Cuba reprime su tradicional Conga contra la Homofobia y la Transfobia dejando tres detenidos tras el cambio de criterio oficial
El aparato estatal cubano optó este año por cancelar su desfile del Orgullo LGTBI impulsado por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX). Una decisión que se encontró con la respuesta popular, que articuló una Conga Alternativa que fue reprimida por las fuerzas de seguridad del Estado cubano.
La ya tradicional Conga contra la Homofobia y la Transfobia de Cuba, como se denomina en la isla a la marcha del Orgullo LGTBI, ha contado este año con un apellido: «Alternativa». Un apellido no poco controvertido en un sistema como el cubano, ya que al no contar con el apoyo explícito del partido único (el Partido Comunista de Cuba), este movimiento ha sido entendido como un desafío al poder. Un hecho que ha acabado con amenazas a los organizadores y una marcha corta y que ha derivado en encontronazos con la policía y tres activistas detenidos.
Pero ¿por qué se ha dado este cambio de criterio con respecto a la Conga? De ser un elemento que ponía a Cuba en el mapa de países de América Central y Caribe con mínimos gestos positivos hacia la comunidad LGTBI, se ha pasado a una nueva manera de escenificar la represión a cualquier manifestación al margen del poder. En los últimos años, de hecho, la marcha había recibido el impulso del oficialismo cubano a través del CENESEX, dirigido por Mariela Castro, hija del expresidente Raúl Castro y sobrina de Fidel Castro, líder de la Revolución cubana y presidente durante 32 años. La apertura social e institucional que lideró la sobrina del comandante le valieron tanto a ella como al régimen cubano elogios a nivel internacional. Una apertura que suponía también una renovación del Partido Comunista de Cuba, una fuerza política que previamente había perseguido la diversidad sexual y de género. Se impulsó, por ejemplo, la cirugía de reasignación de sexo a cargo del estado, y derechos como el matrimonio igualitario han estado muy cerca de aprobarse. Sin embargo, las ilusiones de los movimientos sociales y las personas LGTBI de la isla se han truncado hasta límites difícilmente sospechables en tan poco tiempo.
Todo comenzó con la ilusionante propuesta de incluir el matrimonio igualitario en la redacción de la nueva Constitución cubana. Un texto que fue aprobado por unanimidad en la Asamblea Nacional de Cuba, pero que solo supuso un borrador que fue modificándose con el tiempo. El texto fue sometido a un proceso de «consulta popular» y la presión de los grupos religiosos consiguió que finalmente se excluyera este derecho en la nueva Constitución. Estos grupos religiosos, cada vez más influyentes entre la sociedad cubana, amenazaron con llamar a la desmovilización de sus fieles en la votación que refrendaría el texto constitucional. Un riesgo que el Partido Comunista de Cuba no estuvo dispuesto a correr, ya que una baja participación en esta votación comprometería su imagen y podría ser usado por otras potencias como un símbolo de la desafección del pueblo cubano al régimen después de 60 años del inicio de la Revolución. Finalmente, la nueva Constitución fue aprobada sin referencias explícitas al colectivo LGTB.
Este triunfo de las iglesias católica y evangélicas de la isla (entendido también como un triunfo del catolicismo y el evangelismo a nivel global) ha supuesto un indudable giro en los gestos y decisiones políticas que se están dando en Cuba. Uno de esos gestos se ha producido con la cancelación por parte del CENSEX de la Conga contra la Homofobia y la Transfobia de este año. La directora del organismo alegó que este año existían «circunstancias que no ayudan a su desarrollo exitoso» por la «actual coyuntura» del país. Tras la oposición encontrada desde grupos de activistas LGTBI, las razones por la cancelación del evento aumentaron de nivel hasta que desde el CENESEX se indicó que la marcha podría ser «utilizada por fuerzas extranjeras» en contra del régimen cubano. Una posición, en definitiva, que recuerda a la de gobiernos teóricamente en las antípodas ideológicas del cubano, como el de Donald Trump en Estados Unidos o el de Jair Bolsonaro en Brasil, que atacan a los derechos LGTBI para satisfacer a sus soportes evangelistas y católicos.
Y es que es un gesto que ni siquiera muchos dentro de las filas del oficialismo entienden, según indica la web diariodecuba.com. De hecho, Mariela Castro ha cambiado su discurso de manera radical al definir la marcha de este año como «un show convocado desde Miami y Matanzas, respaldado por funcionarios de la embajada de Estados Unidos y cubierto por la prensa extranjera». A la directora del CENESEX no parece haberle bastado con que algunos manifestantes de la Conga Alternativa portaran banderas antiimperialistas (la bandera estadounidense invertida) mezcladas con los colores del arcoíris, ya que finalmente los ha incluido a todos en una estrategia del ejecutivo de Trump, entre otros.
Un ejemplo más del giro en las relaciones del estado cubano con sus movimientos LGTBI que habrá que seguir vigilando y que no augura nada bueno para el futuro del colectivo tras unos años de tregua y casi idilio.