El arzobispo de Singapur pide que se mantenga la criminalización de la homosexualidad
Se reaviva el debate sobre la posible despenalización de las relaciones entre personas del mismo sexo en Singapur. El detonante ha sido la histórica sentencia de la Corte Suprema de la India, que hace dos semanas declaró inconstitucional la sección del Código Penal heredada de la época colonial británica que criminaliza la homosexualidad. Mientras que el diplomático Tommy Koh animaba a la comunidad LGTB a presentar demandas contra la norma homófoba, una campaña recogía más de 65.000 firmas por su mantenimiento. Una posición que también defiende el arzobispo católico de la metrópoli asiática, William Goh, que teme que tras el fin de la criminalización, las personas LGTB reclamen igualdad de trato.
La influencia del histórico fallo de la Corte Suprema de la India se extiende más allá de las fronteras del país. En Singapur, potencia económica y financiera del sudeste asiático con un 9 % de la población de origen indio, se ha instalado el debate sobre la sección 377A. El artículo del Código Penal, como en el caso indio, es una herencia de la época colonial británica y castiga con hasta dos años de cárcel los actos de «gross indecency» (conducta obscena o inmoral) cometidos entre hombres en público o en privado. Aunque en la práctica apenas se aplica, la persecución legal es el principal signo de la estigmatización de las personas LGTB.
Uno de los primeros personajes públicos en posicionarse fue el diplomático Tommy Koh, que animó a la comunidad LGTB, en una entrada en Facebook, a presentar un nuevo recurso de inconstitucionalidad contra la sección 377A, después de que otros intentos hayan fracasado en el pasado. Su post fue ampliamente compartido, contribuyendo a difundir el debate. Campañas de recogidas de firmas por Internet a favor y en contra de la derogación de la norma homófoba han recogido miles de adhesiones en pocos días.
Al movimiento contra la despenalización se ha sumado el arzobispo católico de Singapur, William Goh. El prelado publicó una carta pastoral en la que previene contra la posibilidad de que a la reforma siguieran nuevas reivindicaciones de la comunidad LGTB, como el reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo. Un argumento manido, el de la «pendiente resbaladiza», que Goh estira hasta el punto de alertar sobre una futura criminalización de las opiniones contrarias a la igualdad LGTB. El arzobispo, eso sí, siente «compasión» cuando los católicos LGTB «son excluidos o marginados por la sociedad».
No se trata, en cualquier caso, de la primera vez que representantes de la Iglesia católica se manifiestan en contra de la despenalización de la homosexualidad en el ámbito asiático. Ya sucedió, por ejemplo, en la India, donde en su momento el presidente de la Conferencia Episcopal local consideró que dicha medida confundiría a la población sobre la moralidad de las relaciones homosexuales. «Aunque despenalizar la homosexualidad no la hace moral, la gente sí puede pensar que es moralmente permisible. El Gobierno no debería dar la impresión de que la homosexualidad está permitida», manifestó en 2009 el cardenal Varkey Vithayathil, hoy fallecido.
Una sociedad muy conservadora
Singapur es una ciudad-estado del sudeste asiático, con una economía capitalista fuertemente desarrollada. Poblada por diferentes grupos étnicos y religiosos, la mayor parte de su población es de origen chino, aunque hay una elevada proporción de malayos e indios. La religión más practicada es el budismo, si bien existen importantes minorías musulmana y cristiana. Es, en cualquier caso, una sociedad globalmente muy conservadora.
Singapur no despenalizó hasta 2007 tanto el sexo oral como el sexo anal, pero sólo para heterosexuales. Las relaciones homosexuales masculinas siguen penalizadas como “conductas obscenas” de acuerdo a la ya mencionada sección 377A del Código Penal, aunque en la práctica no se persiguen, siempre y cuando se practiquen en privado. En 2015, el Gobierno seguía defendiendo el mantenimiento de este statu quo, mientras que en la actualidad se limita a constatar que, si bien la mayoría es contraria a la despenalización, la sociedad está «fuertemente dividida» sobre el asunto. Por otra parte, la comunidad LGTB es cada vez más visible y el Orgullo de Singapur crece año tras año. En 2013 salía del armario el primer político abiertamente gay del país.
Entiendo que las mujeres mayores que van a la iglesia no puedan cambiar la perspectiva que tienen del catolicismo. Pero que no me venga a decir ningún joven que puede estar informado de todas estas barbaridades de la iglesia católica lo buenos que son y lo que ayudan en el tercer mundo. Esto es una agresión de primer nivel a todos los LGBTI, en gravedad solo un peldaño por debajo de actos terroristas como el de Florida.
Y ese impresentable vestido de fantasmón también censura la pederastia en la iglesia? Hay que criminalizar la religión católica
Curioso, verdad? Si se hubiese maquillado recordaría a la drag Sethlas. Y ya estaría enjuiciado por ofensas contra el sentimiento religioso.