Pasión prohibida entre extremismo religioso: críticas de «Disobedience» y «Última noche en el Guapa»
Hoy llega a la cartelera española la esperada primera película de Sebastián Lelio tras Una mujer fantástica: Disobedience. Su ambientación en el opresivo seno de una familia ortodoxa judía me sirve de perfecta excusa para rescatar la que consideré la mejor novela LGTB del año pasado: Última noche en el Guapa, centrada en el extremismo musulmán, donde nuestra comunidad también es harto maltratada.
Disobedience (2018) cuenta la historia de amor entre dos mujeres en un mundo frío y gris perfectamente captado por la experimentada cámara de Danny Cohen, director de fotografía habitual de Tom Hooper (incluyendo la visualmente hermosa cinta trans Una chica danesa, 2015 [crítica]). Él y el realizador Sebastián Lelio trabajan mano a mano para confeccionar una puesta en escena elaboradísima donde ningún ángulo es azaroso, enclaustrando secamente a sus personajes. Este último, por supuesto, viene de ganar el Oscar por Una mujer fantástica (2017) [crítica], la primera película plenamente LGTB que lo consigue, y, aunque no ha alcanzado el mismo nivel de grandeza, sí ha logrado con su salto a Hollywood convertir a dos estrellas de la talla de Rachel Weisz y Rachel McAdams (la primera, ganadora del Oscar por El jardinero fiel (2005), de Fernando Meirelles; la segunda, nominada por Spotlight (2015), de Thomas McCarthy, ambas en calidad de secundarias) en dos amantes apasionadas sin miedo a protagonizar una escena sexual lésbica que logra ser impactante, íntima e incómoda sin toque pornográfico alguno. En las miradas de ambas reside gran parte de la fuerza del filme, con Alessandro Nivola como perfecta pieza disruptiva del triángulo amoroso. El doloroso contexto, ya se ha dicho, es una comunidad judía harto conservadora de Londres donde, para sentirse vivo, sólo queda la desobediencia.
Entretanto, Última noche en el Guapa (Guapa, 2016), del joven Saleem Haddad, narra un día en la vida de Rasa, un chico homosexual que vive en una ciudad cualquiera de un país árabe cualquiera y lucha por labrarse un futuro en medio de una situación política y social insostenible. Pero no es un día más en la vida de Rasa: Teta, su abuela y única familia, lo pilló anoche en la cama con otro hombre; su mejor amigo está desaparecido y esa misma noche está invitado a una boda que cambiará su vida para siempre. Delicadísimamente elaborada, esta extraordinaria obra entrelaza con maestría esas veinticuatro horas con recuerdos marcados por la ausencia de sus padres, la figura autoritaria de su abuela, la llegada a Estados Unidos pocos días antes de los atentados del 11S y el regreso a su país en pleno momento de revolución. La primera novela de este escritor, periodista y cooperante nacido en Kuwait es una mirada llena de honestidad, fuerza y poesía a la búsqueda de identidad tanto de un joven como de toda su cultura cuya lectura es sencillamente imprescindible.
Por su conservadurismo, la religión es rara vez amiga del amor verdadero, pero, en lo que respecta a la comunidad LGTB, a menudo es directamente su enemiga, sobre todo cuando se adentra en terrenos extremistas. El judaísmo ortodoxo y el Islam son, prácticamente por definición, enemigas del amor LGTB, pero, ojo, que el cristianismo tampoco puede presumir demasiado, aun cuando, por suerte, el Papa Francisco parece estar decidido a cambiar las cosas.