Detenido en Mosul (Irak) un líder del Ejército Islámico responsable de la tortura y ejecución de hombres homosexuales y bisexuales
La fuerzas gubernamentales iraquíes han detenido a Abu Omer, un miembro del Estado Islámico que aparece frecuentemente en las imágenes de ejecución y tortura de hombres homosexuales y bisexuales. El grupo terrorista ha utilizado con persistencia vídeos y fotografías de hombres lapidados, degollados o arrojados al vacío, con el fin de servir de sádica propaganda de sus actividades y de infundir el terror entre sus opositores.
Según informa la agencia de noticias AhlulBayt, las fuerzas gubernamentales de Irak han capturado en la localidad norteña de Mosul a Abu Omer, un dirigente del Estado Islámico muy conocido por su participación en ejecuciones de hombres homosexuales y bisexuales. La noticia ha sido confirmada a Newsweek por Hisham al-Hishimi, que trabaja como asesor para diversos gobiernos de Oriente Medio sobre asuntos del Ejército Islámico, y también ha sido difundida por los medio locales.
Conocido por la prensa occidental como «Barba blanca», Omer ha sido visto en distintas imágenes en ejecuciones públicas de hombres homosexuales y bisexuales. En alguno de los vídeos, realizados por el propio Ejército Islámico, aparece leyendo los cargos contra los que serán ejecutados, ataviado con vestiduras clericales, lo cual hace suponer que su función era la de shari, o líder religioso encargado de la aplicación de la sharía o ley islámica. En otras imágenes se le ve frente a las piedras que serán utilizadas para la lapidación de sus víctimas. Estas infames imágenes han sido difundidas repetidamente con el objetivo de propagar las actividades del Ejército Islámico e infundir el máximo terror posible tanto entre sus enemigos, como entre las poblaciones que ocupaban o en posibles disidentes.
Un infierno para la comunidad LGTB
La consolidación del Estado Islámico supuso la imposición de un régimen de terror, en el que la comunidad LGTB fue una de las grandes perdedoras. Siria e Irak, que fueron en el pasado estados de tradición laica (vinculada al baazismo gobernante) en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, acabaron por convertirse para ellas en un auténtico infierno. En Irak, la homosexualidad fue legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigar las relaciones homosexuales con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte (aunque la legislación no llegó a ser aplicada). “Entonces teníamos clubes nocturnos, bares, áreas de encuentro y una red de asambleas sociales”, explicaban en su momento desde la organización Iraqi LGBT. De hecho, durante los años 80 y primeros 90, la vida nocturna de los homosexuales en Bagdad atraía a visitantes de países vecinos, como Kuwait o Arabia Saudí.
Tras la invasión, la situación legal de la homosexualidad se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron (especialmente en el área de mayoría chií) facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hicieron sino aumentar en todas las zonas del país.
En el caso del área suní, la situación de profundo descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, terminó por cristalizar en el surgimiento del Estado Islámico, que también llegó a controlar una parte importante del territorio sirio. Y es que en Siria la revuelta contra el régimen de Bashar al-Asad, alentada en sus inicios desde los países occidentales (y de la que ya en 2013 conocíamos sus terribles consecuencias para los homosexuales sirios) confluyó finalmente en ese mismo fenómeno.
El Abu Omer ese, con toa la pinta de ser una maricona reprimida egodistónica loca envidiosa y amargada.
Claro, José Félix, Abu Omer puede ser un asesino despiadado, una bestia sanguinaria, un torturador sádico, un fanático que desprecia la vida humana, pero para qué le vamos a llamar todo eso. No, lo que hay que hacer es decir que tiene pinta de maricona loca, porque ser maricón es mucho peor que todo lo anterior, y si ya se es una loca…
Ahora habrá que ver si lo meten en la cárcel hasta el fin de sus días o le dan un premio y lo ponen frente a alguna mezquita.
Desgraciadamente parece ser que este sujeto solo pisó la cárcel durante unos minutos.