La carrera presidencial estadounidense deja fuera a Pete Buttigieg, primer candidato abiertamente gay que consigue llegar a las primarias en el grupo de cabeza
Pete Buttigieg tiró la toalla. El primer aspirante a la presidencia estadounidense que siendo abiertamente gay había logrado llegar en el grupo de cabeza a la fase de primarias abandonó la carrera por la nominación tras obtener un mal resultado en Carolina del Sur. Antes, Buttigieg había ganado los caucus de Iowa (en número de delegados) y alcanzado la segunda posición en Nuevo Hampshire. Buttitieg, de perfil centrista, ha anunciado su apoyo a Joe Biden, gran triunfador del supermartes y que tras la retirada de Amy Klobuchar, Michael Bloomberg y Elizabeth Warren se alza como favorito frente a Bernie Sanders, el candidato de la izquierda del partido.
La campaña presidencial de Pete Buttigieg empezó a forjarse a principios de 2019, cuando el entonces alcalde de South Bend, Indiana, ponía en marcha un comité exploratorio como paso previo al lanzamiento de su campaña para la nominación demócrata. La precampaña de Buttigieg dio un salto cualitativo a partir de su participación en una conferencia de la CNN en Austin (Texas), el 11 de marzo del año pasado. En apenas 24 horas, el equipo del precandidato recaudó más de 600.000 dólares (533.000 euros) procedentes de 22.000 donantes. El 16 de marzo, la cifra de contribuyentes había superado los 65.000, el umbral para poder participar en los debates oficiales.
El 14 de abril de 2019, Buttigieg lanzó formalmente su campaña. Se unía así a otros 16 nombres con diferentes niveles de apoyo y se convirtió en el primer candidato abiertamente gay a unas primarias presidenciales demócratas: el entonces alcalde había revelado su orientación sexual en 2015 en un periódico local y contrajo matrimonio con su novio Chasten en junio de 2018. Buttigieg participó en los debates de candidatos demócratas y, como mencionamos arriba, es considerado un representante del ala centrista o «moderada» del partido, frente a las posiciones más claramente progresistas en materia económica y social de Bernie Sanders o Elizabeth Warren.
En las encuestas, Buttigieg nunca ha gozado de un apoyo abrumador. Su mejor momento fue a finales del año pasado, cuando los sondeos empezaron a darle opciones de victoria en los caucus de Iowa. Tras un recuento caótico, el candidato efectivamente ganó en número de delegados, aunque en voto popular lo superó Sanders. El senador por Vermont también ganó las primarias de Nuevo Hampshire, seguido de cerca por Buttigieg. En Nevada, el exalcalde quedó en tercer lugar, por detrás de Sanders y de Joe Biden, que empezaba a escalar posiciones tras tropezar en las dos primeras citas. La remontada de Biden se confirmó en las primarias de Carolina del Sur, que demostraron su fortaleza entre los votantes negros, precisamente una de las comunidades en las que menos entusiasmo despertaba el candidato gay. La rotunda victoria del exvicepresidente provocó la renuncia inicial de Buttigieg, a la que se sumaron posteriormente Amy Klobuchar y, ya tras el supermartes, Michael Bloomberg. Ambos anunciaron su apoyo a Biden. Elizabeth Warren también ha acabado por retirarse tras obtener unos resultados muy por debajo de sus expectativas en el supermartes, si bien la senadora por Massachusetts no se ha pronunciado de forma explícita sobre qué candidato de los dos que quedan en liza prefiere.
Abiertamente gay, aunque sin el respaldo mayoritario del colectivo LGTBI
La campaña de Buttigieg, al margen de otras consideraciones, ha sido un hito de visibilidad LGTBI que lo ha colocado en la diana de ataques como el de Rush Limbaugh. El locutor y comentarista político de referencia en la esfera mediática conservadora arremetía contra el entonces candidato en su programa de radio por no ocultar su homosexualidad. Limbaugh, que recientemente recibió de manos de Donald Trump la Medalla Presidencial de la Libertad, le recriminaba al precandidato demócrata que besara en público a su marido Chasten, dando a entender que era una imagen dañina para los niños. Unas homófobas declaraciones que Bernie Sanders, por ejemplo, calificaba de «escandalosas y ofensivas».
Aunque pueda parecer paradójico, la comunidad LGTBI no parecía entusiasmada con el candidato abiertamente gay: según una encuesta de finales de enero, este sector que representa el 12% del electorado demócrata se decantaría mayoritariamente por la candidatura de Sanders. El anuncio de su retirada, sin embargo, sí generó una oleada de apoyo al exalcalde en redes sociales con el hashtag #ThankYouPete. Li cierto es que la juventud de Buttigieg (tiene 38 años) permite presagiar que aún puede optar a altas responsabilidades en el futuro. Como se comentaba esta semana en redes sociales, Buttitieg podría todavía presentarse a las elecciones presidenciales en el año 2056 y ser más joven de lo que son ahora Biden y Sanders.