Poderío drag: críticas de «24-Decade History of Popular Music» (Taylor Mac) y «RuPaul’s Drag Race»
Las drag queens son hombres, generalmente homosexuales, que se visten y actúan a la usanza del estereotipo de una mujer de rasgos exagerados. Por supuesto, los prejuicios a su alrededor son innumerables, sobre todo a raíz del desconocimiento. Que ellos mismos (o ellas mismas, pues suelen adoptar (pro)nombres femeninos) disfruten autorridiculizándose no ayuda. O quizá sí, según se mire. En cualquier caso, hoy voy a hablar de dos shows de draq queens que dejan atrás el cliché y ahondan en el terreno del arte más espectacular. Aviso: he disfrutado de ambos durante mi estancia en Los Ángeles (desde donde, por cierto, trabajo este año), con lo que en principio no están disponibles en España, pero creo que vale la pena que los conozcáis. Son: el concierto 24-Decade History of Popular Music, de Taylor Mac, y el reality RuPaul’s Drag Race, de RuPaul.
El espectáculo 24-Decade History of Popular Music de la drag queen Taylor Mac concluyó el fin de semana pasado en Los Ángeles tras cuatro sesiones de seis horas cada una en las que la estrella repasa la historia estadounidense a través de 246 canciones, todas ellas interpretadas en directo. Toda una entidad, Taylor Mac que cambia de vestuario, estilo y acompañantes conforme avanza el show pero rara vez deja el escenario, admite que le resulta imposible actuar a la perfección durante las 24 horas, pero lo cierto es que rara vez se aleja de ella… y eso que su frase estelar es «la perfección es para los pendejos» («perfection is for assholes«). Al margen de la política o las batallas, Taylor Mac realiza un análisis queer de la historia, fomentando las reivindicaciones sociales: afroamericanos, mujeres, homosexuales y personas trans tienen, por tanto, un protagonismo especial. Todo ello entre risas y lágrimas, pues los monólogos humorísticos se entrelazan con actuaciones verdaderamente emotivas. Entre tanto, los espectadores (a menudo, vestidos de forma aún más extravagante que el protagonista) interactuan, bailan, comen, beben, ríen, se hacen fotos y cambian de asiento tantas veces gustan, ya que la espectacular drag queen deja claro desde el principio que está en contra del elitismo del reparto de asientos. A 24-Decade History of Popular Music ganó el 2017 Edward M. Kennedy Award for Drama Inspired by American History y fue finalista al 2017 Pulitzer Prize for Drama. Ciertamente es una experiencia inolvidable que dio comienzo en 2016 en Brooklyn y con suerte seguirá deambulando por ciudades afortunadas (ojalá, España algún día).
El reality RuPaul’s Drag Race es la excusa perfecta para que la genial drag queen RuPaul, divertidísima tanto en su estética femenina como en la masculina (prueba de ello es su papel en la película But I’m a Cheerleader, 1999), despliegue todo su ingenio… y todo su talento. Como en (casi) todo reality, la primera semana conocemos a las personas a concurso, perdiendo cada semana a una por decisión de la propia RuPaul (el público disfruta, opina y observa, pero no ejerce veredicto alguno… y, aun cuando RuPaul se rodea de consejeros, la decisión final siempre recae sobre sus hombros). De esta forma, semana a semana vemos a los concursantes afrontar pruebas diversas durante las que deben forjar su identidad como drag queens a la par que entretener y fascinar al espectador. Sabiamente, el programa mezcla las emotivas historias de sus concursantes (casi todos, jóvenes gais que no lo han tenido nada fácil en el pasado) con los brillantes despliegues de vestuario de las galas, donde a menudo dejan a los espectadores con la boca abierta. Así, los aspirantes al título de «America’s Next Drag Superstar» deben diseñar su propio atuendo (con todo tipo de materiales, colores y estilos), imitar a personalidades famosas, interpretar escenas teatrales, bailar, cantar y, finalmente y como prueba final de salvación o expulsión, desarrollar el clásico «lip sync». La hilaridad está garantizada gracias a la gracia perenne de RuPaul, pero también hay espacio para las lágrimas ante las historias de superación de los concursantes, tanto por su pasado como por sus esfuerzos para vencer en un show mucho más serio, duro y difícil de lo que aparenta. En cada edición, nacen estrellas imperecederas del drag.
Tanto Taylor Mac como RuPaul dan al mundo del drag una esencia mucho más profunda de la habitual, sin olvidar la gracia y la espectacularidad que caracteriza a las mejores drag queens. Ambas son auténticas estrellas que han convertido 24-Decade History of Popular Music y RuPaul’s Drag Race en dos lujosos entretenimientos que son a su vez armas de batalla contra los prejuicios y conmovedoras miradas al alma humana.