Cuatro hombres queman viva a una mujer trans que se resistió a ser violada en Pakistán
Una mujer trans ha sido quemada viva en Pakistán a manos de cuatro hombres. La víctima opuso resistencia al intento de ser sometida sexualmente. Al parecer, los asesinos la secuestraron y la llevaron a un lugar desierto, cerca de una estación de taxis en el distrito Sahiwal, a unos 250 kilómetros de Lahore. La mujer sufrió quemaduras en el 80% de su cuerpo y falleció de camino al hospital. Los medios locales, poco respetuosos con la realidad de las personas LGTB en general, incluso después de la tragedia, no han respetado su auténtica identidad de género, refiriéndose a ella en masculino. Así lo ha denunciado Trans Action Pakistán, una organización igualitaria que lucha especialmente por los derechos de las personas trans en este país asiático.
Una vez más, el odio tránsfobo se cobra una nueva víctima en Pakistán, un país en el que las mujeres trans son con frecuencia víctimas de la violencia. Trans Action Pakistán explica que, al menos hasta el momento, nadie ha reclamado el cuerpo de esta mujer y no se ha revelado su identidad. Los avances legislativos y de visibilización conviven con los numerosos episodios de violencia tránsfoba: solo en 2017 se registraron 208 casos y entre 2015 y la actualidad se han contabilizado, al menos, 56 asesinatos.
A las elecciones generales que se celebraron en Pakistán el pasado 25 de julio se presentaron cinco mujeres trans (la cifra más elevada hasta la fecha). Tres de ellas aspiraban a ocupar un escaño en la Asamblea Nacional y las otras dos se postularon como representantes provinciales. Hasta trece personas trans intentaron presentarse para aspirar por diferentes cargos, aunque solo cinco conseguían formalizar sus candidaturas. Cabe señalar que a decenas de personas en la región de Khyber Pakhtunkhwa se les prohibió emitir sus votos debido a que sus documentos de identidad no coincidían con su identidad de género.
Pakistán: pequeños avances en un entorno social hostil
La Asamblea Nacional de Pakistán aprobaba el pasado mes de mayo la Ley de Protección de Derechos de las Personas Transgénero. Una norma que reconoce el derecho a decidir sobre la propia identidad de género y prohíbe la discriminación laboral y en otros ámbitos y que fue presentada en la cámara baja del parlamento bicameral pakistaní en agosto de 2017 por la diputada Naeema Kishwar. En el articulado se agrupan bajo el término «persona transgénero» realidades diversas como las personas intersexuales, los eunucos (varones de nacimiento sometidos a castración), los hombres y mujeres transexuales y «cualquier persona cuya identidad o expresión de género difiera de las normas sociales y las expectativas culturales basadas en el sexo que se les asignó al nacer».
A pesar del gran avance de la nueva ley, las condiciones de vida de la comunidad LGTB en Pakistán son muy duras. Las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo siguen siendo ilegales a día de hoy en este país. El Código Penal se remonta a 1860, cuando formaba parte de la India colonial y ambos Estados compartían la ley de sello británico. Tal y como reza el texto en su artículo 377, están perseguidos los «delitos antinaturales», que cometerá «quien voluntariamente tenga relaciones sexuales carnales contra el orden de la naturaleza con cualquier hombre, mujer o animal».
Los condenados por estos «delitos» «serán castigados con pena de prisión de por vida o con pena de prisión de cualquiera de las dos categorías por un término que no podrá ser inferior a dos años ni superior a diez años; también será responsable de multa». La ilegalidad de las relaciones homosexuales ha provocado, aparte de injustas persecuciones motivadas por la orientación sexual, situaciones tan ridículas como la censura de una fotografía de dos hombres besándose en la portada internacional del New York Times distribuida en Pakistán el 29 de enero de 2016.
En cambio, como publicó también dosmanzanas en su momento, ya en julio de 2009 la Corte Suprema de Pakistán daba un paso hacia un cierto reconocimiento oficial de las personas transgénero y a finales de ese mismo año ordenaba que se reconociera oficialmente la existencia de un «tercer sexo». Este mismo año, el senador Babar Awan presentaba en la cámara alta un proyecto de ley similar al aprobado ahora para proteger al colectivo trans y que también contenía disposiciones antidiscriminatorias. En marzo de 2017, una histórica sentencia condenaba a cadena perpetua a los dos asesinos de una mujer trans.
No obstante, la igualdad real de las personas trans también sigue estando muy lejana, ya que todavía son vulnerables a los abusos físicos y verbales, tienen que soportar la actitud humillante de los policías, médicos en los hospitales y funcionarios públicos y los informes de palizas y otras formas de violencia dirigidas contra estas personas son comunes. En abril recogíamos el asesinato de Sheena, una mujer trans de origen afgano, que no pudo recuperarse tras ser víctima de cinco disparos. Shena era en la quincuagésimo sexta persona trans muerta como consecuencia del odio tránsfobo en Pakistán desde 2015. Entre ese año y 2017, además, contabilizaron un mínimo de 1.131 casos de violencia contra este colectivo (208 de los cuales corresponden al año pasado).