El cine LGTB del 67º Festival de San Sebastián: críticas de «Monos», «Temblores», «De nuevo otra vez», «Retrato de una mujer en llamas», «El príncipe», «Ema», «Vendrá la muerte y tendrá tus ojos» y «Beyond the Horizon»
Como ya es habitual, el Zinemaldia ha ofrecido una apetitosa selección de títulos de interés LGTB, si bien este año he hecho poco caso al premio Sebastiane (destinado al mejor filme LGTB del concurso) porque no sólo contaba con aspirantes de escasa presencia LGTB (La trinchera infinita), algunas incluso con toques LGTBófobos (nada tengo que decir de Patrick), sino que marginaba a mi gran favorita: Ema (ojo: no es responsabilidad de quienes otorgan el premio, sino del certamen). Os dejo con mi comentario de ocho harto interesantes películas LGTB presentadas en el 67º Festival de Cine de San Sebastián. Curiosamente, seis de ellas son latinoamericanas, tres de las cuales son concretamente chilenas.
En una montaña lejana, ocho niños con armas vigilan a un rehén y a una vaca lechera secuestrada. Esa es la extraña propuesta de Monos, la apuesta colombiana para el Oscar y el Goya este año, así como la rara receptora del Sebastiane a mejor cinta LGTB del Zinemaldia. Alejandro Landes, que ya presentó en este festival la sórdida Porfirio (2011), retrata una comunidad no binaria donde todos los miembros actúan, sienten y aman tal y como les viene en gana, beneficiándose de crecer alejados de los prejuicios de la sociedad supuestamente civilizada. Son salvajes, para bien y para mal. No están sin embargo por ello el egoísmo y la crueldad por completo erradicados, lo que dice poco del ser humano como individuo, si bien es cierto que un ambiente tan deliberadamente violento está evidentemente lejos de ser ideal. La fotografía de Jasper Wolf y la música de Mica Levi conforman una atmósfera hipnótica que envuelve a la perfección la ambigua narrativa.
Temblores fue uno de los dos títulos presentados por el guatemalteco Jayro Bustamante este año en el festival, siendo el otro La llorona. Hasta ahora, el realizador sólo nos había ofrecido la maravillosa Ixcanul (2015), pero nos bastaba para intuir su talento, el cual queda ahora confirmado. La cinta que nos ocupa se hizo con el Sebastiane Latino por retratar el horror atravesado por un padre de familia (Juan Pablo Olyslager) que decide salir del armario antes de que sea tarde, abrazando así el amor romántico por primera vez pero poniendo a sus conservadores familiares entre la espada y la pared. La escena inicial nos sume en ese terrible angustia, esas ganas de sumirse por una de las fisuras del mundo para no afrontar los problemas, preparándonos para una experiencia crudísima pero también esperanzadora. Y lo mejor es que no se emiten juicios de valor contra ninguno de los personajes: es la sociedad como conjunto la que recibe un toque de atención.
De todas las joyitas latinas de este año, el prestigioso premio de la sección Horizontes Latinos fue a parar a la pequeña gran película De nuevo otra vez, ópera prima de Romina Paula, quien la escribe, dirige y protagoniza partiendo de sus propias experiencias. Romina (pues así se llama también el personaje) vuelve a la casa de su madre, tras haber sido ella misma madre con un hombre del que cada vez se siente más alejada. De alguna forma, trata de retomar su vida de soltera, de comenzar otra vez, pero para bien o para mal eso ya es imposible. Haciendo filosofía de lo mundano, sin pretenciosidad alguna, este drama aborda la crisis existencial con personalidad y sinceridad, convirtiéndose en un viaje distinto para cada espectador. Sin ser protagonista, la realidad LGTB está abordada con la perfecta naturalidad que el siglo XXI requiere.
