Fracaso rotundo del referéndum para prohibir constitucionalmente el matrimonio igualitario en Rumanía (ACTUALIZADA)
El referéndum para prohibir constitucionalmente el matrimonio igualitario en Rumanía no ha alcanzado el mínimo de participación necesario para ser efectivo. Solo un 20,41 % de los censados ha acudido a las urnas, frente al 30 % necesario, lo cual puede calificarse sin duda alguna como de enorme fracaso para los convocantes. Rumanía, pues, no se suma a la lista de países europeos donde el matrimonio entre personas del mismo sexo está expresamente prohibido en su Constitución, si bien la legislación ordinaria sí lo continúa impidiendo. (ACTUALIZACIÓN: después del escrutinio, el 91,56 % de los participantes votaron a favor de la prohibición constitucional del matrimonio igualitario y el 6,47 % lo hicieron en contra. Tras la suma de los votos de los emigrantes, el porcentaje de participación alcanzó el 21,10 %, si bien tan solo un 3,5 % de los rumanos residentes en otros países participaron en la consulta).
Casi diecinueve millones de ciudadanos rumanos habían sido convocados para votar en referéndum la prohibición constitucional del matrimonio entre personas del mismo sexo. Para que el resultado fuera vinculante, se necesitaba que participase al menos el 30 % de los censados. Sin embargo, y a pesar de la fuerte presión de los sectores más LGTBfobos —sobre todo la Iglesia ortodoxa— y el apoyo de la mayoría de los partidos políticos, la participación tan solo ha alcanzado el 20,41 %, por lo que, sea cual sea el resultado del escrutinio final, el texto constitucional no puede ser modificado. La legislación ordinaria sigue impidiendo el matrimonio igualitario en Rumanía, pero al menos su Constitución seguirá sin prohibirlo.
El proceso de la consulta lleva fraguándose desde julio de 2016, cuando el Tribunal Constitucional de Rumanía dio su visto bueno a la iniciativa popular de reforma de la carta magna para blindar la discriminación promovida por la Coalición por la Familia (un grupo de asociaciones respaldado por la Iglesia ortodoxa), que había reunido más de 3 millones de firmas. En mayo del año pasado se votó la propuesta en la Cámara de Diputados. El resultado allí fue de 232 votos a favor, 22 en contra y 13 abstenciones, un apoyo superior a los dos tercios que se necesitan para una reforma constitucional de este tipo.
Tras más de un año de recorrido legislativo, la iniciativa llegó al Senado, donde fue votada el pasado mes de septiembre. En la cámara alta también se superó la mayoría de dos tercios requerida: 107 votos a favor frente a 13 en contra y siete abstenciones. La única formación en oponerse fue la Unión Salvar Rumanía (USR), un partido anticorrupción de reciente fundación cuyo líder Dan Barna tachó la medida de maniobra de distracción frente a otros problemas más acuciantes.
Con el visto bueno del Senado, la propuesta homófoba tuvo vía libre para ser votada en referéndum. El objetivo era cambiar la redacción del artículo 48.1 de la Constitución rumana para sustituir en la definición del matrimonio la expresión «entre los esposos» por la excluyente de «entre un hombre y una mujer». Para que el resultado de la consulta popular fuera válido, debía participar al menos el 30 % del censo electoral y los votos favorables superar el 50 %. El plebiscito se ha celebrado en dos jornadas, el 6 y 7 de octubre. El primer día, la participación solo alcanzó el 5,72 %, mientras que en la segunda jornada se ha llegado solamente hasta el 20,41 % de participación definitiva.
Tras el resultado, el líder de la USR, Dan Barna, ha pedido la dimisión del Gobierno por «haber dilapidado cuarenta millones de euros en una fantasía». La promotora Coalición por la Familia ha reconocido el mal resultado, aunque se felicita por haber movilizado a casi cuatro millones de rumanos. Por su parte, las asociaciones en defensa de los derechos LGTB, que habían pedido el boicot al referéndum, se han congratulado de que la población se haya abstenido de manera tan clara, pero aún así reclaman que «la comunidad de gais, lesbianas, bisexuales y personas transgénero es parte de la población del país, y tiene muchas familias, que en este momento carecen totalmente de reconocimiento y protección legales. Es hora de que el estado rumano, a través de las autoridades competentes, garantice la igualdad de derechos y obligaciones para las parejas del mismo sexo».
ACTUALIZACIÓN
Tras el recuento de votos, el resultado ha sido el esperado. Hay que tener en cuenta que las asociaciones LGTB y los defensores de los derechos civiels habían promovido el boicot a la consulta y no el voto negativo, por lo que la inmensa mayoría de los participantes han votado favorablemente a la propuesta discriminatoria. Estos son los resultados:
- Censo electoral: 18.260.281.
- Votos emitidos: 3.857.308 (21,10 % del censo).
- Favorables a la prohibición del matrimonio constitucional igualitario: 3.531.732 (91,56 %).
- Contrarios a la prohibición constitucional del matrimonio igualitario: 249.412 (6,47 %).
- Nulos: 76.111 (1,97 %).
En este total se han sumado también los votos emitidos por los emigrantes, por lo que la participación final ha ascendido al 21,10 %. Según datos de 2017, el número de rumanos que han emigrado a otros países es de 3.578.504 y de ellos tan solo han votado en este referéndum 126.239 (poco más del 3,5 %), lo que demuestra el nulo interés en la consulta por parte de los rumanos migrantes. Otro dato reseñable es que solo en una de las circunscripciones electorales se ha alcanzado el 30 % de participación (Suceava, donde votó el 30,67 %).
