Una estación del metro de Buenos Aires recibe el nombre del histórico activista LGTB Carlos Jáuregui
Desde hace un par de semanas, una de las estaciones del metro de Buenos Aires (red conocida como Subte) luce el nombre de Carlos Jáuregui, activista LGTB argentino fallecido en 1996. Un merecido homenaje que convierte a la capital argentina, al menos en nuestro conocimiento, en la primera ciudad del mundo en dar a una parada de metro el nombre de un activista LGTB.
El 20 de marzo de 2017, la estación de subterráneo de Buenos Aires situada en la intersección de la avenida Santa Fe y la avenida Pueyrredón, en el barrio de Recoleta, fue renombrada con el nombre de «Santa Fe – Carlos Jáuregui». El cambio de nombre había sido aprobado el pasado 1 de septiembre por la Legislatura de Buenos Aires, repondiendo a la voluntad de homenajear al que ha sido uno de los más importantes activistas LGTB de su país. César Cigliutti, compañero de militancia de Jáuregui, afirmó en el acto que el nuevo nombre de la estación supone «un orgullo para la ciudad», mientras recordaba que precisamente el ahora homenajeado «fue la primera persona que dio su nombre y apellido al reclamar igualdad de derechos».
Carlos Jáuregui, uno de los pioneros del activismo LGTB argentino, estuvo entre los fundadores y fue el primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), una de las organizaciones LGTB más importantes de ese país. Posteriormente fundó la asociación Gays por los Derechos Civiles. También fue uno de los que estuvo al frente de la primera marcha del Orgullo Gay Lésbico de Buenos Aires, en 1992. Su activismo destacó por la visibilidad mediática que quiso dar al colectivo: hacer que se conociese las injusticias a las que se enfrentaban y las condiciones en las que vivían. Un ejemplo de esta visibilidad fue, por ejemplo, la publicación en 1987 del libro Homosexualidad en Argentina. Una de sus batallas fue la que libró en 1994 contra el entonces arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Antonio Quarracino, por unas declaraciones en las que este propuso que los homosexuales viviesen apartados en un gueto. La denuncia que interpuso contra él acabó en saco roto, pero sirvió para poner en evidencia la homofobia de Qarracino.
Jáuregui falleció en 1996, a los 38 años. Él ha sido uno de tantos y tantos compañeros a los que el sida se llevó de forma prematura, pero cuyo recuerdo sigue muy presente. Ya antes de este nombramiento, en 2010 se bautizó con su nombre una plaza en el barrio de Constitución. Otro reconocimiento fue la proclamación del 20 de agosto, día de su muerte, como el Día oficial del Activismo por la Diversidad Sexual en la ciudad Buenos Aires. Ahora, por toda una vida dedicada al activismo y a la defensa de los derechos de las personas LGTB, una estación de subterráneo en la que se incluye un mural con su rostro y varias referencias a la lucha del colectivo LGTB lleva también su nombre. «Un acto de justicia con quien hizo de la lucha por los derechos su vida», en palabras del jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta.