Colombia: la Cámara de Representantes rechaza el referéndum contra la adopción por parejas del mismo sexo promovido por Viviane Morales
Gran noticia la que nos llega desde Colombia, donde la Comisión Primera de la Cámara de Representantes ha rechazado la iniciativa promovida por la senadora Viviane Morales para convocar un referéndum con objeto de prohibir la adopción por parejas del mismo sexo y personas solteras. La intensa movilización de los defensores de los derechos civiles y la rotunda oposición del Gobierno de Juan Manuel Santos han sido capaces esta vez de contrarrestar la ofensiva de los sectores homófobos, capitaneados en esta ocasión por Morales, y que sí fueron capaces de lograr el voto favorable del Senado colombiano el pasado diciembre.
En solo unos pocos años Colombia ha dado pasos de gigante en materia de derechos LGTB gracias a su Corte Constitucional. Por lo que se refiere a la homoparentalidad, en noviembre de 2015 el alto tribunal colombiano daba su visto bueno a la adopción homoparental conjunta. Lo hacía centrándose en los derechos de los menores, “especialmente aquellos en situación de abandono, a tener una familia”. Un derecho que “se puede hacer efectivo brindándoles cualquier tipo de familia que se encuentre constitucionalmente reconocido, bien sea de aquellas conformadas por vínculos jurídicos, de las que surgen por vínculos naturales, o de las que se conforman por la voluntad responsable de sus integrantes”. Hay que tener en cuenta, en este sentido, el precedente que la misma Corte Constitucional había sentado en 2011, cuando en otra histórica sentencia determinó que las parejas del mismo sexo están protegidas por el derecho constitucional a conformar una familia.
A los pocos días de la sentencia sobre la adopción, la Corte Constitucional fallaba también a favor de una pareja de hombres que en su momento no pudo registrar a sus dos hijos nacidos en Estados Unidos mediante gestación subrogada, ordenando además adecuar el formato de los registros de nacimiento para que estos admitiesen a los hijos de parejas del mismo sexo. La Corte consideró que los argumentos contrarios a estas inscripciones “se basan en una interpretación tradicional y heterosexual de la familia que aunque se encuentra plenamente protegida por la Constitución, no es la única unión familiar amparada por la Carta”. Ello llevó, pocas semanas después, a que por primera vez dos mujeres pudiesen registrar como madres a su hija, concebida por inseminación artificial en la propia Colombia.
La iniciativa homófoba de Morales, respaldada por evangélicos e Iglesia católica
Sentencias a favor de la realidad familiar homoparental que desataron las iras de los homófobos, según los cuales la Corte Constitucional ha legislado de espaldas al Congreso (el mismo argumento que han sostenido respecto al matrimonio igualitario, sobre el que la Corte Constitucional también falló a favor en la primavera de 2016). Una ira que acabó por materializarse en la iniciativa de la senadora liberal Viviane Morales, de convicciones evangélicas (y que contó para ello con el apoyo de numerosos congresistas de diversas fuerzas políticas) para promover un referéndum de reforma constitucional que solo permitiera adoptar a parejas de distinto sexo. Parejas del mismo sexo y personas solas perderían esa posibilidad.
Morales debía reunir un número de firmas equivalente al 5% del censo electoral (1.665.000), pero gracias a la intensa movilización tanto de los grupos evangélicos como de las parroquias católicas consiguió rebasar los 2 millones. Una vez superado el número de firmas necesario la pelota pasaba al tejado del Congreso. La primera cámara en pronunciarse fue el Senado, que tras un agitado debate dio su respaldo en diciembre a la iniciativa de Morales.
Bien poco importó al Senado que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) se viese obligado a lanzar una campaña para promover la adopción debido a la caída en el número de menores adoptados en los últimos años, lo que hace que cada vez más niños tengan que permanecer al cargo del estado sin poder acceder al cariño de una familia. El ICBF, de hecho, fue uno de los organismos que en su momento avaló la adopción homoparental, junto al Colegio Colombiano de Psicólogos y varias universidades (como la Universidad Nacional de Colombia, la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad del Valle y la Universidad de los Andes, que ya en 2012 emitieron informes a favor, o la Universidad Externado de Colombia).
