Dolors Majoral: «El lesbianismo separatista pretende buscar nuestros propios modelos como lesbianas»
Dolors Majoral fue una de las iniciadoras en Catalunya del movimiento de lesbianas separatistas. Lo hizo junto a la filósofa, activista y ensayista Gretel Ammann, que fue su pareja hasta que murió en el año 2000. Esta corriente propugna que las lesbianas deben autoorganizarse, crear espacios específicos y buscar su propio camino. Incluso se llegó a teorizar del lesbianismo como un tercer género más allá del masculino y el femenino. Ella inició su participación política en 1980 y desde entonces ha participado y creado agrupaciones como La Nostra Illa, la Red de Amazonas o el Centro de Estudios de la Mujer, principales referentes del movimiento lésbico separatista en Catalunya.
¿En qué consiste el lesbianismo separatista? ¿Tiene alguna vinculación con el feminismo de la diferencia?
El feminismo de la diferencia quiere que las mujeres sean protagonistas individuales y propias de sus vidas a partir de buscar modelos propios y superar los modelos masculinos que no querían imitar y que no dejan de ser patriarcado. A partir de este planteamiento, durante los años setenta y ochenta del siglo pasado hubo la necesidad desde el movimiento lésbico de radicalizarse, porque con el feminismo de la diferencia no tuvimos suficiente, y por eso optamos por el lesbianismo separatista: queríamos ir más allá y que nuestra reivindicación fuera exclusivamente de lesbianas. El separatismo no es más que no hacer el juego a ningún modelo establecido y buscar nuestros propios modelos como lesbianas.
¿Buscábais vuestros propios espacios?
Aspirábamos a tener barrios o núcleos autónomos y exclusivos de lesbianas para compartir experiencias y debates y para reivindicar nuestra diferencia. A mediados de los ochenta estuvo a punto de surgir un núcleo cien por cien lésbico en Barcelona, cuando en una calle del barrio de Gràcia coincidieron al mismo tiempo una carpintería, una peluquería y nosotras con el Centro de Estudios de la Mujer y la cafetería de La Nostra Illa, aunque al final no cuajó. También generamos nuestras redes internacionales a partir de la Red de Amazonas, una organización paralela a la ILGA -asociación internacional del colectivo LGBTI- y exclusivamente de lesbianas, en la que intercambiábamos revistas, experiencias y debates. Además, celebramos encuentros en Alemania, Holanda, Francia, Estados Unidos o Australia.
¿Cuál fue tu camino dentro activismo lésbico separatista?
Mis compañeras de la Red de Amazonas procedían de un grupo exclusivo de lesbianas que se llamaba La Mar, que tenía contactos con activistas de Estados Unidos. Más tarde se creó el Centro de Estudios de la Mujer en Barcelona, la Red de Amazonas y la asociación La Nostra Illa desde donde se impulsaban revistas como Ones de la mar, Labris o Laberint, que fue la que más duró: 37 números entre 1987 y 1997. Gretel, que fue una gran impulsora del lesbianismo separatista, murió en 2000. Ella le puso nombre y teoría a nuestra actitud vital desde siempre.
Gretel Ammann, líder y teórica separatista, había planteado la existencia de un tercer género lesbiano…
En aquel momento la idea de tercer género lo que quería transmitir es que no hacía falta ser hombre o mujer porque se podía ser lesbiana sin más. Pero no se hacía de forma excluyente, podría haber más géneros, y de hecho creemos que puede haber tantos como personas. Yo misma durante mucho tiempo me he identificado solo como lesbiana, aunque ahora me siento más cómoda haciéndolo mujer lesbiana.
¿Cómo ha sido la relación entre el feminismo y el lesbianismo separatista?
Ha sido una relación con altibajos. No he tenido nunca ningún problema por ser lesbiana y feminista, pero sí que es verdad que años atrás ha habido que recordar que las lesbianas también tenemos que ser tenidas en cuenta.
¿Y con el movimiento LGBTI?
En el movimiento LGTBI continúan teniendo más presencia los hombres. Hay grupos de mujeres que intentan estar más presentes. pero si miras el Pride y valoras la cantidad de lesbianas que participan son pocas y no tienen el mismo protagonismo.
¿Sería posible hoy llevar a la práctica el lesbianismo separatista?
En la actualidad, el lesbianismo separatista lo llevamos de la reflexión a la práctica privada. Creo que ahora sería más probable crear barrios y espacios propios para lesbianas, porque hay más lesbianas visibles y más pluralidad dentro del movimiento lesbiano, ya que las conexiones son a nivel global. Solo nos falta que alguien se lo plantee y lo lleve adelante.
¿Y en la actualidad cuáles son tus espacios de activismo?
Seguimos con La Nostra Illa, estamos a punto de cumplir 31 años, pero nos faltaba debate teórico. Ahora volvemos a tenerlo gracias a Bárbara Ramajo, que nos vuelve a motivar a partir de un nuevo núcleo exclusivo de lesbianas llamado Bollos en Teoría para debatir sobre nosotras.
El pasado 26 de junio se cumplieron 40 años de la celebración del primer Orgullo en Barcelona. Por ello, vamos a ir publicando diferentes entrevistas con activistas LGTB representativos en Catalunya para dar conocer de cerca nuestra historia y recuperar y mantener la memoria de la lucha de nuestro colectivo por su libertad. La de hoy es la primera de ellas.
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