Siete detenidos en Egipto por ondear banderas arcoíris durante un concierto
Las autoridades egipcias vuelven a hacer uso de la LGTBfobia de Estado. Este lunes, la policía detuvo a siete personas por mostrar banderas arcoíris durante un concierto de la banda libanesa Mashrou’ Leila que tuvo lugar el viernes pasado en El Cairo. Las imágenes de los hechos salieron a la luz por las redes sociales y provocaron una oleada de rechazo, azuzado por las declaraciones de políticos en los medios de comunicación. Los arrestados se enfrentan a posibles cargos por “indecencia” o “promoción de desviaciones sexuales”, a pesar de que la legislación no castiga específicamente las relaciones homosexuales.
Nueva muestra de la represión del régimen de Abdelfatah Al-Sisi hacia las personas LGTB. El multitudinario concierto que la banda de rock libanesa Mashrou’ Leila ofreció el viernes de la semana pasada en El Cairo se saldó este lunes con siete detenidos, acusados de mostrar banderas con los colores del arcoíris. La policía también ha interrogado a los organizadores del evento, al que acudieron más de 25.000 personas. El fiscal general afirmó el lunes que el concierto lo había organizado “un grupo de homosexuales”.
La exhibición de la enseña arcoíris, el símbolo LGTB más reconocible, podría conllevar un delito por la “promoción de la homosexualidad y el izado de una bandera que representa estas prácticas anormales”, según el fiscal general. Las imágenes de los asistentes ondeando las banderas fueron difundidas por las redes sociales y en programas de televisión, recibiendo fuertes críticas. El grupo parlamentario del Partido al-Nour, de ideología salafista, pidió el domingo que se prohíba a Mashrou’ Leila volver a actuar en el país. La banda, cuyo vocalista Hamed Sinno es abiertamente gay, ya fue vetada en Jordania tras una campaña promovida por Dima Tahboub, portavoz de Frente de Acción Islámica (la marca de los Hermanos Musulmanes en Jordania).
El vicepresidente del Sindicato de Músicos Egipcios, Reda Ragab, también condenó la actuación de la banda libanesa como “un escándalo contra nuestras tradiciones que está muy lejos del arte serio y con significado”. Mientras que la escritora Mona Eltahawy lamentó la persecución, tachando de “completamente ridículo” que se arreste a alguien por ondear una bandera o por su sexualidad.
Egipto: un país inseguro para oriundos y extranjeros
Aunque las relaciones homosexuales no son ilegales de jure en Egipto, sí están perseguidas socialmente y se castigan a través de otras figuras legales como la “indecencia o libertinaje”, la “conducta inmoral” o la “ofensa a los sentimientos religiosos”. Además, en abril de 2015 nos hacíamos eco de la nueva potestad que se arroga el Estado para deportar a extranjeros LGTB. Esta medida era ratificada por un tribunal que falló en favor de la decisión tomada por el Ministerio del Interior egipcio de extraditar y prohibirle la entrada al país a un ciudadano libio, por ser gay.
En abril de 2016 fueron condenados once hombres egipcios a penas que oscilaban entre los 3 y los 12 años de cárcel, acusados del delito de “libertinaje e incitación al libertinaje”, que es el cargo que se utiliza habitualmente en Egipto para detener y condenar a homosexuales. Las detenciones se llevaron a cabo en septiembre de 2015, fruto de unas redadas que formaban parte de una “campaña de moralidad” con motivo de la festividad que marca el fin del Ramadán.
En junio de 2015, dábamos cuenta de la utilización que la “Policía de la Moralidad” hacía de apps de contacto para gais y redes sociales para engañar y detener a hombres homosexuales inocentes. La última víctima: un refugiado sirio que llegó a Egipto huyendo de las miserias y de la violencia de su país, para empezar una nueva vida, y que fue humillado, detenido y condenado a un año de prisión tras caer en una trampa policial.
Incluso algunos medios de comunicación se dedican a realizar “cacerías” contra homosexuales. Al Kahera Wal Nas emitía en diciembre de 2014 un reportaje de la denostada presentadora amarillista Mona Iraqi, que servía como excusa para detener a decenas de personas, vanagloriándose de la redada a una sauna gay de El Cairo. Un tribunal los absolvería a todos posteriormente. No obstante, siguió pesando sobre ellos otra condena que no se revoca: la estigmatización social. Un problema que a menudo deriva en violencia por parte de terceros o en intentos de suicidio. Uno de los detenidos en la sauna gay de El Cairo, por ejemplo, trató de quemarse vivo, tras difundirse las imágenes en televisión en las que se le reconocía.
En noviembre de 2014 dosmanzanas también se hacía eco de la condena de un tribunal de Egipto a tres años de prisión para ocho hombres por aparecer en un vídeo en el que presuntamente se representaba la celebración de “la primera boda gay” de este país. Sin embargo, los ocho acusados habían negado los cargos que se les atribuían, así como que la controvertida boda fuese una ceremonia real, ya que el matrimonio entre personas del mismo sexo no es posible en Egipto. Ese mismo año, también informábamos de la sentencia de un tribunal egipcio que condenaba a cuatro hombres a varios años de prisión, por crear una supuesta red de prostitución homosexual, después de que la policía encontrase ropa de mujer y maquillaje en la casa de uno de ellos.
Es llamativo y lamentable que tanto en Egipto como en Arabia Saudí y países gel golfo, cuyas economías son tan dependientes de Occidente, las potencias miren para otro lado cuando se trata de derechos humanos. Egipto se convirtió en el segundo país en recibir ayuda de Estados Unidos, tras Israel; entre 1994 y el 2004 Egipto recibió unos 2000 millones de USD por año de ayuda de Estados Unidos.