La situación de las parejas del mismo sexo en Rumanía
Todo este proceso de reforma de la Constitución para blindar el matrimonio excluyente se ha desarrollado parcialmente de forma paralela a la batalla legal de la pareja formada por Adrian Coman, un ciudadano rumano, y Robert Hamilton, estadounidense, que contrajeron matrimonio en Bélgica. Posteriormente presentaron un recurso de inconstitucionalidad contra el Código Civil rumano por violar la libertad de circulación de personas dentro de la Unión Europea al impedir el reconocimiento de su matrimonio. Al no estar legalmente casados en Rumanía, Hamilton no puede permanecer más de tres meses seguidos en el país. Tras varios aplazamientos, el Tribunal Constitucional anunciaba en diciembre del año pasado que consultaría con el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para recabar su opinión antes de pronunciar un veredicto.
La justicia europea sentenció a favor de la pareja (y de todos los casos similares) y el Constitucional rumano adoptó el fallo, según el cual el concepto de «cónyuge», en el sentido de las disposiciones del Derecho de la Unión Europea en materia de libertad de residencia de sus ciudadanos y de los miembros de sus familias, incluye a los cónyuges del mismo sexo, con independencia de que los estados permitan o no el matrimonio igualitario y de que el cónyuge no sea comunitario.
Posteriormente, el alto tribunal rumano dio a conocer los considerandos de su decisión. Los jueces se remitían a la sentencia europea y la interpretaban de acuerdo con legislación rumana. Concretamente, establecen que las parejas del mismo sexo tienen derecho a la protección de la vida privada y familiar que consagra el artículo 26.1 de la Constitución rumana:
Las autoridades públicas respetarán y protegerán la vida íntima, familiar y privada.
El Constitucional consideraba que este artículo debía interpretarse en un sentido inclusivo con las personas LGTB. Aún más, afirmaba que las parejas del mismo sexo «tienen derecho, con el tiempo y de acuerdo con la ley, a disfrutar de un reconocimiento legal y jurídico de sus derechos y obligaciones». Las derivaciones legales de esta formulación no están claras, porque el alto tribunal no ha ordenado el reconocimiento inmediato de las parejas del mismo sexo, sino que deja la regulación en manos del legislativo. La traslación del mandato de igualdad, por tanto, puede durar aún mucho tiempo, si es que se llega a producir.
Expertos legales citados por la web queer.de opinan que el fallo solo obliga a las autoridades a reconocer a las parejas del mismo sexo los mismos derechos y obligaciones que a las parejas de distinto sexo no casadas. Es decir, casi ninguno en la actualidad, ya que Rumanía carece de una ley de uniones civiles. La mención a un «reconocimiento legal y jurídico» de las parejas del mismo sexo podría abrir, sin embargo, el debate legislativo y social sobre esta vía.
El matrimonio igualitario en Europa
Las parejas del mismo sexo pueden contraer matrimonio en 16 países europeos (entre paréntesis, el año de entrada en vigor de las respectivas normativas):
Holanda (2001), Bélgica (2003), España (2005), Noruega (2009), Suecia (2009), Portugal (2010), Islandia (2010), Dinamarca (2012), Francia (2013), Reino Unido (2014 en Inglaterra, Gales y Escocia, sin que exista legislación igualitaria en Irlanda del Norte), Luxemburgo (2015), Irlanda (2015), Finlandia (2017), Alemania (2017), Malta (2017) y Austria (2019).
Por otra parte, existen 13 países europeos cuyas respectivas constituciones prohíben expresamente el matrimonio igualitario (entre paréntesis, el año en que entró en vigor la prohibición constitucional):
Bulgaria (1991), Lituania (1992), Bielorrusia (1994), Moldavia (1994), Ucrania (1996), Polonia (1997), Letonia (2006), Serbia (2006), Montenegro (2007), Hungría (2012), Croacia (2013), Eslovaquia (2014) y Armenia (2015).
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Acerca del Author
Calibán
...así que despierto y lloro por seguir soñando.
Mi marido y yo somos un caso similar en Eslovaquia, donde vivimos 4 años.
Yo soy español casado con un Mexicano en Madrid. Nos mudamos a Bratislava, capital de un país donde el matrimonio gay está prohibido. No obstante presentamos todos los papeles ante la policía para el registro y la tarjeta de residencia (si, incluso los comunitarios necesitan una, aunque no lo sepan y crean que no la necesitan) y nos aceptaron el estatus de Matrimonio.
De hecho la propia embajada de España nos dijo que legalmente hablando fuimos la primera pareja gay casada del país. Hasta nos propusieron darle realizar un evento ante la prensa, que rechazamos por que es un país bastante homófobo y no queríamos problemas.
El caso es que afortunadamente existe una ley europea que nos protege y fuerza a los estados ser permisivos. En cualquier caso ninguna constitución de ningún país puede ir en contra de la legislación europea. Por tanto, por mucho que su constitución no lo permita, no pueden negarse a ello.
En Eslovaquia pasó igual, no se llegó al mínimo requerido para que el referéndum fuese válido, aunque ya los políticos se habían adelantado para prohibir el derecho al matrimonio a parejas del mismo sexo. A ver si empiezan a darse cuenta los dirigentes de estos países del Este que azúcares homofobia tampoco es tan efectivo para dejar la atención de sus problemas.
Ojalá pudiese pensar que esto es un síntoma de aceptación. Lamentablemente, sospecho que la misma indiferencia que la población ha demostrado a la hora de prohibir, sería la que veíamos a la hora de normalizar.
Fue mejor que en Croacia en 2013, ahí votaron menos del 40% y fue considerado válido.
De todos modos la indiferencia con el tiempo se tranforma más rápido en aceptación que el rechazo.
Mucha fuerza a los compañeros y compañeras de Europa del Este. Tarde o temprano va llegar el matrimonio gay. Les escribo desde Uruguay.