La Cámara de Representantes frena la iniciativa
Faltaba, sin embargo, que la Cámara de Representantes diera también su respaldo a la convocatoria, algo que parecía seguro hace solo unas semanas. Pero la intensa movilización de los defensores de los derechos civiles ha conseguido derrotar a los pronósticos. La Comisión Primera de la Cámara rechazaba esta semana el referéndum por 20 votos a 12, después de una intensa sesión de más de nueve horas durante las cuales partidarios y contrarios pudieron defender sus posiciones. Tanto el Gobierno de Juan Manuel Santos, a traves de dos de sus ministros, como la Procuradoría General de la Nación (ya liberada del yugo homófobo tras la salida de Alejandro Ordoñez) se pronunciaron ante los diputados claramente en contra. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, sostuvo que excluir a las personas solteras de la posibilidad de adoptar era simplemente «inaceptable”. El ministro de Salud, Alejandro Gaviria, expuso que no se han identificado riesgos para la salud y el bienestar de los menores derivados de las adopciones por parejas del mismo sexo, asegurando que un referéndum como este no era “conveniente para los niños”.
La delegada de la Procuradoría, por su parte, argumentó que de lo que se trata es de asegurar el derecho del menor a tener una familia, y no de hacer prevalecer el vínculo jurídico que se crea entre un hombre y una mujer cuando se unen. “El concepto de familia no lo pueden modificar las mayorías (…) Decirle a una mujer soltera, a un hombre soltero o viudo que no puede adoptar, es desconocer su opción de vida y el derecho que tienen de no generar un vínculo con una pareja pero sí de conformar una familia”, explicó Ángela Patricia Téllez. También la Defensoría del Pueblo se posicionó en contra, tal y como ha venido haciendo en este caso durante años.
Argumentos, en definitiva, que conseguían que una mayoría significativa de los componentes de la Comisión rechazaran la convocatoria del referéndum, por encima incluso de las líneas políticas de los partidos. Solamente los representantes de Centro Democrático (el partido de Álvaro Uribe) votaron de forma unánime a favor del referéndum homófobo. Conservadores y liberales, por ejemplo votaron divididos.
Sin duda, el hecho de que la propuesta de Morales se dirigiese no solo contra las parejas del mismo sexo sino también contra las personas solteras ha sido de gran importancia a la hora de que varios diputados se pronunciasen finalmente en contra. Y es que, aunque ello la hacía más coherente con su argumento formal (que un menor «necesita un padre y una madre»), también suponía que la prohibición se hacía extensiva más allá del colectivo LGTB. Como bien explica La Silla Vacía en un muy interesante análisis del resultado de la votación, «la alianza entre organizaciones LGTBI como Colombia Diversa y organizaciones heterosexuales cambiaron una tendencia que parecía irreversible porque las madres solteras sí son una población grande en Colombia, que pone votos, y que, además, forma parte de la base conservadora».
Los homófobos han perdido una batalla. Pero seguirán la guerra
La decisión supone un furo golpe a la estrategia de Viviane Morales y de su marido, el predicador evangélico y portavoz del comité promotor del referéndum, Carlos Alonso Lucio, que ya han reclamado que la decisión sea adoptada por el pleno de la Cámara de Representantes y han convocado una movilización de los firmantes de la propuesta de referéndum el próximo miércoles, 17 de mayo. No parece, sin embargo, que su petición vaya a ser tenida en cuenta.
Los homófobos han perdido esta batalla. Pero seguirán la guerra. Como La Silla Vacía explica en el artículo antes mencionado, «desde las marchas contra la supuesta ideología de género en las cartillas de la entonces ministra de Educación Gina Parody, hace un año, ha quedado demostrado que el conservadurismo social, con la homofobia como uno de sus ejes, es una fuerza política emergente que moviliza gente, pone votos y puede ser decisiva en un ambiente polarizado como sucedió durante la votación del plebiscito (el Gobierno calculó que por el tema de la ideología de género el No consiguió 1,5 millones de votos adicionales)». Celebremos la victoria, pero sigamos preparándonos para combatir al odio.