El arzobispado de Barcelona, que no permitió una conferencia del sacerdote gay Krzysztof Charamsa, da ahora voz a un homosexual homófobo
El arzobispado de Barcelona no tiene problema a la hora de dar voz a una persona homosexual si esta vive su homosexualidad de forma enfermiza y defiende postulados homófobos. En concreto, a Philippe Ariño, autor del libro Homosexualidad contracorriente, que asegura que su propia orientación homosexual es «dolorosa», que la homosexualidad «es un mundo de mentiras», que propone que las personas homosexuales resistan sus «pulsiones» y que defiende para ellas la castidad como forma de vida.
Que una persona homosexual se odie a sí misma y renuncie a vivir de forma sana su sexualidad no es ninguna novedad. No es más que homofobia internalizada, un sentimiento al que numerosas personas que han acabado reconciliándose con sí mismas se han enfrentado en algún momento de su proceso de autoaceptación. Que una persona homosexual adulta, de forma consciente, decida instalarse en este estado de infelicidad consigo misma llevada por razones religiosas entra dentro de la esfera de la libertad individual. Pero que se pretenda dar carta de naturaleza a lo que no es más que un estado psicopatológico es promoción de la homofobia.
Que la delegación de pastoral juvenil del arzobispado de Barcelona invite a Ariño a dar una charla el próximo domingo y «debatir» es además una ofensa directa a tantos y tantos cristianos LGTB a los que la jerarquía católica niega el pan y la sal. «No ponemos en duda su experiencia dolorosa y negativa [la de Ariño], que respetamos profundamente, sino el hecho de que el arzobispado de Barcelona presente esta vivencia, a nuestro entender enfermiza, como ‘ser feliz viviendo las enseñanzas de la Iglesia sobre moral sexual'», ha expresado la Asociación Cristiana de Gais y Lesbianas de Cataluña (ACGIL), en referencia al prólogo del libro de Ariño, escrito precisamente por el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. Se da la circunstancia de que Omella, que ahora da voz a Ariño, prohibió en su momento que el sacerdote gay Krzysztof Charamsa diese una conferencia en una parroquia de Barcelona. Claro que Charamsa vive su afectividad de forma plena y es un hombre feliz junto a su pareja.
«Volvemos a proclamar públicamente que nosotros, hombres y mujeres gais y lesbianas, cristianos y cristianas, vivimos con felicidad plena nuestros amores, vivimos con felicidad plena la manifestación de estos amores en nuestros cuerpos. Sabemos que Dios no nos puede pedir que renunciemos a expresar nuestro amor con nuestros labios, nuestras manos, nuestros dedos, nuestras piernas y nuestro sexo. Queremos recordar de nuevo que todo es obra de Dios, y que Él mismo ‘vio que todo lo que había hecho era bueno'», continúa el comunicado. «Presentar la sexualidad homosexual como algo a evitar y respaldar la visión sesgada y negativa de una persona que vive su sexualidad de forma culpabilizadora no es trabajar por el Reino, no es ejercer la misericordia, no es evitar la condena», añade.
La actitud del arzobispado de Barcelona ha sido denunciada también por el presidente del Observatori contra l’Homofòbia y portavoz del Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC), Eugeni Rodríguez, que ha pedido la supensión del evento. «Es absolutamente indignante y estigmatizante este acto de grave contenido homófobo. Es un claro ataque al contenido de la Ley 11/2014 que obliga a todas las instituciones de Cataluña a no discriminar a las personas LGTBI y genera aislamiento y desprecio», ha declarado.
Expediente informativo de la Generalitat
La concejala de Feminismos y LGTBI del Ayuntamiento de Barcelona, Laura Pérez, también ha expresado su preocupación sobre el acto, aunque ha asegurado que el Ayuntamiento no tiene capacidad para prohibir su celebración. Pérez ha revelado, en este sentido, que la Consejería de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias de la Generalitat ha abierto un expediente informativo para analizar si podría ser sancionable en aplicación de la Ley 11/2014 contra la LGTBIfobia. Así lo recogía a última hora de la tarde eldiario.es.
Veremos si la tradicional impunidad de la que goza la jerarquía católica española a la hora de promover el odio homófobo se materializa también en este caso, en el que las autoridades disponen de herramientas normativas para impedirlo.
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Flick
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