Bob Pop: «No tengo muchos principios, pero los que hay son bastante inamovibles»
Roberto Enríquez ‘Bob Pop’ es periodista y escritor. Crítico de televisión y de cultura pop, ama el sarcasmo. Trabaja como subdirector del programa Late Motiv, de Andreu Buenafuente, y está felizmente casado. En su libro ‘Un miércoles de enero’ sostiene, entre otras cosas, que la prensa española es toda de derechas. Siempre tiene algo entre manos: «El año que viene seguramente haré un monólogo teatral », comenta.
Los voyeur de lengua viperina, ¿nacen o se hacen?
Se hacen, con mucho esfuerzo.
¿Por puritita necesidad?
Por necesidad, y luego se va convirtiendo en un placer, en una adicción. Es como hacer gimnasia, que al final sueltas dopamina.
¿Sus principios son más o menos inamovibles que los de Groucho Marx?
No lo sé, hasta que no los pongo a prueba. No tengo muchos, pero los que hay son bastante inamovibles. La lealtad, la solidaridad y otras cosas que son muy aburridas y han pasado de moda, pero que para mí son muy importantes.
¿A qué se dedica un crítico de cultura pop?
A mirar, a pensar y a entender el mundo que me rodea.
Acabó hasta las narices de su trabajo como crítico de televisión. ¿Le pagaban bien al menos?
No me podía quejar. Pero, para lo que hacía, ¡eso no estaba pagado!
¿Afirma que las revistas del corazón contienen mucha ideología reaccionaria porque nunca le dejaron currar en Hola?
Curré dos años en Lecturas y me dio de comer. Lo digo porque las revistas del corazón se dedican a apuntalar un sistema corrupto, clasista, sexista, homófobo y neoconservador. Lo hacen de una manera aparentemente inocente y solo por entretenimiento, pero no hay nada que sea solo entretenimiento.
Asegura que tener coche es un gesto de militancia de izquierdas. ¿Los fachas viajan en monopatín ahora?
No, yo camino. Y cuando no puedo, cojo el transporte público. Y por público entiendo metro, autobús y taxi.
Y que España es toda de derechas. ¿En qué lo nota?
España tiene un punto muy rancio. Somos muy dados al poder establecido, muy de apostar por el caballo ganador. Y, aquí, el ganador era un señor muy de derechas que era Franco. España es como Abba: ‘the winner takes it all’. Y aquí ‘the winner’ fue el franquismo.
«Yo he follado mucho por buena educación». ¿Tiene complejo de misionera?
Solo de muchacho bien de educado. Al final, muchas veces, la buena educación es lo único que te queda.
Compró todas las cabeceras que había en un kiosco para analizar titulares. ¿Qué otras parafilias padece?
Ninguna que te vaya a contar aquí [se ríe]. No muchas. Tengo parafilias pasajeras. Me encandilo con algo, me encapricho como un niño chico, pero luego se me pasa rápidamente. Nada que necesite preocupación.
Siempre pone a Buenafuente por las nubes. ¿No se pone celosillo su marido?
No, mi marido también le quiere mucho. Entiende que Buenafuente es un amigo y un maestro.
¿En qué folclórica se reencarnaría si pudiera?
Obviamente en Lola Flores. Pero claro, Lola es mucho más que una folclórica.