Grecia abre la acogida de menores a las parejas del mismo sexo
Nuevo pequeño paso adelante en la equiparación de derechos en Grecia. El Parlamento heleno aprobó el miércoles de la semana pasada una ley de adopción que, si bien continúa excluyendo a las parejas del mismo sexo, contempla por primera vez que puedan optar a la acogida de menores en igualdad de condiciones. La reforma ha suscitado el rechazo de los socios de Gobierno del primer ministro Alexis Tsipras y de la iglesia ortodoxa.
La iniciativa partió del ministerio de Trabajo, que se propuso modificar la legislación para simplificar los largos y engorrosos procedimientos de adopción en el país. En ningún momento se planteó su apertura a las parejas del mismo sexo, que siguen estando excluidas de esta posibilidad. Pero en su artículo 8, el texto sí que contempla, por primera vez, que las parejas unidas civilmente puedan acceder a la acogida de menores.
La votación en el pleno del Parlamento tuvo lugar el pasado día 9 y el proyecto de ley salió adelante con 161 votos a favor y 103 en contra. Los diputados de los dos principales partidos, Syriza y Nueva Democracia, tuvieron libertad de voto. Dos diputados de Syriza votaron en contra, mientras que una de Nueva Democracia votó a favor. Los socios de Gobierno del primer ministro Tsipras, el partido de derecha nacionalista Griegos Independientes (ANEL), se opusieron en su mayoría a la medida.
El diputado de ANEL Konstantinos Katsikis, de hecho, pronunció una dura diatriba homófoba en la que comparó la homosexualidad con el incesto o la pedofilia. «¿Es el amor de un padre por su hija, cuando este amor no es paterno, un pecado o no?», se preguntaba. «El mismo amor podrían reivindicar los pedófilos también. ¿Por qué se considera monstruoso el amor en estos casos, mientras que en las relaciones homosexuales este amor se considera inocente?». Katsikis puso en duda las «buenas intenciones» de las parejas del mismo sexo. «Esta gente no quiere usar su capacidad de reproducirse, pero quieren ser padres de acogida».
Los conservadores de Nueva Democracia, a pesar de rechazar también el proyecto de ley, condenaron el discurso de odio del representante de ANEL, que consideraron más cercano al de los neonazis de Amanecer Dorado (XA). También reprocharon a Syriza, sus socios de Gobierno, que no condenara las palabras de Katsikis. Los socialdemócratas de Movimiento por el Cambio (KA) y de Coalición Democrática (DISI) expresaron igualmente su repulsa por la diatriba homófoba.
Alexis Tsipras apostó por defender la medida porque permitirá a todas las parejas «llevar a cabo la expresión más humana de nuestra naturaleza: ofrecer y recibir amor». El primer ministro cargó contra los que «reproducen estereotipos anacrónicos» y «cultivan el odio hacia los extranjeros, las personas de otras religiones y aquellos que son diferentes».
Durante su tramitación parlamentaria en comisión, la gran mayoría de los agentes sociales y expertos consultados se habían mostrado favorables a la reforma. La excepción más ruidosa, como viene siendo habitual en el país, fue la de la iglesia ortodoxa. El Sínodo Permanente expresó su oposición a que «el Estado decida despojar a algunos niños del derecho a crecer en un entorno familiar normal» y cargó contra la «corrección política» que, en su opinión, ha motivado la ley.
Avances lentos, pero avances en cualquier caso
Durante la actual legislatura se han producido significativos avances en la igualdad LGTB en Grecia, que aún no alcanza sin embargo el nivel de otros países europeos. Uno de los primeros fue la ley para ampliar las uniones civiles a las parejas del mismo sexo, conjuntamente con una mejora en los derechos que contemplan estas uniones, en diciembre de 2015. Se trató de un hito histórico en un país como Grecia, donde la Iglesia ortodoxa, fuertemente homófoba, conserva una gran influencia social. Muchos se sintieron sin embargo defraudados por Syriza, un partido que en su congreso de 2013 (primero que celebró como partido unitario) se había posicionado a favor de la igualdad jurídica de todas las parejas, una igualdad que obviamente no aportó esta ley. Las parejas del mismo sexo siguen sin poder acceder al matrimonio ni a la adopción conjunta.
Otra reforma fundamental para la comunidad LGTB fue la ley de identidad de género aprobada en octubre de 2017, la primera del país que despatologiza la realidad trans. El texto eliminó la necesidad de tutela médica y de cualquier intervención quirúrgica, incluida la esterilización, para que los mayores de 17 años puedan obtener el reconocimiento legal de su identidad. Los jóvenes de entre 15 y 17 años sí necesitan un informe psiquiátrico además del consentimiento paterno. Aunque no satisfizo la totalidad de sus reivindicaciones, los colectivos trans saludaron la nueva norma como un gran avance.