¿Reivindicación o naturalización?: críticas de las obras de teatro «No más besos» y «Solterones 2»
A diferencia de la transexualidad, la bisexualidad, la intersexualidad, la pansexualidad y la asexualidad, la homosexualidad está ya muy presente en las artes, habiendo dos formas diametralmente opuestas de abordarla: desde la denuncia de la aún muy presente homofobia y desde la naturalidad que, en muchos ámbitos, ya parece haberse conseguido. Ambas son necesarias y cumplen funciones distintas. Ejemplo perfecto de ello son las dos obras de teatro a las que me dedico hoy, las cuales pueden, y deben, verse los viernes en el corazón de Madrid.
La tragicomedia No más besos entrelaza dos tiempos y espacios de corte opuesto: un apartamento donde dos mujeres se conocen y enamoran y una comisaría donde una de ellas debe dar parte de algo terrible que ha sucedido. El tema del tiempo pasado, divertídismo y luminoso, es el enamoramiento, mientras que el del triste presente es la homofobia, así como la necesidad de luchar contra los propios fantasmas, pero en ambos casos hay lugar tanto para la crítica de lo que somos como para la tan necesaria esperanza. Patricia Garó y Miriam Vázquez encarnan a dos personajes muy diferentes y creíbles y además tienen mucha química, con lo que es un verdadero placer verlas en acción. No son las únicas en escena: el reparto incluye a cuatro intérpretes más, todos ellos perfectos, Jorge San José, Rubén Riera, Ángeles Porras y Óscar Olmeda, quien ejerce además como director. Eso sí, debemos recordar que la emotiva obra fue originalmente escrita en inglés por Diana Son en los 90, con lo que se antoja algo lejana tanto espacial como temporalmente, si bien por desgracia la homofobia será un tema de viva actualidad durante mucho tiempo. Harto sensible, No más besos saca máximo partido a la muy acogedora y personal sala Lola Membrives del icónico Teatro Lara, donde puede verse, y vivirse, los viernes a las 18h00.
Entretanto, Solterones 2 es, como su nombre indica, la secuela de Solterones, pero puede disfrutarse perfectamente como obra independiente. Jonatan González vuelve a hacerse cargo de la dirección y Andrés Fernández y Manuel Toro retoman sus papeles de simpáticos solterones, gay y hetero respectivamente, pero Martín Escolar toma el relevo de Diego Klein como el tercer solterón en discordia, emulando la característica energía de aquel pero aportando su propio carisma. Producciones La Vaca Feliz presenta así una obra de humildísima factura técnica impulsada por un guion hilarante y tres actores estupendos que se ganan al espectador desde el primer momento con su chispa y la buena relación que parece unirlos más allá del texto. Sólo Fernández, que por cierto también es el dramaturgo, cuenta con un personaje gay, el cual además sirve eminentemente de nexo entre los otros dos (se echa en falta su propia subtrama), pero hay muchos, y muy divertidos, guiños a la amistad entre chicos de distintas sexualidades (sí, esa que en el patio del instituto parecía antaño imposible) y se respira homoerotismo a raudales, entre otras cosas porque los actores se pasan todo el tiempo en bañador, muy pero que muy cerca los uno de los otros. También están muy cerca del público, que, de sentarse en primera fila, se verá perfectamente sumergido en el relato. La tenéis los viernes a las 23h00 en la Sala AZarte, en pleno barrio de Chueca.
A diferencia de lo que se suele creer, ir al teatro puede ser muy barato y tanto No más besos como Solterones 2 son prueba de ello: por unos 10 € podéis disfrutar de un plan cultural, divertido, emotivo y, ante todo, diferente, ¿a qué estáis esperando?