El cardenal Schönborn protagonizó una celebración en memoria de los afectados por el VIH/sida en la catedral de Viena
Que se hagan memoriales con ocasión del Día Mundial de la Lucha contra el VIH/sida no es ya, afortunadamente, ninguna novedad. Sí lo es en cambio que se haga desde una archidiócesis católica; más aún si uno de los organizadores, Gery Keszler, es abiertamente gay. Keszler y el cardenal Christoph Schönborn se han encontrado ya en varias ocasiones, entre ellas en un coloquio en el que el arzobispo mostró una clara simpatía hacia su interlocutor. Schönborn, arzobispo de Viena, es precisamente una de las pocas voces de la jerarquía católica que se han significado por su apertura hacia la realidad LGTB. Ello no le ha impedido, sin embargo, criticar la reciente decisión del Tribunal Constitucional de su país abriendo el matrimonio igualitario a las parejas del mismo sexo: todo un símbolo de las limitaciones y ambivalencias de los obispos “aperturistas”.
Por primera vez el arzobispo de Viena ofició una celebración litúrgica de memorial por los afectados por el VIH/sida. El acto tuvo lugar en la catedral de San Esteban, y tuvo como coorganizador a Gery Keszler, abiertamente gay y organizador del Life Ball: un baile organizado cada año por la organización Life+ en la capital austriaca para recoger fondos destinados a la lucha contra el VIH/sida. Kezsler además hizo público en 2015 que vive con el VIH, precisamente en la edición de aquel año del Life Ball. “Llevamos a cabo esta celebración para pedir por quienes han fallecido por sida, consolar a quienes han quedado y pedir fuerzas para quienes padecen de VIH/sida”; expresó el cardenal Schönborn. «La empatía es muy importante para nuestro tiempo. Es el don para ver con precisión y la disponibilidad para aprender”, añadió.
No se trata de la primera vez, de hecho, que el arzobispo de Viena se ha destacado por sus gestos hacia el colectivo LGTB. Algunos de los más sonados los ha protagonizado precisamente junto a Keszler. En junio de 2016, por ejemplo, participó con el activista en otro acto de recogida de fondos, la Red Ribbon Celebration, un concierto organizado también por Life+ en el Burgtheater de Viena. En aquel acto el cardenal quiso dejar a un lado las claras diferencias que los separan en razón de la institución que él representa: “Yo no soy la Iglesia católica y Keszler no es el Life Ball. Somos ante todo seres humanos. Dije en el escenario que posiblemente yo era la única persona en el Burgtheater con prejuicios. Esos prejuicios se han volatilizado”, declaró.
Un año después, en junio de 2017, Keszler y Schönborn mantuvieron una conversación pública ante los micrófonos, titulada significativamente “Entre dos mundos: un encuentro como ruptura de tabúes”, cuyo audio está disponible pinchando aquí. Este acto estuvo a cargo de un organismo católico, la Academia para el Diálogo y la Evangelización, que según su propia descripción “estimula un diálogo nuevo y libre entre religión y sociedad”.
El cardenal Schönborn ha sido ya noticia en esta página por otros gestos que —dentro de los límites de su cargo— pueden calificarse de aperturistas. Por ejemplo, avaló a un gay con pareja para que formara parte de un consejo parroquial en Stützenhofen, un pueblo de la Baja Austria. Había sido elegido por 96 votos de 142 posibles; sin embargo, el párroco se negó por la condición de gay visible del joven, unido civilmente a su pareja. Un veto que inicialmente recibió el apoyo de la archidiócesis, pero según declaró después el cardenal Schönborn: “me pregunté cómo habría actuado Jesús. El hubiera mirado ante todo al ser humano“. Tras hacer dicha reflexión, Schönborn decidió invitar al joven y a su pareja a comer para conocerlos personalmente. El cardenal le dio su visto bueno al sentirse “impresionado” por su “humildad y vocación de servicio”. “Entiendo por qué los miembros de la parroquia se han pronunciado tan claramente por su permanencia en el consejo“, afirmó entonces.
Igualmente, Schönborn felicitó a Conchita Wurst por su triunfo en Eurovisión. Declaró en aquella ocasión que “En el colorido jardín de Dios hay una variedad de colores. No todos que han nacido como seres masculinos se sienten como hombre, y lo mismo del lado femenino. Merecen como persona el mismo respeto al que todos tenemos derecho”.
Las limitaciones de Schönborn
El arzobispo de Viena, no obstante, no ha llegado tan lejos como el obispo de Amberes, Johan Bony, favorable al reconocimiento de celebraciones litúrgicas de bendición de parejas del mismo sexo. Ni siquiera como el obispo de Osnabrück, Franz-Josef Bode, favorable a que tengan lugar estas bendiciones aunque con carácter privado. Se trata, eso sí, de obispos de diócesis de menos peso y sin el rango de cardenal.
El carácter aperturista de Schönborn, en cualquier caso, ha quedado empañado por unas recientes recientes declaraciones a propósito de la sentencia del Tribunal Constitucional de Austria a favor del matrimonio igualitario. “Es inquietante que hasta los jueces del Tribunal Constitucional hayan perdido de vista la especial naturaleza del matrimonio como unión del varón y la mujer», ha sostenido. «Este [el matrimonio igualitario] no le hace ningún favor a la sociedad y daña, a fin de cuentas a todos, también a quienes busca proteger y han de ser protegidos”, ha añadido. Unas palabras que simbolizan la situación de estos prelados aperturistas: pueden hacer gestos más o menos llamativos, en algún caso audaces, mal recibidos por los sectores más conservadores; pero llegado el momento se ven obligados a afirmar públicamente la doctrina oficial de la Iglesia.