Vuelven las redadas contra las personas LGTB en Azerbaiyán
Las autoridades de Azerbaiyán vuelven a poner a la comunidad LGTB en el punto de mira. Activistas locales han denunciado la detención de hasta catorce personas, acusadas de ejercer trabajos sexuales. Los policías usaron la trampa de hacerse pasar por clientes para arrestarlas. Algunas de ellas fueron sometidas a pruebas forzosas de detección del VIH. En un proceso administrativo sin tutela judicial, los acusados se enfrentaron a multas y penas de hasta treinta días de cárcel. Tras la intervención del tribunal de apelaciones de Bakú, todos han sido liberados. Los sucesos recuerdan a las redadas practicadas en 2017 en la república caucásica.
Los hechos comenzaron el pasado lunes 1 de abril y a partir de los días siguientes se han ido conociendo los detalles que han podido facilitar los activistas locales y organizaciones como ILGA Europa. Las cifras varían según la fuente, pero la web azerí Minority habla de unos catorce detenidos, que fueron trasladados a dependencias policiales. En varios de los casos, las víctimas acudieron a hoteles de Bakú donde creían haber concertado una cita para ofrecer sus servicios sexuales. Se trataba de una trampa de la policía, que las arrestaron al llegar. Otras fueron detenidas en sus hogares. El trabajo sexual es ilegal en Azerbaiyán, pero los activistas denuncian que las personas LGTB son las principales víctimas de la persecución.
Los detenidos fueron sometidos a reconocimientos médicos forzosos, incluidas pruebas de detección del VIH. Algunos fueron acusados de «vandalismo menor», castigado con multas de acuerdo con el artículo 510 del Código de Infracciones Administrativas. Otros se enfrentaron a penas de prisión de hasta 30 días por desobediencia a la autoridad, tipificada en el artículo 535.1 del mismo texto. Al tratarse de un proceso administrativo, los arrestados no tuvieron derecho en un principio a la asistencia letrada.
La noticia de las detenciones ha devuelto al punto de mira la situación de la comunidad LGTB en Azerbaiyán. Un portavoz del departamento de Estado norteamericano expresó el jueves la «profunda preocupación» del Gobierno estadounidense por los hechos e instó a las autoridades azeríes a «cumplir con sus compromisos en materia de derechos humanos». Tras unos días de incertidumbre, el pasado viernes el tribunal de apelaciones de Bakú escuchó las alegaciones de los detenidos y decretó su puesta en libertad.
LGTBfobia de Estado en Azerbaiyán
Aunque las relaciones homosexuales fueron despenalizadas en el año 2000, con la misma edad de consentimiento que la de las relaciones heterosexuales, la comunidad LGTB de Azerbaiyán sigue estando sometida a la LGTBfobia social y de Estado. El informe anual de ILGA Europa hecho público en mayo del año pasado situaba el país como el peor de Europa para las personas LGTB. En 2017 se producía el arresto de al menos 50 personas, justificado por el ministerio del Interior y la Fiscalía General como una medida para evitar la propagación del VIH.
La difícil situación de la comunidad ya había sido objeto de la atención internacional con anterioridad. El Parlamento Europeo aprobaba en 2015 una resolución mediante la cual, entre otros puntos, pedía «al Gobierno de Azerbaiyán que deje de oprimir e intimidar a los defensores de los derechos humanos que trabajan por los derechos de las personas LGBTI». En este sentido, la Eurocámara condenaba «enérgicamente los discursos de odio, procedentes de los más altos niveles políticos, contra las personas LGBTI».
Las personas LGTB no solo se enfrentan a la persecución del Estado, sino con frecuencia a su propio entorno social. En 2014 nos hacíamos eco del caso de un joven de 18 años al que sus propios padres le rociaron con gasolina y le amenazaron con prenderle fuego al revelarles su homosexualidad. Afortunadamente, el joven logró escapar con vida. Dos años antes habíamos recogido las declaraciones del activista local Yadigyar Sadykov, que afirmaba que «si una familia decidiera matar a un pariente homosexual, la mayoría de la gente lo aprobaría (…) Nunca he encontrado una persona abiertamente homosexual aquí». Por este difícil marco social, son pocas las personas que se atreven a visibilizarse como LGTB en Azerbaiyán, y muchas de ellas encuentran en el trabajo sexual su única forma de vida.