Los obispos cubanos apelan a la ideología para oponerse al matrimonio igualitario: aseguran que es «colonialismo ideológico» por parte de países ricos
El arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia de Obispos de Cuba, Dionisio García, ha abierto la veda contra la propuesta de la Asamblea Nacional de Cuba de abrir las puertas al matrimonio igualitario en el texto de la nueva Constitución de la isla. La Iglesia católica cubana se suma así de forma oficial a las iglesias evangélicas, que ya se habían pronunciado en contra. Además de los tradicionales argumentos que ya han utilizado en países como España contra el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio, la Iglesia cubana asegura que llevar el matrimonio igualitario a la isla sería «imperialismo cultural» por parte de los países ricos, que «influyen en países menos desarrollados necesitados de ayudas económicas».
Como explicamos ampliamente finales de julio, la propuesta de reforma de la Constitución aprobado por la Asamblea Nacional de Cuba actualiza la definición de matrimonio, que pasa a ser la unión concertada «entre dos personas», sin mención expresa al sexo de los contrayentes (la redacción actual sigue definiendo el matrimonio como «la unión voluntariamente concertada de un hombre y una mujer con aptitud legal para ello». Una reforma que tendría como consecuencia directa posibilitar la extensión del matrimonio a las parejas del mismo sexo. «Como ya en la Constitución estaba establecida la figura del matrimonio heterosexual desde la heteronormatividad, entonces creo que tenemos el deber de situar otra visión del matrimonio, mucho más inclusivo, que garantice derechos que hasta el momento no hemos estado garantizando. Y una cosa que le digo a muchas personas: darle derechos a los que no los tienen no significa quitárselos a los que ya lo tienen», explicaba por entonces Mariela Castro, directora del CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual) y diputada de la Asamblea.
Es importante destacar que el proceso de reforma constitucional no ha concluido. Una vez que el proyecto ha sido aprobado de forma unánime por los diputados se abre un proceso de «consulta popular», que se extenderá desde el 13 de agosto hasta el 15 de noviembre, tras lo cual el texto volverá a la Asamblea Nacional. Los activistas LGTB cubanos ya temían desde el inicio que durante este proceso se manifestasen con fuerza los grupos de presión homófobos. Las iglesias evangélicas, cuya penetración entre la población también se está produciendo en Cuba, fueron las primeras en reaccionar. La Liga Evangélica de Cuba, la Convención Bautista de Occidente, la Convención Bautista de Oriente, la Iglesia Metodista en Cuba y la Iglesia Evangélica Asamblea de Dios acordaron hace semanas una declaración conjunta contra el matrimonio igualitario en la que argumentan que la «ideología de género» no tiene relación alguna con la cultura cubana, «ni con los líderes históricos de la Revolución», ni con otros países comunistas como «la antigua Unión Soviética, China, Vietnam y menos aún Corea del Norte».
Ahora es la Iglesia católica, principal grupo religioso de la isla, la que se manifiesta en contra a través de una carta firmada el 29 de agosto por su principal mandatario, Dionisio Gómez, arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia de Obispos. El texto, en su primera parte, no arroja sorpresas: utiliza argumentos ya muy conocidos, como la supuesta «complementariedad» de hombre y mujer como característica imprescindible del matrimonio. También que el matrimonio igualitario llevará a la adopción por parejas del mismo sexo, algo que «traería la consecuencia injusta de privar a estos niños, desde el mismo día de su nacimiento, de tener un padre o una madre». «Si actualmente constatamos que la ausencia del padre o de la madre en el hogar puede crear situaciones de inestabilidad en los hijos, esto se ampliará mucho más con el matrimonio entre dos personas del mismo sexo», argumenta falazmente. «Preocupa a los padres también que se modifique el contenido educativo en la escuela, ámbitos culturales y medios de comunicación para adaptarlo a esa nueva propuesta», añade el arzobispo.
Donde la Iglesia católica cubana introduce nuevas aportaciones, por así decirlo, es a la hora de presentar el matrimonio igualitario como una imposición de los países ricos a los países pobres, una forma de «colonialismo ideológico». El argumento no es nuevo, y de hecho ha sido ya muy utilizado por iglesias cristianas en África, pero en América Latina no había tenido hasta ahora tanto protagonismo. Dionisio Gómez apela así a la ideología, posiblemente en un intento de tocar la fibra sensible de los diputados cubanos, como ya intentaron los evangélicos. «¿De dónde surgen y nos llegan estas ideas tan ajenas a nuestra cultura? De países en los que existen grupos poderosos con gran capacidad económica y de influencias. Se valen del creciente proceso de globalización y tratan de influir para crear una cultura uniforme que acepte y adopte sus criterios descalificando a los de los otros. Es lo que entre nosotros a veces se ha llamado el ‘imperialismo cultural’. Han penetrado los organismos internacionales, de tal manera, que muchos de estos y gobiernos de países ricos influyen en países menos desarrollados necesitados de ayudas económicas, financiando en ellos a grupos afines a sus ideas y presionando a los gobiernos de los mismos hasta el punto de condicionar, en muchas ocasiones, la ayuda económica, para que apliquen políticas como estas. Es un nuevo colonialismo ideológico», asegura.
El arzobispo de Santiago asegura que si de lo que se trata es de «no dejar desvalidas» a las personas «que conviven y comparten sus bienes y no son un matrimonio», lo que se debe hacer es «buscar los medios legales que protejan a quienes se encuentren en esos casos, pero esto no debe tomarse como argumento para cambiar la definición de una institución de orden natural como es el matrimonio que ha resguardado la continuidad de la humanidad [sic]».
Seguiremos atentos al devenir de los acontecimientos.
No tienen vergüenza los curas, con Bergoglio a la cabeza.
Y las religiones no son imperialistas…. si hasta dictan lo que has de hacer en la intimidad… malditos bastardos.
Y los que están aquí dicen que es por culpa del comunismo. Lo suyo es la manipulación ideológica.