La salida del armario desde otro punto de vista: críticas de «Diario de Juan» y «El hielo de mis venas»
No es nada fácil eso de salir del armario. Lo digo por experiencia. Pero a veces, invadidos (con razón) por nuestra inseguridad, nuestros miedos y nuestras ganas de estallar, olvidamos que las consecuencias de hacerlo no nos atañen sólo a nosotros. ¿Debe eso frenar el proceso? En absoluto. Pero tampoco está de más tener el tema en mente, algo que hacen de formas muy diferentes los dos entretenidos libros que abordo hoy: Diario de Juan, de Emilio de Benito, y El hielo de mis venas, de Mike Lightwood.
Con Diario de Juan (2017) el periodista de El País Emilio de Benito, abiertamente gay y seropositivo, debuta como novelista dando voz a alguien que rara vez la tiene: el primo y mejor amigo de un chico gay que decide salir del armario. Así, el libro habla a la vez de un joven decidido a ser apoyado tal y como es y de aquel que, desde una completa ignorancia del tema, ha de lidiar con algo que se le antoja demasiado grande. Juan quiere a su primo y en principio no es homófobo, pero toparse de primera mano con la pluma, el ambiente, el sida y demás realidades del día a día del “mundo gay” le hará ver que quizá, en el fondo, sí lo sea, sencillamente por haber sido educado en una sociedad que así lo es. Con sensibilidad y perspicacia, Emilio de Benito refleja el contraste entre las ganas de Juan de abrir la mente y la incapacidad de librarse de prejuicios largo tiempo acumulados, a la vez que plantea el debate sobre cuán cuidadoso ha de ser uno a la hora de impactar a los seres queridos de golpe con su “gayedad”. La narración en primera persona peca por momentos de ingenua y simplista, quizá porque situarse en la mente de alguien tan sencillo e inculto como Juan no es precisamente fácil para alguien abiertamente defensor de los derechos LGTB, pero el lector quedará atrapado por ella desde el principio gracias a su chispa y frescura. Así, Diario de Juan ofrece a la clásica salida del armario un punto de vista que también merece toda nuestra atención: el del hetero patidifuso, por así decirlo.
Por su parte, El hielo de mis venas (2017) supone el acercamiento por parte de Mike Lightwood a los personajes que nos presentó en El fuego en el que ardo (2016), mas cambiando ahora la perspectiva: si allí el protagonista era un chico sensible y torturado para quien la forzada salida del armario se torna en una auténtica pesadilla, aquí lo es su mejor amigo, a quien, tras odiar en su momento, aprendemos ahora a comprender y, quizá, incluso perdonar. Daría fue un capullo y contribuyó con ello al mal de su amigo, pero, lejos dejarse llevar por la maldad, fue a su vez víctima de un mundo donde ser gay no es fácil para casi nadie. Porque sí: mientras su mejor amigo sufría la homofobia, él la rehuía manteniendo su propia homosexualidad en secreto, aun cuando ello conllevara la traición más cobarde. Aunque aún poseedor de lacras narrativas de principiante (a destacar la dificultad para distinguir las distintas voces y personalidades de personajes demasiado planos y esquematizados), El hielo de mis venas es un trabajo más interesante que su predecesor, en parte gracias al mayor interés de su temática. Habría ayudado mayor calma, pues apenas transcurrió un año desde la publicación de su predecesor, pero el resultado es honesto y conmovedor.
Tanto Diario de Juan como El hielo de mis venas constituyen lecturas tan ligeras como enriquecedoras con las que asumir un punto de vista que no suele otorgarnos la literatura LGTB, idóneas además para que cualquiera se introduzca en ella. Desde su humildad, ambas contribuyen a romper tópicos y abrir mentes.