La policía de Aceh (Indonesia) detiene a doce mujeres trans, les afeita el cabello y las obliga a vestirse como “hombres normales”
En la región indonesia de Aceh, en donde rige oficialmente la sharía o ley islámica desde 2005, se ha iniciado la enésima campaña contra la comunidad LGTB. Amnistía Internacional ha denunciado la detención de 12 mujeres trans en la redada a cinco salones de belleza, el pasado sábado 27 de enero. La policía, además de clausurar los locales, les afeitó el cabello en público, las desnudó y las obligó a vestirse con ropas masculinas para, supuestamente, convertirlas en “hombres normales”. «La llamada ‘reeducación’ de las personas trans por parte de la policía no solo es humillante e inhumana, también es ilegal y una clara violación de sus derechos humanos. Dichos incidentes deben ser investigados de manera inmediata y efectiva”, exige Usman Hamid, director ejecutivo de Amnistía Internacional Indonesia.
En el marco de la llamada “Operación Anti Moral Enferma”, la policía de Aceh efectuaba este sábado redadas sincronizadas a varios salones de belleza, deteniendo a 12 mujeres trans. Los agentes forzaron el cierre de los establecimientos y a las víctimas arrestadas, por su mera identidad de género, las sometieron al escarnio público: les raparon las cabelleras en la calle y las obligaron a pasearse con ropas de hombre. Para las autoridades, estas prácticas denigrantes formal parte de un programa de “reeducación social”. El tránsfobo objetivo final no es otro que “enseñarles” a “comportarse” como “hombres de verdad”.
Aunque en Aceh la homosexualidad sí está penada con castigos físicos (como recogíamos, en mayo del año pasado, al hacernos eco de la aplicación de la condena de 83 latigazos en público a dos jóvenes que mantuvieron relaciones homosexuales), la transexualidad no es formalmente ilegal. Sin embargo, muchas personas trans también son víctimas de numerosas formas de persecución y discriminación. El jefe de la policía local, Ahmad Untung Surianata, decía a los medios de comunicación que «los retendremos durante tres días para que les brinden consejos y asesoramiento. Está yendo bien y ahora están actuando como hombres de verdad».
Según parece, las víctimas ya han sido puestas en libertad sin cargos, pero su mayor condena, con toda probabilidad, va a ser volver a sus vidas con un estigma social todavía más degradante. Amnistía Internacional asegura sobre estas prácticas en la citada región indonesia que «las últimas redadas en los salones de belleza son solo el último ejemplo de las autoridades que atacan arbitrariamente a las personas transgénero simplemente por lo que son. A pesar de no haber cometido ningún delito, Aceh se ha convertido en un lugar cada vez más hostil para las personas LGTBI”.
Usman Hamid, director ejecutivo de Amnistía Internacional Indonesia, recuerda que «en Aceh, no solo las personas transgénero enfrentan hostigamiento, intimidación y ataques, todas las personas LGTBI corren un grave riesgo de recibir dicho tratamiento. Estos ataques deben detenerse inmediatamente y las autoridades deben tratar a todas las personas en Aceh por igual ante la ley. La policía está allí para proteger a todos, no para humillarlos y violar sus derechos».
Escalada de LGTBfobia de estado en Indonesia
El pasado mes de diciembre dosmanzanas recogía la condena de diez hombres a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta “fiesta gay” en Yakarta, la capital de este país asiático. Como decíamos hace ahora poco más de un mes, esta la noticia suponía un paso más en la escalada de LGTBfobia de estado que vive Indonesia. A diferencia de Aceh, en Yakarta las relaciones homosexuales no son ilegales, por lo que los detenidos fueron condenados por violar la ley contra la pornografía.
El hecho de que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente esta no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (En Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos.
Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo de 2017, que desembocó en la citada condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una “fiesta gay” en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia, el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y en octubre de 2017 tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres.
En diciembre también aludíamos al “respiro provisional” que había supuesto la decisión del Tribunal Constitucional de Indonesia de rechazar una propuesta de criminalización de las relaciones sexuales entre personas no casadas, cuyo objetivo principal no era otro que el de castigar por vía indirecta las relaciones homosexuales. Poco duraba el respiro, por desgracia.