Praga celebra el Orgullo LGTB con la mirada puesta en la posible aprobación del matrimonio igualitario en la República Checa
Un año más ha tenido lugar la celebración del Orgullo LGTB de Praga, uno de los más tardíos de Europa, y cuyos actos se han extendido del 6 al 12 de agosto. Entre los protagonistas de este 2018 han destacado las familias LGTB, un gesto con el que los activistas checos buscan marcar terreno en un momento en el que la República Checa puede ver legalizado el matrimonio igualitario.
Como cada agosto desde 2011 se ha celebrado en Praga la semana del Orgullo LGTB. En esta ocasión, los organizadores han querido dar un especial protagonismo a las familias, una elección muy vinculada al debate sobre la posible aprobación del matrimonio igualitario en la República Checa. Como ya hemos informado, el proyecto de ley fue registrado el pasado 22 de junio. De ser aprobado, las parejas del mismo sexo tendrían acceso al matrimonio en igualdad de condiciones en derechos y obligaciones que las de distinto sexo. No va a resultar sencillo: el principal elemento a favor es el respaldo del propio Gobierno checo y de buena parte del partido gobernante, ANO. En contra, el hecho de que solo el Partido Pirata lo respalda de forma clara y públicamente unánime. Además, un grupo de diputados ha presentado un proyecto de enmienda a la Constitución para hacer imposible su aprobación, si bien requeriría del apoyo de dos tercios de la Cámara, algo improbable con la actual correlación de fuerzas (la aprobación del matrimonio igualitario requeriría «solo» de una mayoría absoluta).
En este contexto, los organizadores del Orgullo y los colectivos LGTB checos han decidido dar protagonismo a la igualdad de las familias LGTB, especialmente en el acceso al matrimonio y los derechos familiares. Buen ejemplo ha sido la exposición de fotografías del artista eslovaco Robert Vano, titulada «Jedna láska, jedno manželství» («Un solo amor, un solo matrimonio») y exhibida en la Estación central de ferrocarriles. Allí se han podido ver imágenes de gran formato de varias familias homoparentales del país, con el objetivo de visibilizar su realidad en uno de los lugares más transitados de la capital checa.
Pero también se han abordado otros temas, como la prevención del VIH/sida. En este sentido, se ha reservado un espacio para la prueba del VIH y otras ITS en el corazón del festival, el «Pride Village» en Střelecký Ostrov (La «Isla de los Cazadores»). El día 8 de agosto, el «duhová tramvaj» («tranvía del arco iris») recorrió las calles de la ciudad con una intervención de arte destinada a concienciar sobre la necesidad de hacerse la prueba. Igualmente, destaca como nota llamativa el que una parada de tranvía, cercana al Pride Village, haya cambiado su nombre por el de «Duhová» («arco iris»).
El Orgullo de Praga también destaca por la presencia notable de colectivos de creyentes LGTB, especialmente la asociación Logos, que engloba varios grupos en todo el país. Sus actividades están contempladas en el programa oficial y disponen de una caseta propia en la Isla de los Cazadores como punto de información permanente y lugar de la mayor parte de sus actividades (cada día celebran una oración o meditación a las 18 horas en torno a el tema de la identidad, así como dos oficios religiosos, al comienzo y el final del festival respectivamente). Este año, en especial, han contado con la presencia del británico Philip Baldwin, quien el pasado 8 de agosto habló sobre cómo pasó de abogado a activista LGTB y en favor de las personas con VIH y de ahí a hacerse cristiano sin que ello lo viviera como una contradicción.
Como es habitual en las celebraciones del Orgullo, la actividad principal fue la celebración, ayer sábado 11 de agosto, de la gran manifestación desde la Plaza de San Venceslao hasta el parque de Letná. Se estima que unas 40.000 personas participaron activamente (el año pasado fueron 35.000), una cifra que no ha parado de crecer desde 2011, tal y como se muestra en las gráficas de los propios organizadores. Una cifra especialmente significativa si se compara con otros países del antiguo bloque soviético, respecto de los que el Orgullo praguense destaca también por el apoyo institucional y la ausencia de incidentes o contramanifestaciones homófobas. En este sentido, merece la pena señalar que, según estimaciones de los organizadores, cerca de un cuarto de los asistentes procede de estos países, especialmente de Eslovaquia, Polonia y Ucrania. Parece claro que el Orgullo de Praga constituye para muchos la ocasión más cercana y accesible para encontrar una ocasión de libertad que en sus lugares de origen aún resulta muy difícil.
Desde el punto de vista político, ha destacado muy especialmente la implicación del Partido Pirata, tercera formación más votada en las elecciones de 2017, como el más claramente comprometido con la realidad LGTB. Aunque ya habían participado en años anteriores en la manifestación, en esta ocasión lo han hecho con su propia carroza, que, en obvia referencia al partido, ha adoptado la forma de barco pirata. «Como en otras ciudades del mundo, la semana del Orgullo se ha convertido en parte del calendario anual de actividades. El Prague Pride pertenece a nuestra ciudad: habla de libertad, tolerancia mutua y respeto a las diferencias, pero también de divertirse. Para mí, personalmente, es una semana para cargar energías, cuando la ciudad cobra vida y me alegra poder formar parte de ello», ha declarado Zdeněk Hřib, candidato pirata a la alcaldía de Praga.