"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

La Corte Suprema de Dinamarca falla a favor del matrimonio religioso entre personas del mismo sexo en el seno de su iglesia nacional

La Corte Suprema de Dinamarca considera plenamente constitucional que la ley obligue a la Iglesia Luterana Evangélica, la iglesia nacional danesa, a celebrar matrimonios ente personas del mismo sexo. El fallo del alto tribunal danés consolida de esa forma la igualdad matrimonial en el más meridional de los países escandinavos.

Dinamarca fue el primer país del mundo en aprobar una ley de uniones para parejas del mismo sexo, allá por 1989. Sin embargo, la igualdad matrimonial no llegó hasta 2012. Sucesivos gobiernos de centro-derecha actuaron como freno, debido sobre todo a la influencia de los partidos más conservadores y de la derecha populista xenófoba (eel Partido Popular Danés, que desde fuera del Gobierno lo sostuvo como tercera fuerza parlamentaria). Una influencia que no pudo evitar que en marzo de 2009 el Parlamento aprobara la adopción conjunta por parejas del mismo sexo, pero que sí frenó un primer intento de aprobar el matrimonio igualitario en 2010, y ello a pesar de que muchos diputados liberales que entonces apoyaban al Gobierno optaron por no estar presentes para no votar en contra.

Finalmente la realidad social de Dinamarca, que siempre ha estado entre los países con una mayor aceptación de las personas LGTB, acabó por imponerse, y la victoria del bloque de izquierda en las elecciones de 2011 allanó el camino. En marzo de 2012, el Parlamento danés aprobó por 85 votos a favor y 24 en contra una legislación matrimonial neutra respecto al sexo de los contrayentes, lo que abría el matrimonio a las parejas del mismo sexo. Y aunque las elecciones de 2015 devolvieron la mayoría al bloque de derecha (a pesar de que los socialdemócratas, principal partido del bloque de izquierda, mejoró sus posiciones) ya nadie planteó una posible marcha atrás.

La reforma legal también incluía el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio en el seno de la Iglesia Luterana Evangélica de Dinamarca. La ley no obliga a ningún sacerdote a oficiar dichos matrimonios, pero sí establece que la Iglesia debe proporcionar uno que sí lo haga a las parejas que así lo soliciten. Esto es así porque la Iglesia Luterana Evangélica de Dinamarca, la mayor cofesión religiosa del país, conserva su carácter histórico de iglesia nacional o de Estado, cuya máxima autoridad es, de hecho, el Parlamento danés.

Se trata de la misma situación, por ejemplo, que la de Islandia, que aprobó su ley de matrimonio igualitario en 2010 y cuya iglesia lo celebra (aunque ha habido algunas quejas de discriminación, que en 2015 llevaron a la obispa de Islandia a aclarar que los ministros de su Iglesia no pueden negarse a aplicar la ley). La situación es distinta en el caso de las iglesias luteranas de Suecia o de Noruega, que ya han perdido oficialmente su carácter de «iglesia de Estado» y que de hecho han aprobado el matrimonio religioso igualitario en procesos independientes a los de sus Parlamentos nacionales (aunque con una diferencia importante: la iglesia sueca lo hizo casi inmediatamente después, en el año 2009, mientras que la noruega ha tardado casi nueve años).

Desafío de los ultraconservadores

Pese a todo, también en Dinamarca hay sectores ferozmente opuestos a la igualdad de derechos de las personas LGTB. Un grupo de 300 personas, miembros de la Iglesia Luterana Evangélica de Dinamarca, recurrieron ante el Tribunal Supremo la decisión del Parlamento danés, argumentando que suponía una violación de la libertad religiosa. El Tribunal Superior de Justicia danés falló en su contra el pasado mes de junio, pero el grupo homófobo recurrió ante la Corte Suprema, el más alto tribunal del país, que ejerce también las funciones de corte constitucional.

El fallo, hecho público este jueves, ha sido contundente: la decisión del Parlamento danés es acorde con el marco jurídico de la Iglesia Luterana Evangélica de Dinamarca y no atenta contra ninguna disposición constitucional referida a la libertad de religión o a la de conciencia. El matrimonio igualitario religioso sigue, pues, plenamente vigente.

Conviene precisar, en cualquier caso, que la sensibilidad contra el matrimonio igualitario en la iglesia luterana danesa es minoritaria. Ya en una prospección realizada en 2010, dos años antes de su aprobación, seis de cada diez obispos luteranos se mostraban a favor del matrimonio religioso entre personas del mismo sexo.

 

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