menores y los servicios sociales, el joven presenta «actitudes afeminadas», «tiende a afirmar que es diferente» y «hace ostentación» de dicho comportamiento «de modo provocador». El abogado de la madre denuncia que se trata de un caso de discriminación y alerta sobre el peligro de acoso al que el menor puede verse sometido si es internado en un centro de acogida.
La desgraciada historia de esta familia comenzó tiempo atrás. La madre denunció al padre por abusos sexuales a su hijo, denuncia que acabó en absolución por falta de pruebas. Tras el juicio, los servicios sociales afirmaron que la madre era la causante del rechazo que el menor sentía hacia su padre, con el que rechazaba frontalmente todo contacto, motivo por el cual el Tribunal de Menores emitió una primera medida de alejamiento de su familia: el joven tendría que asistir a una comunidad diurna (una especie de centro de acogida para menores en situación familiar inestable) de 7 de la mañana a 7 de la tarde todos los días.
En ese momento, los responsables de la comunidad diurna se percataron de «las actitudes afeminadas» del joven e informaron de esta situación a los servicios sociales, los cuales elaboraron un nuevo informe para el Tribunal de Menores, que ha emitido una segunda sentencia en la que retira la custodia del menor a la madre. El informe de los servicios sociales argumenta que «su mundo afectivo está ligado casi exclusivamente a figuras femeninas [su madre y hermanas] y la relación con la madre tiene un cariz de dependencia, sobre todo por lo que se refiere a las relaciones dos a dos, con la consiguiente dificultad de identificación sexual, hasta el punto de que en algunas ocasiones ha acudido a la escuela con maquillaje, sombra de ojos y las uñas pintadas». Un antecedente, ese último, que la madre niega, alegando que su hijo solo usó el maquillaje una vez con motivo de una celebración de Halloween. «En cualquier caso, si fuese homosexual para mí no sería ningún problema», se defiende la madre.
El informe de los servicios sociales añade que el joven se muestra «agresivo» y «maleducado» en sus relaciones tanto con sus compañeros como con los adultos y se comporta de modo «excéntrico». «Tiende en todo momento a afirmar que es diferente y hace ostentación de sus actitudes afeminadas de modo provocador», añade, adjudicando finalmente al menor un «trastorno de personalidad». Es por todo ello que el Tribunal de Menores ha decidido retirar su custodia a la madre. El abogado de la madre, Francesco Miraglia, asegura que nos encontramos ante un claro ejemplo de discriminación, e insiste en que resulta inadmisible que se retire a una madre la custodia de un menor basándose en su comportamiento afeminado. El abogado también ha expresado su preocupación por la situación de acoso a la que el menor se puede enfrentar en el centro de acogida al que sea trasladado. «No sabemos cuál es la orientación sexual del muchacho», asegura, pero al mismo tiempo se pregunta: «¿Y si llega con la marca de ser homosexual? ¿Nos arriesgamos a ponerlo en riesgo de suicidio?».
El Tribunal de Menores, por parte, niega que sea el «comportamiento afeminado» la razón de su decisión, sino el supuesto «trastorno de personalidad» que el informe de los servicios sociales le atribuye.
La decisión judicial ha sido apelada, y de hecho la noticia ha causado tal estupor que Alessandro Zan, diputado por Padua del Partido Democrático y abiertamente gay, ha presentado una pregunta urgente al Gobierno italiano sobre el caso. «Cuando la discriminación proviene de quien debe protegernos, cuando la sentencia de un tribunal nos dice más acerca del que juzga que sobre el hecho juzgado y cuando todo ello pone en peligro los derechos de un menor, no podemos dejar de preguntarnos dónde y cuándo el sistema de garantías de un Estado civil ha dejado de funcionar», ha declarado.
Hay cosas que cuesta creer, porque si es como parece, sería más propio de un país dictatorial que de una democracia donde queremos pensar se goza de derechos fundamentales como la libertad, porque si ésta existe cuando por el hecho de que un hombre se maquille se plantea que tiene un trastorno de la personalidad… entonces ya nos hemos vuelto locos