Abel Azcona (artista): «Me considero más enfermo mental e hijo de puta que artista»
Abel Azcona nació en Madrid y tiene 31 años. Artista multidisciplinar, sus obras tienen un marcado cariz autobiográfico y la lió parda cuando decidió construir para una exposición la palabra ‘pederastia’ con hostias consagradas. Cree en la libertad de expresión plena y ha protagonizado varias polémicas a través de proyectos performativos como ese en el que devoraba, literalmente, un Corán. Actualmente, reside en Portugal como persona exiliada.
¿Cuándo fue la última vez que acudió a misa?
Hace tres años me tocó ir a un funeral, pero me quedé en la puerta y no entré. Así que durante el proyecto ‘Amén’, consistente en ir a 242 eucaristías, recoger la hostia consagrada y realizar después una instalación orgánica con todas ellas.
¿Reconoce que le pone como una moto eso de tocar las narices?
Sin no se entiende el arte como provocación, ya vamos mal de base. Yo tengo la suerte o la desgracia de que todos mis proyectos tengan una connotación política o religiosa, temas que tocan muchas veces la sensibilidad de unos colectivos que siempre reaccionan muy rápido hacia cualquier tipo de provocación.
La iglesia católica ha dicho que es usted Satanás en la Tierra. ¿Es de los que se ruborizan ante los piropos?
Yo siempre he dicho que me considero más enfermo mental e hijo de puta que artista, por mi propia historia personal. Yo ya nací como objeto político. Esas denominaciones surgen a raíz de una reacción. Una obra de arte busca reacciones del espectador, en este caso del espectador no deseado. Que ellos se vean llamados a participar de ella insultándome me parece algo muy positivo.
Siendo Lucifer, debo preguntarle si le pesan mucho los cuernos…
Llevo unas semanas escribiendo un ensayo sobre Pablo de Tarso y me interesa más su figura que esas otras que son un poco más ficticias y están construidas como algo más metafórico.
¿Dónde guarda la horqueta usted?
Cada obra tiene una experiencia personal y tiene unas reacciones. Mi visión es que el arte debe ser crítico, social y político. Y cada una de mis obras intenta poner la flecha, o en este caso la horqueta, en la diana. En este caso, me parece más importante denunciar la lacra que es la pederastia que todo lo que viene detrás, en las reacciones.
¿A quién ha arrastrado últimamente hacia sus propias tinieblas?
Siempre digo que el mayor acto de amor que mi madre hizo fue intentar abortarme tres veces. Al nacer de una madre que quiso abortar de ti, ya naces como objeto político y, de alguna forma, en una oscuridad. Yo he frenado los deseos homicidas de la oscuridad con los deseos creativos.
«Yo cuando más salido he estado siempre me he follado a gente de derechas». ¿Le daría cariño a Santiago Abascal?
Yo pasé por una infancia difícil, en una familia desestructurada y vinculada al abuso, el maltrato y la prostitución. Luego, fui adoptado a los siete años por una familia conservadora navarra y todas mis primeras experiencias vitales y sexuales han sido de corte conservador. También pienso que el arte debe ser una herramienta en la que se explore la sexualidad explícita. Y hablar de sexualidad explícita también es una forma directa de realizar un proceso de empoderamiento o de catarsis.
¿Sigue pensando que los de izquierdas son bastante malos folladores?
Los principios morales muchas veces difieren de las inquietudes sexuales y vitales. Eso se ve mucho en proyectos de temática sexual que realizo. Cuando los hago en Palencia, Valladolid o Pamplona, ciudades de corte conservador, la participación es siempre mayor, más directa y más activa. En cambio, cuando los sitios son más progresistas, la participación es mucho menos explícita o más respetuosa.
¿Por qué dice que España es un cuadro Goya mal pintado?
España es un cuadro, en general, a nivel político, artístico y social. Goya tiene fuerza y una potente imagen visual, pero también esa base estética, académica e ideológica del contubernio español que no corresponde a la calidad de un Goya.
¿La cuarentena le pone creativo?
Llevo años trabajando con proyectos en torno a la privación de libertad, por lo que todo esto no deja de ser una forma más de entender un proceso artístico. Al final, la creatividad es también una forma de sobrevivir.