Condenado el autor de un asesinato homófobo en Montgat (Barcelona) veinte años después de suceder los hechos
Cristian A., un exmilitar colombiano y simpatizante neonazi que en marzo del año 2000 asesinó en Montgat (Barcelona) a Vitervo A. V., de 45 años, un ciudadano ecuatoriano que llevaba pocos meses trabajando en España, ha sido condenado a 15 años de prisión. En un primer momento se sospechó que la motivación del crimen había sido racista, aunque la investigación posterior reveló la naturaleza homófoba del crimen. El asesino no fue detenido hasta casi 18 años después. La memoria de Vitervo, otra víctima de la violencia homófoba en nuestro país, ha sido por fin recuperada.
El 14 de marzo del año 2000 el diario El País se hacía eco del asesinato de Vitervo, sin que por entonces la posible motivación homófoba apareciera ni siquiera mencionada en la noticia. El cadáver fue descubierto en el piso en el que la víctima cuidaba de un anciano discapacitado por el hijo de este último. Había sido apuñalado con saña y finalmente degollado. Sobre la pared, escrita con la sangre de la víctima, la frase «Hitler tenía razón» y las letras «K K K», siglas del Ku Klux Klan. Todo apuntaba al crimen racista, aunque el propio artículo de El País decía entonces que «hay otros indicios, que los investigadores se reservaron y no quisieron concretar para no dar pistas a los culpables, que pueden llevar a nuevas pistas para resolver el caso». Entre dichos indicios, que se conocieron después, el hecho de ser encontrado desnudo con una flor de plástico colocada en la oreja.
Durante años, sin embargo, nada más se supo. De hecho, la investigación permaneció atascada durante años. Es cierto que tres años después del asesinato, según narraba en 2018 El País, alguien llamó a una prima de la víctima y le hizo escuchar una grabación en la que parecía escucharse su voz suplicando por su vida. La Guardia Civil intervino el teléfono desde el que se hizo la llamada y obtuvo información sobre el tráfico de drogas, pero no pistas sobre el asesinato. No fue hasta 2016 cuando la jueza titular del Juzgado de Instrucción nº 1 de Badalona ordenó la reapertura del caso a los Mossos, que centraron la investigación en los contactos telefónicos de la víctima. Acabaron por localizar a Cristian A., nacido en Colombia (de hecho había regresado a su país), con antecedentes por agresión sexual. Agredía a sus víctimas cuando iban bebidas, y una de ellas denunció que la había grabado pidiendo clemencia. Un patrón que recordaba a lo sucedido con Vitervo. Más tarde comprobaron que desde la casa del anciano al que cuidaba la víctima se había hecho una llamada a un número de teléfono que salía en un anuncio de prensa local que les condujo a un domicilio en Vilafranca del Penedès en el que precisamente vivía por entonces este individuo, que estaba casado.
Los Mossos llegaron además a localizar a varias personas a las que al parecer el asesino les había contado lo que había hecho. Finalmente, pudieron reconstruir lo que sucedió aquel fatídico 8 de marzo. Vitervo quedó con su asesino, al que en efecto conoció a través de un anuncio de contactos. Era un exmilitar que había servido el Ejército colombiano, que también formó parte durante un tiempo del Ejército español, y que simpatizaba con el nazismo. Tras comer y beber en abundancia, Vitervo llevó a su asesino al domicilio del anciano al que cuidaba, y que en ese momento no se encontraba en la casa, con objeto de mantener relaciones sexuales. Allí se produjo el brutal asesinato.
El asesino fue detenido en septiembre de 2018 en Colombia, siendo posteriormente extraditado a España para el juicio, que ha tenido lugar a finales de enero en la Audiencia Provincial de Barcelona ante un jurado popular, y durante el cual Cristian A. ha reconocido los hechos. De acuerdo con la sentencia, conocida esta semana, Cristian A. apuñaló a Vitervo de manera «sorpresiva y rápida», después de que este se desnudara, movido «por el desprecio que le provocaba la orientación sexual de la víctima» y causándole «agonía» previa al fallecimiento. La sentencia subraya además que en el momento de los hechos Cristian A. «era simpatizante de las ideas derivadas del nazismo y del llamado supremacismo blanco, ambas corrientes ideológicas que justifican la violencia contra quienes defienden ideas contrarias». Gracias a su confesión, la defensa de Cristian A. ha logrado disminuir la pena de 20 años que solicitaban Fiscalía y acusación particular hasta los 15 años de prisión. Deberá abonar ademas sendas indemnizaciones de 45.000 y 25.000 euros, respectivamente, al hijo y a la hermana de la víctima.
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