Un ensayo clínico catalán ofrece indicios prometedores de una posible vacuna terapéutica contra el VIH
Buenas noticias, sin duda. Un ensayo clínico, aún en curso, de una vacuna terapéutica contra el VIH (es decir, una vacuna que se administra a personas ya infectadas, no una vacuna preventiva como las que habitualmente conocemos) ha conseguido mantener a raya el virus en varias personas infectadas a las que se les retiró el tratamiento antirretroviral que tomaban. En concreto, 5 de 13. El ensayo, promovido por una entidad catalana público-privada, ofrece indicios prometedores de lo que dentro de unos años podría ser una interesante alternativa de tratamiento. Eso sí, ni supone la erradicación del VIH ni es posible asegurar todavía que el efecto se mantenga más allá de unas pocas semanas. Es pronto para lanzar las campanas al vuelo.
El esayo clínico está siendo llevado a cabo en Barcelona por un grupo de investigadores del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa (impulsado conjuntamente por la Obra Social «la Caixa» y el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya) en colaboración con la Fundación Lucha contra el Sida.
A un total de 15 voluntarios (personas infectadas con el VIH que habían sido diagnosticadas precozmente, que habían iniciado tratamiento antirretroviral y en los que se había conseguido el control de la infección) se les administró por un lado una vacuna terapéutica diseñada por investigadores de la Universidad de Oxford. Por otro, se les retiró el tratamiento antirretroviral y se les administró además romidepsina, que no es otra cosa que un fármaco que se usa contra el cáncer y del que se sabe que «despierta» el VIH en aquellas personas en los que este está latente.
¿El resultado? Cinco de las personas han conseguido mantener el virus a raya después de cuatro semanas, el tiempo tras el cual generalmente el VIH vuelve a hacer «acto de presencia» en la sangre de aquellas personas infectadas y controladas que dejan de tomar los antirretrovirales. En concreto, estas en las semanas 5, 13, 17, 20 y 27. Es decir, que una de las personas llevan ya más de seis mesis sin medicación antirretroviral.
Según los investigadores que dirigen el ensayo, «es la primera vez que una intervención terapéutica contra el VIH logra demostrar que se puede reeducar el sistema inmunitario de algunas personas infectadas para que controlen el virus sin necesidad de fármacos». Su objetivo es ahora entender cómo se puede aumentar la eficacia de esta estrategia para que sea efectiva en más pacientes.
¿Qué ha pasado en estas cinco personas?
Según explica el comunicado de los investigadores, cuando una persona interrumpe el tratamiento antirretroviral, habitualmente su nivel de virus en sangre experimenta un rebote a lo largo de las 4 primeras semanas después de dejar los fármacos. En el caso de estos 5 pacientes, se han observado pequeños repuntes esporádicos de la carga viral, pero que han descendido al poco tiempo. «Es como si se hubiera conseguido por un lado debilitar al virus y por otro reforzar el sistema inmunitario de los pacientes, de forma que reaccione de forma efectiva ante los intentos del virus de repuntar y haciendo desaparecer de nuevo la carga viral», explica Beatriz Mothe, coordinadora del ensayo.
Se trataría de un comportamiento similar al que se observa en los llamados «controladores virémicos», que para los que no lo sepan son un porcentaje pequeño de personas cuyo sistema inmunitario puede controlar de manera natural la cantidad de virus en sangre, sin fármacos. «Pero nunca se había conseguido que un número relevante de participantes en un ensayo se convirtieran en controladores virémicos después de una intervención terapéutica, ya sea una vacuna o cualquier otra inmunoterapia», añade la doctora Mothe. «Es un avance muy relevante porque demuestra por primera vez que esto es posible. Ahora tenemos que conseguir entender cómo podemos aumentar la eficacia de esta estrategia para que sea efectiva en todos los pacientes; ya sea con mejores vacunas, con ciclos repetidos de dosis inferiores de fármacos reactivadores o con otros productos que están en desarrollo. Hay muchas preguntas aún por contestar», asegura por su José Moltó, co-investigador principal por parte de la Fundación Lucha contra el Sida.
Se trata de un ensayo, en definitiva, que se encuadra en la estrategia «kick & kill”: en aquellas personas en las que se consigue controlar la infección por VIH, se mantiene un reservorio viral formado por células infectadas que permanecen latentes dentro del organismo, pero que debido a su inactividad no son detectadas por el sistema inmunitario. El reservorio es la causa por la que el tratamiento antirretroviral no debe interrumpirse. La única forma de destruir el virus en estas personas sería despertarlo para detectar dónde se esconde y destruir las células infectadas mediante una respuesta inmunitaria efectiva. Fácil de decir y muy dificil de conseguir, pero ensayos como este podrían allanar el camino.
No seremos nosotros los que lancemos las campanas al vuelo asegurando que «ya» tenemos una vacuna. En primer lugar, el ensayo sigue en marcha. De hecho, sus conclusiones aún no han sido publicadas en una revista científica: los resultados preliminares se han dado a conocer esta semana en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas que se celebra en Seattle (puedes consultar la nota de prensa del equipo investigador aquí). No está de más recordar además que la estrategia solo ha demostrado ser efectiva en 5 de los 13 pacientes que detuvieron la medicación (otro de los participantes dejará en breve de tomar la medicación y hay otro que no mostró una respuesta inmunitaria favorable tras la vacunación: con ellos se completan los 15 participantes en esta fase del estudio). Son, además, personas «ideales»: se les detectó la infección precozmente, iniciaron pronto el tratamiento antirretroviral y se les mantiene en seguimiento permanente.
En cualquier caso, la noticia es muy positiva, y despeja un camino a seguir, el de las vacunas terapéuticas, que muchos investigadores creen que es el que nos llevará a la erradicación del virus. ¡Enhorabuena a todas las personas que están llevándola adelante la investigación!