"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

El presidente de Filipinas vuelve a cambiar de opinión sobre el matrimonio igualitario y ahora dice que está “totalmente de acuerdo”

Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas desde el verano de 2016, ha vuelto a mostrar su faceta de líder imprevisible. En cuestión de poco más de un año es la tercera vez que lanza a la opinión pública una postura contradictoria sobre el acceso de las parejas del mismo sexo a la institución del matrimonio. El pasado mes de marzo dijo que estaba en contra, tras haberlo apoyado previamente durante la campaña electoral que le llevó a la victoria. Ahora, nuevamente, vuelve a respaldarlo porque es la “tendencia de los tiempos modernos”, según sus propias palabras. Vistos los antecedentes en la forma de proceder de Duterte, no obstante, cabe tomar con cautela y con moderado optimismo sus declaraciones, a la espera de que se produzcan movimientos que las confirmen o las desmientan. Asimismo, no existe ninguna garantía de que el presidente filipino no pueda volver a cambiar de opinión una vez más en los próximos meses.

Sorprenden las nuevas palabras de Rodrigo Duterte sobre la posible apertura en Filipinas del matrimonio entre personas del mismo sexo, por tener un sentido contrario a lo que había dicho apenas unos meses atrás. El presidente filipino aseguraba este domingo que está “totalmente de acuerdo”, durante una reunión con activistas LGTB en Dávao (la ciudad más poblada y con mayor superficie de la isla de Mindanao). Pero el pasado mes de marzo, al ser preguntado por la cuestión, había esgrimido no ser partidario “porque nosotros somos católicos” (una religión que profesa aproximadamente el 80% de la población filipina).

De hecho, ante la negativa postura del presidente Duterte de principios de año, el presidente de la Cámara de Representantes de Filipinas, Pantaleón Álvarez, anunciaba en julio un proyecto de ley de uniones civiles abierto a todas las parejas. La medida otorgaría un marco jurídico para las parejas del mismo sexo, que actualmente carecen de cualquier regulación legal. Aunque si el presidente Duterte, con un gran peso político y mediático en el país (a pesar de ser un líder polémico y a menudo cuestionado), decidiera implicarse activamente en la defensa del matrimonio igualitario, podría llegar incluso antes que otras opciones transitorias de compromiso como la mencionada ley de uniones civiles.

Recordemos que en septiembre, por otra parte, el proyecto de ley contra la discriminación LGTB salía adelante, con 198 votos favorables (la totalidad de sus señorías presentes en la Cámara de Representantes de Filipinas en el momento de la votación). Geraldine Roman, la primera diputada trans de este país, presentó por primera vez el proyecto en 2016.

El hecho de que Filipinas, como la inmensa mayoría de los países de Asia, no reconozca aún ninguna unión entre personas del mismo sexo, no impide que estas parejas expresen su compromiso mutuo a través de emotivas ceremonias, como la que recogimos hace cuatro años. Tampoco prohíbe a aquellas confesiones que sí incluyen en su liturgia el matrimonio entre personas del mismo sexo celebrar estas ceremonias, aunque sin validez legal.

La actitud social hacia las personas LGTB es bastante positiva, si atendemos a los resultados de una encuesta que cifraba en un 73% el porcentaje de personas que consideraban la homosexualidad “aceptable”, un porcentaje similar al de Italia o Argentina. No obstante, según otro sondeo, tan solo el 14% de los católicos del país estarían a favor del matrimonio igualitario.

En relación al presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dosmanzanas viene dando testimonio de su imprevisibilidad. Por referirnos solo al ámbito LGTB, sin entrar en otros campos donde afronta graves acusaciones, en agosto de 2016 calificaba de “hijo de puta” y se refirió con un insulto homófobo al entonces embajador abiertamente gay de Estados Unidos, Philip Goldberg. Ahora, en cambio, desea la felicidad a las parejas del mismo sexo. Esperemos que Duterte, en cualquier caso, no suponga un palo en la rueda de la igualdad legislativa.

Comentarios
  1. Elena

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