Brutal agresión homófoba, con «violación correctiva» incluida, a un adolescente de 17 años en Paraguay
Terrible historia la sucedida en Paraguay, donde un adolescente gay de 17 años sufrió una brutal agresión, con «violación correctiva» incluída, el pasado mes de julio. El chico arrastraba previamente un historial de acoso y no contaba ni siquiera con la comprensión de su entorno familiar más directo. Ya dado de alta del hospital, continúa recuperándose sobre todo de sus secuelas psicológicas. Los dos autores de la agresión han sido detenidos.
La agresión tuvo lugar en la noche del 8 al 9 de julio, en las cercanías de Caaguazú, a unos 200 kilómetros al este de Asunción, la capital paraguaya. El chico salió de su casa, al parecer para acudir a una celebración de cumpleaños, y ya no regresó. Fue encontrado en un cañaveral, inconsciente, con un fuerte traumatismo craneal y la mandíbula rota. Además había sido agredido sexualmente. Inicialmente atendido en el hospital de Caaguazú, finalmente fue trasladado a un hospital de Asunción.
Hay dos detenidos como presuntos responsables de la agresión, a los que se les imputan delitos de coacción sexual, violación y lesión grave, por los cuales se enfrentan a penas de hasta diez años de cárcel. En un principio los medios de comunicación paraguayos aseguraron que eran tíos o primos de la víctima, aunque informaciones posteriores niegan que exista parentesco. En cualquier caso, todo apunta a que los agresores sí que buscaban dar una lección al chico, que ya arrastraba tras de sí un historial de acoso y desprecio por su orientación sexual, del que su propia familia habría sido en cierto modo partícipe. De hecho, ya después de conocida la agresión, su madre y su hermana le quitaban hierro asegurando que «a él le gustaba».
Mes y medio después de sucedida la agresión, el chico ha sido ya dado de alta, aunque sigue precisando asistencia psicológica. Por el momento no ha regresado a su domicilio y se encuentra al cargo de una familiar que sí le ha ofrecido todo su apoyo y ha denunciado lo sucedido tanto a las autoridades competentes como al colectivo SomosGay.
Según explica la agencia Presentes, Zusana Cáceres, directora de la Coordinadora Municipal por los Derechos del Niño, la Niña y el Adolescente de Caaguazú, había intervenido ya en el caso de este adolescente hace alrededor de un año, ante las repetidas ausencias del joven y de sus hermanos menores a la escuela. Al acudir a entrevistar a la familia, detectaron que los chicos no contaban con el acompañamiento de su familia: la madre padecía problemas de adicción al alcohol y el padre trabajaba en los cultivos de caña de azúcar de la zona y pasaba la mayor parte del día fuera del hogar. En aquella entrevista el chico contó que no quería seguir asistiendo a la escuela, donde era víctima de acoso y discriminación. “Dijo que sentía mucho rechazo. Vivía en una comunidad rural, donde todavía perviven muchos factores culturales, mucho machismo. Y su orientación sexual era algo muy mal visto. El chico era muy discriminado por su manera de vestir y de relacionarse”, ha declarado Cáceres a Presentes. La funcionaria tiene claro, en este sentido, que los agresores buscaban castigar al muchacho. “En la mentalidad de algunas personas que viven en el área rural, todavía persiste esa creencia de que ‘así va a aprender a ser un hombre’, y justifican la violencia”, ha añadido.
SomosGay: el caso es «uno de incontables»
Pocos días después de ocurrir la agresión, el colectivo paraguayo SomosGay emitió un comunicado en el que reclamaba al Estado que asumiera su responsabilidad de velar por el bienestar de los menores cuando no lo hacen sus padres o tutores, y muy singularmente de los menores LGTB. «Cotidianamente los gais, las lesbianas, las personas bisexuales y trans sufrimos un Estado que no solo incumple sus obligaciones de garantizar los derechos de todas y todos indistintamente sino que además fomenta todo tipo de vejámenes hacia nuestro colectivo, muchas veces con consecuencias nefastas e irreversibles. Los niños, niñas y adolescentes LGBT son los que más padecen al ser los más vulnerables; el caso de Caaguazú es uno de incontables en nuestro país», expresaba el texto.
«Teniendo en cuenta tanta violencia y discriminación hacia nuestro colectivo, recordamos las lamentables declaraciones del canciller Eladio Loizaga respecto a que ‘en Paraguay no hay homofobia’. Nuestra organización repudia tal afirmación y ante esto evidenciamos que el Estado sigue sosteniendo diferentes políticas discriminatorias hacia las personas LGBT en claro incumplimiento con la Constitución Nacional», añadía, en referencia a las lamentables declaraciones del ministro paraguayo de Exteriores hace ahora tres años. SomosGay denunciaba también los discursos de odio de personas que ejercen cargos públicos: «Precisamente este tipo de discursos emitidos por personas revestidas de autoridad legitima e incita delitos y crímenes y nos aleja del Estado de Derecho para acercarnos más a la barbarie».
Entrevistado pocos días después de la agresión, el director de SomosGay, Simón Cazal, confirmó la delicada situación familiar del muchacho y el carácter «correctivo» de la agresión. De hecho, Cazal asegura que su organización tiene conocimiento, como promedio, de unas diez agresiones sexuales de este tipo al mes, sobre todo contra mujeres lesbianas.
Que un chico adolescente tenga que sufrir en sus propias carnes la brutalidad salvaje de gentuza homófoba, es intolerable, pero que tenga que sufrir agresiones verbales de su propia familia es el colmo de lo indecente, más le valdría solicitar la emancipación de su familia porque para tener gentuza a su lado es mejor que viva su vida libremente y sin coacciones de ningún tipo, no se puede permitir que estos hechos ocurran en ningún lugar del Mundo y menos a menores de edad es de una brutalidad inhumana con absoluto desprecio hacia la vida de las personas, con independéncia de su orientación sexual política o religiosa.