Con Retrato de una mujer en llamas (Portrait de la jeune fille en feu), Céline Sciamma se confirma como una de las creadoras de cine LGTB más interesantes del momento: en Lirios de agua (2007), retrató el despertar sexual de dos chicas adolescentes; en Tomboy (2011) ofreció uno de los retratos de la transexualidad infantil más importantes jamás creados y aquí cuenta una hermosa historia de amor prohibido frente al mar, pictóricamente escenificada a través de una puesta en escena prodigiosa. Noémie Merlant debe pintar el retrato de bodas de Adèle Haenel, pero ¿cómo y por qué hacerlo cuando son ellas quienes están enamoradas? Los juegos de miradas son casi tan deliciosas como los parajes naturales, al tiempo símbolo de libertad y confinación, de esperanza y sacrificio. Una obra de arte que se hizo con el insuficiente reconocimiento a mejor guion en Cannes.
Presentada en el muy reciente Festival de Venecia, donde se fue inexplicablemente de vacío, Ema es la última joya del chileno Pablo Larraín, quien mira así a la comunidad LGTB de un modo diametralmente opuesto al presentado en El club (2015): con filosofía, atrevimiento y frescura. La historia de un matrimonio que decide devolver al hijo que adoptaron es desarollada con máxima originalidad por un guion que huye de lo políticamente correcto y una realización que confirma que el reguetón también puede ser un arte. Todo es hipnótico, gracias tanto a las elaboradas coreografías como al gran trabajo de la debutante Mariana Di Giralomo y el ya icónico Gael García Bernal. Insólita e inolvidable.
Sebastián Muñoz y Juan Carlos Maldonado debutan respectivamente tras la cámara y delante de ella en El príncipe (2019), la historia de un joven hermoso y vanidoso que termina en la cárcel, donde encuentra contradictorio consuelo en los brazos de un hombre que ya parece ser experto en la vida y la muerte al que encarna el gran Alfredo Castro, a quien curiosamente vimos en papeles relativamente parecidos tanto en la mencionada El club como en Desde allá (Lorenzo Vigas, 2015). La realización y la interpretación del protagonista podrían ser más sutiles, pero, tratándose de debuts, lo perdonaremos por ahora: aun así, la película atrapa desde el principio, sumiéndonos en un universo angustioso donde las relaciones masculinas alcanzan una dimensión aún poco explorada por el cine.
Pocas películas han revolucionado tanto la Sección Oficial este año como Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, donde Amparo Noguera y Julieta Figueroa conforman una pareja que se enfrenta a la enfermedad de una de ellas, historia narrada de forma nada convencional por el chileno José Luis Torres Leiva a través de varias poesías visuales no siempre bien cohesionadas donde destaca un romance gay en el bosque con tintes de El ornitólogo (Joao Pedro Rodrigues, 2016). No es una película fácil, así que dependerá de cada espectador decidir enfrentarse o no a ella… y cómo hacerlo. En función de los ojos de cada uno, el resultado puede ser muy pero que muy distinto.
Por último, El horizonte (Le milieu de l’horizon) muestra cómo Clémence Poésy (Fleur Delacour en la saga Harry Potter) y la emblemática Laetitia Casta se enamoran en un apacible ambiente rural, bajo la atenta mirada de un niño en pleno proceso de autodescubrimiento. La suiza Delphine Lehericey, que debutó con Puppylove (2013), ofrece una obra quizá demasiado sencilla pero innegablemente correcta, delicada ambientada en el verano de 1976, cuando una fuerte sequía azotó Europa. Por cierto, pronto la tendremos en el LesGaiCineMad, certamen de cine LGTB madrileño al que volveré a dedicarme un año más.
El Zinemadia nos ha dejado varios títulos interesantes que antes o después deberían tener un hueco en la cartelera comercial. Por ahora, sólo dos de ellos tienen fecha confirmada: el 18 de octubre, Retrato de una mujer en llamas, y, ya en 2020, el 10 de enero, El príncipe. ¿Hay ganas?