La ultraderecha chilena vandaliza la sede del MOVILH mientras el activismo LGTBI celebraba la entrada en vigor de la ley de identidad de género
Desconocidos han perpetrado un ataque con tintes LGTBfóbicos y ultraderechistas en la fachada de la sede del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual de Chile (MOVILH), mientras el activismo se concentraba en el Registro Civil con motivo de la entrada en vigor de la ley de identidad de género. «Fletos», «sida», «tiramos el culo al aire» o «no a la ideología de género», son algunas de las burdas pintadas realizadas en la sede de la organización LGTBI más prominente de Chile. Esta es la cuarta vez que la sede del MOVILH es atacada desde 2014 a la fecha. «Condenamos este nuevo acto homotranfóbico que ocurrió en un momento que festejábamos en el Registro Civil la entrada en vigencia de la ley de Identidad de Genero», sostiene el portavoz Óscar Rementería.
«Este es un acto cobarde, insano y violento. Sus consignas, por si solas, demuestran odiosidad y peligrosidad. Lamentamos, que una vez más, las fuerzas policiales brillen por ausencia cuando ocurren actos vandálicos». Así define el portavoz del MOVILH Óscar Rementería el ataque LGTBfóbico que la organización ha recibido en su sede mientras sus componentes, junto a otros activistas, celebraban en el Registro Civil de Santiago la entrada en vigor de la Ley de Identidad de Género. En otro ataque anterior, ocurrido en 2018, los delincuentes robaron datos personales de los activistas de la organización, sin que hasta ahora la policía haya dado con los responsables. «Nuestro mensaje para quienes nos atacan es que jamás lograrán su cometido. Estos abusos fortalecen nuestra lucha, nos dan más fuerza para luchar contra las diversas formas de discriminación que afectan a lesbianas, gays, bi, trans e intersexuales en nuestro país», defiende el MOVILH.
Aún desde el desconocimiento de la autoría, el contenido de algunas frases de las pintadas delatan la ideología ultra de sus autores, especialmente al referirse al concepto de «ideología de género» –utilizado por los sectores más ortodoxos e intransigentes de las jerarquías evangéligas y católica, así como por los partidos políticos y organizaciones de extrema derecha–. Destaca también el enaltecimiento al autoproclamado «pastor» Soto, un fanático que ha utilizado los sentimientos religiosos para atacar reiteradamente a la comunidad LGTBI en lugares públicos, con el objeto de hacerse publicidad y conseguir notoriedad mediática. Lo cierto es que Javier Soto es un viejo conocido de esta página, donde hemos recogido algunas de sus infames actuaciones y declaraciones. Javier Soto fue condenado por sus agresiones contra el activista del MOVILH Rolando Jiménez, aunque su historial agresivo y homófobo es mucho más amplio: desde pisotear una bandera arcoíris –emblema del colectivo LGTBI internacional–, pasando por difamaciones contra el libro infantil inclusivo Nicolás tiene dos papás, hasta colarse en una comisión del Congreso para increpar a los diputados partidarios de ley de uniones civiles, abierta a parejas del mismo sexo.
La Ley de Identidad de Género entra en vigor
A pesar de todos los pesares –el ataque a la sede del MOVILH o un Gobierno encabezado por Sebastián Piñera hostil en líneas generales al avance de derechos del colectivo LGTBI–, la Ley de Identidad de Género ya está en vigor y se han registrado con éxito los primeros cambios en el registro. Paula Dinamarca y Alejandro Berríos han sido las primeras personas que en audiencia solicitaron el cambio registral de nombre y sexo social.
«Hoy es un día histórico para todas la población LGBTI y para todas las personas trans, pues se respetará algo tan básico como su identidad. Llamamos a todas las personasb trans a hacer uso de esta ley. Hoy lanzamos una campaña informativa que orienta sobre los contenidos de la Ley de Identidad de Género, además de dar cuenta de toda la historia de lucha a favor de esta legislación», ha expresado Óscar Rementería en calidad de portavoz del MOVILH. Una organización que, por cierto, también ha puesto en marcha una campaña informativa, que incluye la puesta en marcha de una página web.
La Ley de Identidad de Género fue promulgada en 2018, tras pasar por diversas modificaciones el proyecto de ley original. «Hubo que cambiar por completo el proyecto de ley que comenzó a tramitar el Congreso, el cual era muy deficiente, para que fuera útil. Fue un proceso arduo y difícil, que terminó hoy con sonrisas y emociones para muchas personas. Avanzamos un paso más en dignidad», explica Rementería.
La ley fue primero aprobada por el Senado, la cámara más conservadora, por 26 votos a favor y 14 en contra, aunque los senadores se cobraron por ello un alto precio: los menores de 14 años quedaban excluídos de la posibilidad de modificar legalmente su nombre y sexo legales. Hubo cuatro senadores –Andrés Allamand, Carmen Gloria Aravena, Carlos Bianchi y Rafael Prohens– que votaron a favor de la ley, pero se opusieron a que los menores de 14 años pudieran hacer uso de ella, impidiendo así que la alegría fuera completa al no alcanzarse el quórum necesario para incorporar a este grupo al cambio. La exclusión de los menores de 14 años contaba además con el apoyo del Gobierno de Sebastián Piñera. Su ministro de Justicia, Hernán Larraín, opinó que «esos niños y niñas no tienen la capacidad para decidir por sí mismos, por lo tanto, ese posible cambio de sexo registral habría sido hecho por otro, no por el niño». El prejuicio pudo en este caso más que la evidencia.
Aún así, el proyecto aprobado por el Senado supone un importante avance, que la Cámara de Diputados ratificaba después por 95 votos a favor y 46 en contra. Y aunque la Cámara de Diputados podría haber incluído a los menores de 14 años de edad en la ley, tampoco alcanzó el quórum necesario para ello –eran necesario 87 sufragios pero solo 73 diputados votaron a favor de reconocer la realidad de los niños y niñas trans–.