La historia tras la fotografía de Nikos Giannopoulos con Trump: «el abanico representa la autoaceptación, el ser descaradamente yo mismo»
Nikos Giannopoulos, profesor del año de Rhode Island, es el protagonista indiscutible de la foto que esta pasada semana daba la vuelta al mundo. En ella, Giannopoulos posa al lado de Donald y Trump y de su esposa Melania con un lazo arcoíris en la solapa mientras sostiene con mucho estilo su abanico negro. Giannopoulos, abiertamente gay, quiso hacer de su estancia en la Casa Blanca todo un manifiesto a favor de la visibilidad.
Giannopoulos había sido invitado a la Casa Blanca debido nombramiento como profesor del año de Rhode Island, el más pequeño de los estados del país. Un reconocimiento que ganó, en buena parte, gracias al activismo LGTB que realiza en todos los ámbitos de su vida y, especialmente, en el instituto donde trabaja. Como profesor en el Beacon Charter High School for the Arts, por ejemplo, colaboró con varios alumnos trans para redactar una serie de normas sobre el uso de los baños después de que Trump revocase la orden de la administración Obama que obligaba a los centros que reciben fondos federales a respetar la identidad de género del alumnado trans.
Todos los profesores del año acudieron a la Casa Blanca en reconocimiento a su labor. Giannopoulos, coherente con su activismo, quiso llevar la realidad LGTB a la Casa Blanca y mostrarse «abiertamente queer». Para ello, se atavió con un traje al que dió color con un lazo arcoíris en la solapa de la chaqueta, un collar con el símbolo de Rhode Island y su mejor acompañante, su abanico.
Según asegura Giannopoulos, mientras esperaba para hacerse la correspondiente fotografía con Trump (que por cierto alabó su estilo), le pideron que dejase de lado el abanico. Sin embargo, en el mismo momento de hacerse la foto, le preguntó al presidente si le importaba que posase con el abanico, a lo que este le respondió que en absoluto. El resultado, una fotografía que el profesor difundía en redes sociales inmediatamente después de recibirla (la visita fue en abril, pero la Casa Blanca tardó varias semanas en enviarla) y que ya ha dado la vuelta al mundo:
Un abanico que tiene, por cierto, toda una historia detrás, según el propio Giannopoulos contó a NPR: «El abanico era de mi pareja. Es un recuerdo que compró en un viaje a Venecia, y que yo me encontré hace ya cinco años. Desde entonces, forma parte de mi día a día. Soy muy amanerado, y es un accesorio muy mío. Siempre lo llevo encima cuando voy de vacaciones, así que por eso lo tenía». «En el fondo, toda mi vida he sido visiblemente gay. Era más femenino que otros chicos, mi expresión de género no era la tradicional. Me criticaban mucho por eso. Cuando era un niño, creo que lo interioricé y no acepté esa parte de mí. Ahora, siendo ya adulto, he aceptado mi identidad queer. Así que el abanico representa la autoaceptación, el ser descaradamente yo mismo en una sociedad que no siempre está preparada para aceptarlo», añadía.
Nikos Giannopoulos lamenta no haber podido intercambiar unas palabras con el presidente, algo que en años anteriores los «profesores del año» de los diferentes estados sí pudieron hacer. «Si hubiera podido, le habría dicho que el orgullo que siento de ser americano deriva de mi libertad para ser abierto y honesto sobre quién soy y a quién amo. Le habría dicho que las vidas queer importan, y que las políticas anti-LGTBQ cuestan vidas», aseguraba en Facebook pocos días después de su breve encuentro con Trump.
Sobre el hecho de que la fotografía se haya heco viral, Giannopoulos destaca lo positivo de los comentarios que ha recibido (del tipo de «Eres mi héroe») y el hecho de que pueda servir para ayudar a otras personas, sobre todo a las más jóvenes.