Trystan Reese, el hombre trans y gay que acaba de dar a luz en Estados Unidos: «Estoy feliz de ser trans. Creo que es fantástico, de hecho»
Posiblemente conozcáis ya la historia: numerosos medios la han recogido. Pero quizá no. Y es muy posible que no sepáis demasiado sobre su protagonista, Trystan Reese, un hombre transexual que ha dado a luz a Leo, un precioso bebé. No se trata del primer caso de hombre embarazado (recordemos, por ejemplo, a Thomas Beatie, padre de tres hijos a los que él mismo gestó), pero si del primero, en nuestro conocimiento, en el que los dos padres son una pareja gay. Y que Trystan Reese, hombre trans, comparte su vida con Biff Chaplow, hombre cis. La historia nos parece especialmente destacable por la visibilidad que supone para las familias en las que los progenitores no se adaptan a los estereotipos de género, así como por la naturalidad y sencillez con la que Reese ha explicado su historia en redes sociales.
A Trystan Reese le fue asignado sexo femenino, pero es un hombre trans. Ha modificado algunas de sus características físicas mediante tratamiento hormonal para tener una apariencia masculina (tiene barba y una voz más grave) pero conserva sus genitales y su aparato reproductor femenino, lo que le ha permitido quedar embarazado tras hacer una pausa en su tratamiento. Lo ha hecho, además, de su pareja, Biff Chaplow. Y es que mientras Thomas Beatie, por seguir con el ejemplo que antes mencionamos, es un hombre hetero (como lo son, por otra parte, la mayoría de las personas trans), Trystan Reese y Biff son una pareja gay. Y aunque ya son padres de un niño y una niña (dos sobrinos biológicos de Biff, adoptados por la pareja en 2011), decidieron concebir un hijo biológico. Y lo han logrado a su segundo intento, tras superar un aborto espontáneo el año pasado.
El parto tuvo lugar el pasado 15 de julio en Portland (Oregón), donde vive la familia. El pequeño Leo, de algo más de cuatro kilos, está en perfecto estado de salud, así como su padre. Todos se encuentran ya en casa. Puedes seguir las andanzas de la familia a través de su página de Facebook, Biff and I («Biff y yo») o de su web, www.biffandi.com. Pero si algo nos ha llamado la atención de la historia, y queremos destacar muy especialmente, es la forma en que Trystan Reese ha hecho partícipe al resto del mundo de sus vivencias como hombre trans capaz de concebir y quedar embarazado. Insertamos a continuación el vídeo que publicó en Facebook en su sexto mes de embarazo, y en el que explica su historia:
«Creo que muchas personas sienten curiosidad pero no se atreven a preguntar porque creen que es algo personal, o que podría resultar ofensivo», cuenta Reese. Por ello decidió grabar el vídeo. «No puedo hablar en nombre de todos los hombres trans, por supuesto. Pero en mi caso, para entender por qué realmente he querido tener un bebé, quizá tengas que dejar atrás algunas de las historias que habrás oido sobre lo que significa ser trans. Una de las cosas que todos hemos escuchado sobre ser trans es que hemos nacido en un cuerpo equivocado, un cuerpo que odiamos, y que por eso tenemos que hacer la transición. Debido a que sentimos una profunda incomodidad con nuestros cuerpos, tenemos que cambiarlos para sentirnos bien psicológicamente, o normales, o lo que sea. Y eso es verdad para muchas personas. Es cierto que muchas personas se sienten profundamente incómodas con sus cuerpos, y quieren que estos se correspondan lo máximo posible con los cuerpos de otras personas con las que comparten género. Conozco a muchos hombres trans, personas como yo, a los que se les asignó el sexo femenino en el momento del nacimiento, pero que ahora viven sus vidas como hombres, en el lado más masculino del espectro. Muchas personas como yo a las que les hubiera gustado nacer con el aspecto que tienen otros hombres, y tener cuerpos como los de sus padres», explica.
«Pero esa no ha sido mi experiencia», continúa Reese. «Eso no es lo que para mí, específicamente, ha significado ser trans. En mi caso, me basta haber hecho la transición hormonal, tomando testosterona, de forma que ahora tengo barba, y la voz grave, y una apariencia masculina. Eso es bastante para mí. Nunca quise cambiar mi cuerpo, nunca sentí la necesidad de cambiar mi cuerpo, y desde luego no odio mi cuerpo. Creo que mi cuerpo es fantástico, creo que es un regalo haber nacido con el cuerpo con el que nací. He hecho los cambios necesarios para seguir viviendo en él, con las hormonas y con otras modificaciones corporales (tatuajes, etc.) para reclamar mi cuerpo y hacerlo mío. Nunca he deseado haber sido asignado con el sexo masculino en el momento del nacimiento, o que mi cuerpo se corresponda exactamente con el de mi pareja, al que le fue asignado sexo masculino. Estoy feliz de ser trans. Creo que es fantástico, de hecho. Y nunca quise que mi cuerpo fuese diferente. Si puedes entender esto, quizá empieces a encontrarle sentido, y no te parecerá del todo raro haber querido gestar un bebé. Porque nunca he deseado que mi cuerpo no fuese un cuerpo trans. Me siento bien con el hecho de que mi cuerpo sea un cuerpo trans. Me siento bien siendo un hombre con útero y teniendo la capacidad de gestar un bebé».
Sin duda una fantástica explicación de su historia, que es la suya, no la de otros, pero cuyo conocimiento contribuye sin duda a dar una más que necesaria visibilidad a la diversidad. Los espectros de la orientación sexual, de la identidad de género y de la expresión de género son amplios y diversos, y todos y todas cabemos en él y merecemos que se respete nuestra dignidad.
en realidad, en el 2014 hubo un caso similar en arequipa-perú. La justicia intentó incluso quitarles al niño, bajo la excusa de brindarle al niño un hogar «estable», una vez que se determino que la madre era quien lo habia gestado así ya no tuviera identidad femenina y por lo tanto no habia base legal para separarlos, la familia simplemente optó por la discreción y desapareció.
¡Qué forma más bonita de explicar que la sexualidad humana y la identidad de género son mucho más complejas de lo que el heteropratiarcado nos intenta hace creer! 🙂