La artista trans Roberta Marrero lanza un libro sobre la celebración de la cultura LGTBQ+ a lo largo de las últimas décadas
La artista plástica y escritora Roberta Marrero acaba de publicar We can be heroes: una celebración de la cultura LGTBQ+ (Lunwerg), el primer gran manifiesto pop que reivindica el papel de este colectivo en la cultura de las últimas cinco décadas. En el libro, la activista —de 46 años y afincada en Madrid— rinde homenaje a aquellos personajes que le hicieron ver que el mundo no es solo hetero y blanco.
Marrero, que se autodefine como ‘artivista’, hace un recorrido desde la Edad Media hasta nuestros días, analizando la represión franquista, la androginia, el travestismo, la pornografía o lo queer a través de figuras como Madonna, Frida, Raphael, Rocío Jurado, Divine, David Bowie, Lorca, Marilyn Manson o Paloma Chamorro.
La artista española, autora de otros trabajos como el libro El bebé verde, se refiere a su último proyecto como una especie de «ensayo biográfico ilustrado». Y asegura en el mismo que la cultura ha sido su mejor arma para luchar y encontrarse a sí misma. «Tu opresor quiere que no sepas, que permanezcas en la ignorancia, así seguirás siendo maleable, seguirás sintiendo miedo, seguirás paralizado… Por eso la cultura tiene tan mala fama; pero a estas alturas una ‘señora de mala fama’ debería resultarnos más atractiva que otra cosa», explica.
Ser una niña trans, a principios de los ochenta, no resultaba nada fácil. Recuerda que, con solo once años, vio por televisión a Boy George (que era lo que hoy podríamos llamar alguien de género fluido) y aquello le cambió la vida. «Descubrí de pronto que el mundo no era en blanco y negro. Era posible crearse una identidad y una autoestima a través de la cultura, entendiéndose por cultura desde las salas de los museos a las canciones pop», cuenta en el libro la escritora, que considera también que hoy día asistimos a un cierto aburguesamiento del colectivo LGTB.
Marrero afirma en el libro que su viaje ha sido largo, y que nunca tuvo el privilegio de salir de ningún armario, porque su amaneramiento era imposible de ocultar. Y también asegura que ese viaje no ha acabado todavía. «Mucha gente tiene la sensación de que, porque el colectivo LGTBQ+ ha conseguido algunas leyes a su favor, ya está todo hecho, pero nada más lejos de la realidad. Conseguirlas es solo el principio de otra cosa, un camino a algo más […] Las transformaciones sociales las hacemos las personas, no las leyes», apostilla.