La homosexualidad da el salto al frío thriller: críticas de las películas «Atómica» y «Legend»
Aunque la comunidad LGTB está cada vez más presente en el séptimo arte, todavía hay géneros donde brilla por su ausencia. El thriller es uno de ellos, con lo que es para mí un placer hablar de dos cintas recientes que, sin ser extraordinarias, cuentan con personajes protagónicos homosexuales: la británica Legend, estrenada en nuestro país el año pasado, y la estadounidense Atómica, que estuvo en cartelera hace sólo unos meses. Dos de las estrellas del momento encabezan sus repartos: los inigualables Tom Hardy y Charlize Theron.
Atómica (Atomic Blonde, 2017) es una película confeccionada para el lucimiento de Charlize Theron, a quien confirma como el icono lésbico en que la convirtió su oscarizado papel en Monster (2003), debut cinematográfico de una de las directoras del año (Patty Jenkins; Wonder Woman, 2017). Ambos roles son, empero, de corte opuesto: si en aquel film la intérprete daba vida a una prostituta a la que una trágica infancia de abusos había perturbado de por vida, en este hace lo propio con una espía sumamente eficaz y calculadora; por no hablar de que Monster la mostraba terriblemente afeada y Atómica saca partido de todo su atractivo. Corre 1989, el muro de Berlín está a punto de caer y un agente del MI6 encubierto aparece muerto, correspondiendo a la espía Lorraine Broughton encontrar por todos los medios una lista que él estaba intentando hacer llegar a Occidente en la que figuran los nombres de todos los agentes encubiertos que trabajan en Berlín oriental. David Leitch, codirector de John Wick (2014, junto a Chad Stahelski) se estrena en solitario al mando de un thriller donde el enrevesado guion de Kurt Johnstad (basado en la novela gráfica de Antony Johnston y Sam Hart) queda en un segundo plano a favor del virtuosismo de la fotografía de Jonathan Sela, quien nos ofrece electrizantes planos secuencia. James McAvoy, Eddie Marsan, John Goodman, Toby Jones y Sofia Boutella ofrecen buen acompañamiento actoral, pero, aparte de la siempre magnética estrella sudafricana, lo más memorable de la función es indudablemente la colección de hits musicales que escolta sus hipnóticas escenas de acción.
Por su parte, Legend (2015) cuenta la historia de dos hermanos gemelos gánsteres, Reggie y Ronnie Kray, dos de los criminales más famosos de la historia del crimen organizado de Londres, donde crearon un imperio en los años 60. Ayudado por un buen uso del maquillaje y, sobre todo, su talento innato para la interpretación, el gran Tom Hardy da vida a los dos protagonistas: heterosexual, el primero; gay, el segundo, pero ambos perturbados. Emily Browning y Taron Egerton sirven de respectivos partenaires, pero el guion de Brian Helgeland (basado en el libro The Profession of Violence, de John Pearson), quien también afronta la dirección (tal y como ya hizo en la icónica pero irregular Destino de caballero en 2001), muestra a ambos hermanos como seres harto independientes e innegablemente descarriados a los que el espectador no llega a comprender del todo. No nos hallamos ante una cinta que dé una imagen especialmente positiva respecto a la homosexualidad, ya que Reggie Kray, el hermano heterosexual, debe controlar las tendencias psicopáticas del homosexual Ronnie, quien además es bastante menos atractivo en todos los sentidos, pero que un subgénero tan masculino y heteronormativo como es el thriller de mafiosos cuente con un coprotagonista homosexual es a todas luces bienvenido… Y a fin de cuentas, al menos en teoría, estamos lidiando con una historia real. Por cierto, la música corre a cargo de Cartel Burwell, compositor de la deliciosa Carol (2015) de Todd Haynes.
Ni Atómica ni Legend son ninguna maravilla, aportando poco al género más allá de la visibilidad de la comunidad LGTB. Pero, puesto que pocas cosas importan más en este espacio que eso, os invito a echarles un vistazo. Por cierto, la semana que viene desvelaré los nominados a los III Premios Apolo de cine LGTB, a los que optó el año pasado Legend y opta este Atómica… ¿Tendrá la segunda más suerte que la primera?