Una joven transexual, condenada a cuatro meses de prisión en Túnez
Un tribunal de la ciudad tunecina de Hammamet ha condenado a una mujer transexual de 19 años conocida como Myriam a cuatro meses de prisión por “atentado a las buenas costumbres” entre otros cargos. La joven fue arrestada en noviembre del año pasado mientras participaba en una fiesta de Halloween y ha denunciado torturas policiales.
Los hechos se remontan al 31 de octubre del año pasado, la policía tunecina detenía a un vehículo con cuatro personas que regresaba de una fiesta de Halloween. En el interior se encontraba Myriam, a la que los policías insultaron y agredieron antes de arrestarla por portar indumentaria femenina. La joven, que “confesó” que se identificaba como mujer, denuncia haber sufrido malos tratos y que la obligaran a firmar una autoinculpación sin haberla leído. Los cargos, desacato a un agente en el ejercicio de sus funciones, atentado contra las buenas costumbres y manifestación ostentosa de un comportamiento impúdico.
Myriam quedó en libertad provisional y fue citada para el jueves pasado, cuando un tribunal de la ciudad turística de Hammamet la condenaba a cuatro meses de prisión. Su abogado teme que haya muchas más condenas a personas LGTB, incluso con penas mayores, y denuncia lo que considera un ataque tránsfobo a las libertades individuales.
El incremento de la hostilidad contra los ciudadanos LGTB tunecinos
La persecución social y de Estado hacia los hombres homosexuales y bisexuales tunecinos es incesante. Los defensores de los derechos LGTB —que luchan por la derogación del artículo 230 del Código Penal, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta 3 años de prisión— sufren constantes agresiones, hasta el punto de que algunos de ellos han tenido que exiliarse ante las repetidas amenazas de muerte.
Las redadas y las detenciones, como las que se producían el pasado mes de diciembre, son frecuentes. Este mismo martes, la policía detenía a dos jóvenes de 19 y 25 años bajos la acusación de “atentado al pudor” por tener vestimentas femeninas y maquillaje en su vivienda de Susa. Las personas transexuales tienen derecho a cambiar su género legal y el travestismo no está penado como tal. Sin embargo, el colectivo trans se enfrenta a menudo a la hostilidad policial bajo acusaciones de escándalo público.