Medio año después de la denuncia de Arcópoli, la supuesta terapeuta que ofrecía «dejar atrás» la homosexualidad sigue plenamente activa
A través de una simple conexion mediante Skype, una periodista del diario catalán Ara ha conseguido, haciéndose pasar por una chica que quiere dejar de ser lesbiana, demostrar la mala praxis de Elena Lorenzo, denunciada en su momento por Arcópoli por presentarse como “coach profesional y terapeuta especializada en orientación sexual dirigida a personas con Atracción al Mismo Sexo (AMS) y a sus familiares”.
Arcópoli presentó la correspondiente solicitud de expediente sancionador en la Consejería de Políticas Sociales y de Familia de la Comunidad de Madrid el pasado 26 de agosto, haciendo uso de la recién aprobada ley madrileña contra la discriminación de las personas LGTB. “La autodenominada terapeuta Elena Lorenzo proporciona terapias ‘de cambio’ para ‘personas que viven una homosexualidad no deseada que les hace vivir infelices e insatisfechos’. Además ofrece irresponsables testimonios no comprobables como ‘me di cuenta de que no era gay’ o ‘Leonora, dejando atrás el lesbianismo’”, denunciaba entonces Arcópoli.
Casi medio año después, Elena Lorenzo se presenta ya solo en su web como «coach profesional especializada en Identidad Personal» que trabaja «con personas Homosexuales [palabra que pone en cursiva en su web, a diferencia del resto de la frase], con Atracción al Mismo Sexo (AMS), que desean un acompañamiento y crecimiento personal», pero sigue plenamente funcionante. «Unas desean encontrar su identidad heterosexual y otras desean desde su homosexualidad crecer como personas y sacar todo su potencial», añade… También sigue activa, por cierto, la petición que la organización ultraconservadora HazteOír puso en marcha para defenderla a ella y a «los homosexuales que quieren dejar de serlo».
Para comprobar si efectivamente Elena Lorenzo seguía con sus prácticas, la periodista de Ara Selena Soro decidió contactar con Elena Lorenzo a través de Skype, haciéndose pasar por una chica con depresión por no aceptar su atracción hacia otras mujeres e interesándose por sus servicios. La conversación, grabada y difundida por Ara en un artículo publicado la pasada semana, demuestra la gravedad de la conducta de la «coach». Pese a ser solo una primera conversación informativa, Lorenzo llega a explicar a la periodista que «nadie nace» homosexual y que la atracción hacia personas del mismo sexo es fruto de conflictos del pasado, muchas veces derivada de una mala relación con el padre o la madre. «No me digas más», llega a espetarle cuando la periodista, dándole la razón, explica que tuvo muy poca relación con sus padres, y que prácticamente la criaron sus abuelos… Puedes escuchar, si lo deseas, toda la conversación, publicada en el canal de YouTube de Ara:
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Elena Lorenzo se presta a ayudar a la periodista a superar su «AMS» mediante dos sesiones al mes por Skype, a un coste de 70 euros por sesión, previa firma, eso sí, de un contrato de confidencialidad. También le aconseja visitar su web y le promete enviar en PDF la traducción al castellano de un libro sobre el tema, cuyo título no llega a mencionar. A lo largo de la conversación, por otra parte, y pese a las reticencias iniciales de Elena Lorenzo a mencionar la palabra e insistir en que ella es solo una «coach», acaba por hablar de «terapia» con toda naturalidad en cuanto deja atrás su visible desconfianza inicial.
La investigación publicada por Ara ha llevado al grupo de trabajo de diversidad sexual y de género del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid a presentar una demanda por intrusismo profesional contra Lorenzo, por ofrecer una terapia cuando ni es terapeuta ni está colegiada. Según su coordinador, Juan Manuel Peris, es lo único que pueden hacer, dado que al no ser miembro del Colegio no la pueden expedimentar por su mala praxis. Según Ara, el Consejo General de la Psicología de España prepara también un comunicado al respecto.
“Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
Lo hemos repetido cientos de veces, pero seguiremos insistiendo, al igual que los verdaderos profesionales. En marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente, tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“exgais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Mientras la iglesia católica, romana siga influyendo en la legislación y la educación en España, la antihimofobia no será nada malo, sino un deseo de curar una enfermedad. Algún catedrático de universidad, p.ej. Aquilino Polaino pudo exponer en el Senado, como se puede sanar a alguien que padece esta enfermedad, sin que nadie le contradijera allí. Estamos en un estado, donde el franquismo y el nazionalcatolicismo aún pesan bastante, por tanto, es lógico que no se haga nada contra los que se aprovechan para sacar tajada de la situación.
Estimados señores:
Me llama la atención que ustedes llama la atención sobre una actividad profesional completamente libre y algunos organismos amenacen con denunciar por intrusismo profesional. No va a prosperar, creo, por varios motivos.
Lo que es un DELITO perfectamente tipificado en el Código Penal de España es lo que hace el periodista: difundir por medios electrónicos una conversación grabada sin autorización. Es verdaderamente penoso que una página web que se dice seria se sume a la comisión de un delito para tratar de defender sus puntos de vista.