La amistad femenina en la India contemporánea: críticas de «7 Diosas» y «La estación de las mujeres»
El pasado verano pasaron por la cartelera dos rarezas relativamente similares producidas un año antes: 7 Diosas y La estación de las mujeres, dos películas indias sobre la amistad femenina en la India contemporánea que, entre otras osadías, se atrevían a lidiar con el lesbianismo y el machismo. Ya que no tuve ocasión de hablar de ellas en el momento del estreno, aprovecho que ambas están ya disponibles en DVD para hacerlo.
7 Diosas (Seven Angry Goddesses, 2015) es el último filme del guionista y realizador Pan Nalin, artífice de una de las cintas indias más famosas y aplaudidas de todos los tiempos: el drama erótico-religioso Samsara (2001), una fascinante ópera prima cuya apuesta por las glorias de la carne frente a la enseñanza religiosa supuso todo un acto de rebeldía continuado con el romance de aventuras Valley of Flowers (2006) y, ahora, con 7 Diosas, una comedia dramática definida como la primera “female buddy Indian film”, o sea, la primera cinta india sin miedo a representar la amistad femenina sin tópicos ni prejuicios, adentrándose, en la línea de La boda de mi mejor amiga (Paul Feig, 2011), en el lado más desenfadado, coloquial y hasta vulgar de las relaciones femeninas. Además, la película ofrece un retrato de la contrastada sociedad india contemporánea, una sociedad donde siete exitosas mujeres se reúnen en la idílica playa de Goa para celebrar una boda mientras el vergonzoso sistema de castas y la más absoluta pobreza hacen estragos a sólo unos kilómetros. Que la Oficina Nacional de Registro del Crimen registre más de 30.000 violaciones al año es otro dato dramático a tener en cuenta a la hora de analizar un país harto machista, realidad que la cinta también busca reflejar. Lamentablemente, este trabajo no logra encontrar el equilibrio entre la celebración de la amistad y la crítica social, resultando finalmente demasiado trágico para dejarlo con una sonrisa pero demasiado confuso para exprimir del todo su carácter didáctico. A destacar, eso sí, las bellas canciones, en especial el profundo “Zindagi” (única candidatura del filme a los Premios Apolo de cine LGTB de este espacio).
Por su parte, La estación de las mujeres (Parched, 2015) constituye el tercer largometraje de la realizadora Leena Yadav tras el drama musical Shabd (2005) y el thriller Teen Patti (2010), pero el primero que logra ser ampliamente distribuido en occidente. En un pequeño pueblo del estado de Gujarat, cuatro mujeres se atreven a oponerse a los hombres y a las tradiciones ancestrales que las esclavizan. Alentadas por su amistad y su deseo de libertad, ellas sueñan con un mundo mejor para sí y su descendencia, ofreciendo el guion bellos momentos de intimidad femenina. A diferencia de 7 Diosas, que fue fuertemente censurada en la India, esta agradable cinta salió inesperadamente intacta tras la revisión del Central Board of Film Certification, entidad que, además de aplaudirla, hizo la vista gorda ante su erótico contenido sexual (e incluso homosexual, donde, de hecho, se muestra más explícita y atrevida que 7 Diosas aun teniendo el tema mucha menor relevancia). La fotografía de Russell Carpenter, el diseño de producción de Amardeep Behl y la música de Hitesh Sonik ofrecen una experiencia verdaderamente hermosa, llena de vivos colores, aun cuando el guion no siempre logra captar la atención del espectador a raíz de su exceso de subtramas, un problema encontrado también en 7 Diosas pero atenuado (igual que en aquella) por la frescura de las interpretaciones, capaces de transmitir al espectador la sensación de hallarse ante pequeñas instantáneas de la vida en la exótica —pero más cercana de lo que creemos— India contemporánea.
7 Diosas y La estación de las mujeres constituyen inusuales retratos de la sociedad india, resultando su marcado carácter feminista la clave de su inesperado éxito internacional al estar el mundo occidental cada vez más concienciado con tan terrible problemática. Asimismo, ambas ofrecen sutiles pero interesantes miradas al lesbianismo, el cual tiene mayor presencia en 7 Diosas que en La estación de las mujeres (pudiendo sólo la primera considerarse una cinta LGTB como tal) pero es, como ya se ha dicho, más impactante en la segunda, una cinta que, además, ha sido bastante mejor recibida por la crítica (aunque 7 Diosas estuvo a punto de hacerse con el Premio del Público del popular Festival de Toronto, quedando como “primera finalista” por encima nada más y nada menos que del Spotlight de Thomas McCarthy, que se haría con el Óscar a mejor película unos meses después, siendo el podio finalmente para otra protagonista de la Oscar Race: La habitación, de Lenny Abrahamson). Aunque humildes e irregulares, ambas producciones merecen nuestro respeto por poner su granito de arena a la lucha contra el machismo imperante de un país cuyo progreso económico no está deviniendo en el progresismo social que debería.