En français: crítica de «Génesis» y «Al agua gambas»
En muy poco tiempo, el francés se ha convertido en la gran lengua del cine LGTB. No es casualidad: ya en 1978 Vicios pequeños, de Edouard Molinaro, se convirtió en la película de habla no inglesa más taquillera de todos los tiempos, inspirando además a Hollywood para arriesgar en el área gay como nunca antes lo había hecho. Hoy llegan a las salas españolas dos joyitas en français: la canadiense Génesis y la francesa Al agua gambas.
Con Génesis (Genèse, 2018), el quebequés Philippe Lesage vuelve a enfrentarse a sus propios demonios, recuperando al protagonista de Los demonios (2015) en lo que supone un peculiar tríptico que comienza entrelazando las vivencias de dos hermanos adolescentes, un chico homosexual (sin duda, el mejor personaje de la cinta, gracias al gran trabajo de Théodore Pellerin) y una chica heterosexual (Noée Abita), ambos perdidos en la existencia, y concluye en un campamento de verano con ese personaje al que de alguna forma ya conocemos (Édouard Tremblay-Grenier), alter ego además del realizador. Estamos ante una cruda pero sensible mirada a la adolescencia a través de tres personajes tan bien construidos como interpretados que invita a reflexionar sobre algo que puede ser maravilloso pero también verdaderamente terrorífico: el despertar sexual. Dentro de la delicada puesta en escena sobresale el excelente uso de la música, incluyendo composiciones del propio Lesage.
Diametralmente opuesta en temática y tono, Al agua gambas (Les crevettes pailletées, 2019) sigue las andanzas de un equipo de waterpolo LGTB donde cada personaje es un mundo y un icono del colectivo, desde el sexy entrenador heterosexual forzado a abrir la mente hasta la despampanante mujer trans capaz siempre de poner su mejor sonrisa pese a su duro pasado, pasando por el madurito amargado que sólo necesita que alguien le mire o el jovencito inexperto deseoso de comerse el mundo. Son arquetipos, sí, pero muy reales, y en conjunto ofrecen una divertidísima road movie donde lo políticamente correcto no tiene cabida. Maxime Govare y Cédric Le Gallo codirigen con estilo y complicidad la típica película que sólo parecen hacer bien los franceses, ayudados en gran medida en un reparto excelente que recupera además a Geoffrey Couët, a quien descubrimos en la sorprendente Theo y Hugo, Paris 5:59 (2015) [crítica]. Idónea para estas desenfadadas fechas.
Génesis y Al agua gambas tienen poco que ver más allá de su lengua y su temática gay, empezando por el hecho de que la primera es harto dramática y la segunda simpática de inicio a fin, pero ambas llegan al corazón con sus honestos planteamientos y sus sencillos pero potentes personajes. Bien merecen una visita a las salas para escapar del calor.
AL AGUA GAMBAS
Más broma que acercamiento
Tal vez quiso ser una denuncia contra los homófobos o una reflexión social sobre una muestra social. Desde luego sin compromiso y sin rebajarse a la pérdida de la dignidad personal por parte de los desatinos de las fiestas del mal llamado orgullo gay. Recordemos que la LGBTI recoge lesbianismo, gay, bisexuales, transexuales o transgénero e intersexuales Y aceptemos que la tolerancia que se ha conseguido tiene límites en el buen gusto y que la homofobia es más sensitiva que racional.
La ambientación francesa puede ser de los ochenta o noventa pero aquí resulta actual (¿) aunque le sobran puntos de grosería, obscenidades y lugares comunes. Pero la película no llega a ser una muestra de confrontación. Visión tópica, chabacana, chistes trillados, expresiones impropias. No contrasta estilos de vida, busca gags para el gran público. Se queda en una inofensiva superficialidad para hacer unas risas. Clichés, pero entretiene.
Tal vez la primera culpa se encuentra en los medios. Informan con morbo. Luego en los juicios mediáticos… Y en la comodidad de todos: aunque no se sienta se deja llevar uno por la corriente. Y como en la película se muestra, nos olvidamos del citius, altius, fortius.
No es nuevo que la afinidad: los problemas, las alegrías, los sentimientos, hace amigos. También entre los gay. Que las bromas del vestuario gay no son igual que entre los heterosexuales. Que gustan más de los bailes, fiestas, disfraces; que las relaciones son distintas; que importa más la coreografía y el jolgorio que el objetivo de ganar. Ya visto y escuchado.
La motivación del equipo es estar juntos y eso no se aprecia sino que más bien aburre en la forma de mostrarlo en la película. También se insiste en la poca importancia que se da por su parte a la apariencia o al qué dirán. Y en la ligereza de actuaciones que presenta cierta irresponsabilidad… Son consideraciones que surgen en esta comedia dramática o drama cómico, y todas ellas dentro de un cierto nacionalismo francés y su visión de la raza, el origen cultural, la religión, el sexo, el deseo de eliminar las desigualdades que choca con la franqueza y naturalidad frente a la postura de aquí que políticamente fuerza a decir otra cosa. No descubre nada nuevo, se mueve dentro del tópico. Consigue alguna sonrisa forzada.