Continúa la escalada de LGTBfobia de estado en Indonesia: diez detenidos en una supuesta «fiesta gay» condenados a dos años de cárcel
Diez hombres han sido condenados a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta «fiesta gay» en Yakarta, la capital. La noticia supone un paso más en la escalada de LGTBfobia de estado que vive aquel país. Las detenciones se produjeron en Yakarta, la capital, donde las relaciones homosexuales no son formalmente delito. No ha hecho falta: el tribunal ha considerado probado que los condenados violaron la ley contra la pornografía.
Los diez condenados formaban parte de los 141 detenidos el pasado mayo en el curso de una redada que tuvo lugar en una sauna de la capital indonesia, donde supuestamente se celebraba una «fiesta gay». El pasado jueves, un tribunal los encontró culpables de violar la ley contra la pornografía, aprobada en 2008, y que no solo prohíbe cualquier representación de relaciones sexuales sino también la «acción pornográfica», un término legal que incluye desde demostraciones de afecto en presencia de terceras personas o la desnudez (aunque sea parcial).
El hecho de que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente esta no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (En Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos. El pasado mayo, por ejemplo, dos jóvenes fueron fustigados públicamente con 83 latigazos, una barbarie que causó estupor entre los defensores humanos en todo el mundo. La conmoción causada hizo que las autoridades de Aceh se estén planteando ejecutar estas sentencias sin público presente.
Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo, que ha desembocado ahora en la condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una “fiesta gay” en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y hace solo dos meses tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres.
Hace pocos días aludíamos al «respiro provisional» que había supuesto la decisión del Tribunal Constitucional de Indonesia de rechazar una propuesta de criminalización de las relaciones sexuales entre personas no casadas, cuyo objetivo principal no era otro que el de castigar por vía indirecta las relaciones homosexuales. Poco ha durado el respiro, por desgracia.