Una investigación revela que respetar el nombre elegido por adolescentes y jóvenes trans disminuye drásticamente los casos de depresión e intentos de suicidio
La Universidad de Texas ha realizado uno de los estudios más amplios —y con mayor diversidad entre sus participantes— sobre los jóvenes transgénero. Según las conclusiones de los autores, el hecho de que los jóvenes y adolescentes trans sean tratados en su entorno con el nombre correspondiente a su identidad de género disminuye drásticamente los cuadros depresivos, los pensamientos suicidas e, incluso, los propios intentos de suicidio. El trabajo ha sido realizado por el mismo equipo que, el pasado año, estableció que, debido al estigma social, el porcentaje de jóvenes transgénero con ideas suicidas duplicaba el de la población general y cuadriplicaba la propensión a consumir drogas.
El estudio ha estado dirigido por el profesor Stephen T. Russell, titular del departamento de Desarrollo Humano y Ciencias de la Familia de la Universidad de Texas, con sede en Austin, y ha sido publicado por la revista Journal of Adolescent Health en coincidencia con el Día de la Visibilidad Trans. En el trabajo de investigación también han colaborado Amanda M. Pollitt, de la Universidad de Texas; Gu Li, de la Universidad de Columbia Británica; y Arnold H. Grossman, de la Universidad de Nueva York.
Los investigadores han entrevistado a 129 jóvenes transgénero, de edades comprendidas entre los 15 y 21 años, de tres zonas geográficas distintas. También se ha procurado que el grupo de personas entrevistadas fuera lo más diverso posible, de tal manera que el profesor Russell destaca que la muestra «es étnica y geográficamente diversa de manera remarcable, y también diversa en términos de clases sociales».
Uno de los descubrimientos que más ha impactado al equipo investigador se refiere al respeto al nombre elegido por adolescentes y jóvenes transgénero por parte de su entorno. «Muchos chicos y chicas transgénero han elegido un nombre distinto al que se les dio al nacer», explica el profesor Russell, «mostramos que en cuantos más contextos o situaciones podían usar su nombre preferido, más fuerte era su salud mental».
A los adolescentes y jóvenes entrevistados se les preguntó si podían usar su nombre elegido en su centro escolar, en su casa, en su trabajo o con los amigos. Entre quienes podían utilizar su nombre en estos entornos había un 71 % menos de casos de depresión severa, un 34 % menos de casos reportados de pensamientos suicidas y un 65 % menos de casos de intentos de suicidio. «He estado investigando sobre jóvenes LGTB durante 20 años», comentaba el profesor Russell «y hasta yo me sorprendí de ver una relación tan clara».
La conclusión del estudio no puede ser más evidente, según el profesor Russell: «Lo sensato es apoyar a los jóvenes en el uso de su nombre elegido. Es respetuoso y apropiado para su desarrollo».
Stephen T. Russell también dio a conocer el pasado 2017 otro estudio, publicado en prestigiosas revistas científicas con revisión por pares, en el que se constataba que los adolescentes trans duplicaban el porcentaje de pensamientos suicidas con respecto a sus coetáneos cisgénero y se veían más abocados al consumo de estupefacientes, aun cuando se controlaran el resto de factores de riesgo. Según la investigación (que reunió datos sobre 25.000 estudiantes), las principales causas para que se dieran estos altos porcentajes se hallaban en la depresión y el acoso escolar.