Recuerdos de Latinoamérica: críticas de las novelas «Desastres naturales» e «…y un día Nico se fue»
Ya que la mayoría de libros narrados en primera persona hacen uso del tiempo pretérito perfecto simple, el recuerdo es parte inherente a ellos, pero algunos juegan más con el pasado que otros, evocando atmósferas melancólicas donde la nostalgia se impone a menudo a la propia coherencia narrativa, de forma que nos enfrentamos a ellos como si de frescos diarios se tratasen. Venidos de Latinoamérica, los libros que abordo hoy son el reciente Desastres naturales y el ya clásico …y un día Nico se fue, dos bellas miradas a sendos pasados de (des)amor.
Desastres naturales (2016) es la última obra del chileno Pablo Simonetti, cuya Madre que estás en los cielos (2004) se cuenta entre las novelas más vendidas de la historia de Chile. El popular autor nos cuenta la historia de Marco, quien reconstruye un pasado marcado por las complicaciones amorosas derivadas de ser homosexual en un ambiente harto conservador. Así, el protagonista evoca los rostros de los chicos y hombres que pasaron por su vida conforme su propia identidad se fraguaba. Las palabras con que da comienzo el libro, sin embargo, no están dedicadas a ninguno de ellos: «La única secuela que me dejó el infarto cerebral fue la voluntad de descifrar la relación que tuve con mi padre. También su cerebro sufrió el primer tropiezo antes de que cumpliera sesenta años. Por primera vez en mi vida me sentí como Ricardo, fui él, en cierto modo». Y es que tanto su progenitor como su madre y hermanos, empecinados todos ellos en mantener el legado autoritario de aquel a través de la empresa familiar, actúan de barrera entre el protagonista y su propia libertad, sirviendo de prolongación de un contexto dictatorial en todos los sentidos de la palabra del que la erupción del volcán Villarrica en 1971 y otros desastres naturales sirven de perfecta metáfora. Lamentablemente, los entresijos de la historia son poco novedosos, resultando la narración relativamente letárgica, pero la sincera y versada escritura de Simonetti garantiza una lectura agradable y a ratos conmovedora.
Por su parte, …y un día Nico se fue (1999) es la primera novela de Osvaldo Bazán, quien osa contar su propia historia sentimental, marcada, como el título adelanta, por el día en que su primer gran amor decidió marcharse para no regresar, asfixiado como estaba por una relación que, en el fondo, no era tan perfecta como ambos querían creer. La dificultad de autor y protagonista para afrontar este duro hecho sirve para adentrarse en otras vivencias clave relacionadas con la propia aceptación de la homosexualidad, las nunca fáciles relaciones familiares o los movimientos sociales de la época, pero volviendo siempre a él, a Nico, a ese amor que lo cambió para siempre y que, en el fondo, jamás superará. Hay mucha tristeza en …y un día Nico se fue, mucha melancolía, pero también mucho humor, ya que Bazán hace gala de un talento innato para convertir la narración de cualquier acontecimiento en un brote de ingenio, siendo su prosa tan elaborada como sensible, de forma que el lector queda atrapado desde ese «…y un día Nico se fue. No, no es que haya dicho que necesitaba un tiempo para ver qué le pasaba, que es una mentira tan piadosa, tan de llevar, que al menos te da un respiro, una oportunidad para ponerte a pensar un poco que las cosas están tomando un rumbo equivocado y habrá que empezar a ver cómo enderezar todo. No». Presentada por Marea en una maravillosa edición en tintes rosáceos que incluye las letras del musical que brotó del éxito de la novela, …y un día Nico se fue es una pieza clave de la literatura LGTB latinoamericana, una joyita que no se os puede escapar.
En Desastres naturales e …y un día Nico se fue autores y personajes reflexionan sobre el pasado desde un presente en el que ya no son los mismos que fueron, ofreciendo así una narración desenfadada aun lidiando con acontecimientos que los marcaron para siempre. Quién sabe, quizá vosotros tampoco seáis los mismos tras leerlos.